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22.11.06 

Articulos de Opinion 21-11-06

Una mujer condenada
Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Paz Gómez Moreno

Fuente: Amauta.info.br

Anna Politkovskaya, la galardonada periodista y escritora rusa, intrépida reportera de las guerras de Chechenia y muy crítica con la administración de Putin, fue asesinada en Moscú el fin de semana pasado (7 de octubre 2006). En un artículo hasta ahora inédito, la periodista explica por qué, a pesar de las amenazas de muerte recibidas, tenía que continuar escribiendo.

Soy una paria. Este es el resultado principal de mi trabajo como periodista a lo largo de la segunda guerra chechena y de la publicación en el extranjero de un cierto número de libros sobre la vida en Rusia y sobre la guerra chechena. No me invitan a las conferencias de prensa ni a las reuniones a las que asisten los dirigentes del Kremlin en Moscú, ya que, en caso contrario, podría sospecharse que los organizadores de las mismas albergan simpatías hacia mi persona. A pesar de ello, todos los altos dirigentes están dispuestos a contestar a mis preguntas cuando así lo necesito para la redacción de algún artículo o para una investigación -eso sí, lo hacen solamente en secreto, cuando nadie puede observarlos, al aire libre, en plazas, en casas secretas a las que llegamos a través de diversos caminos, como si fuésemos espías-.

A los dirigentes les gusta hablar conmigo. Les gusta poder facilitarme información. Me consultan y me cuentan lo que se cuece allí en lo alto. Pero sólo en secreto.

Y aunque una no se llega a acostumbrar, aprende a vivir con ello. Así es justamente como he tenido que trabajar a lo largo de la segunda guerra chechena. Al principio me escondía de las tropas federales rusas, aunque siempre estaba lista para contactar en secreto con ciertos individuos a través de intermediarios de confianza, para que nadie pudiera denunciar a mis informantes a los altos generales. Cuando Putin logró poner en marcha su plan de chechenización (poniendo en el poder a los chechenos "buenos", leales al Kremlin, para que acabasen con los chechenos "malos", opuestos al Kremlin), lo mismo pasó con las conversaciones con los dirigentes chechenos "buenos", a los que yo por supuesto conocía desde hacía tiempo y muchos de los cuales, antes de ser "buenos" dirigentes, me habían protegido en sus casas durante los meses más duros de la guerra. Ahora tan sólo podemos vernos en secreto porque yo soy una paria, una enemiga. Efectivamente, una enemiga incorregible y sin posibilidades de ser reeducada.

Estoy hablando completamente en serio. Hace algún tiempo, Vladislav Surkov, diputado jefe del gobierno presidencial, declaró que hay enemigos a los que se puede hacer entrar en razón, mientras que otros son enemigos incorregibles con los que no se puede hablar y que deberían ser barridos sin más de la arena política.

Así que están tratando de deshacerse de mí y de otros como yo.

El 5 de agosto de 2006 estaba de pie en medio de una multitud de mujeres en la placita central de Kurchaloy, un pueblo perdido de Chechenia. Llevaba puesto un pañuelo en la cabeza, siguiendo la usanza de muchas mujeres de mi edad en Chechenia. El pañuelo no me cubría la cabeza completamente, pero tampoco la dejaba al descubierto. Esto era fundamental si no quería que me identificasen, ya que en caso contrario cualquiera sabe lo que habría podido suceder.

A un lado de la multitud, los pantalones de chándal de un hombre pendían del gasoducto que se extiende de un extremo a otro de Kurchaloy. Estaban cubiertos de sangre. Ya habían quitado de en medio su cabeza para entonces, por lo que no la pude ver.

La noche del 27 al 28 de julio, unidades leales al prokremlista Ramzán Kadírov habían sorprendido a dos combatientes chechenos a las afueras de Kurchaloy. Capturaron a uno de ellos, Adam Badaev, y al otro, Hoj-Ahmed Dushaev, originario de Kurchaloy, lo mataron. Al amanecer unos 20 coches de la marca Zhiguli, ocupados por un sinfín de personas armadas, se dirigieron al centro del pueblo, deteniéndose en la comisaría del distrito. Tenían en su poder la cabeza de Dushaev. Dos de los hombres la colgaron del gasoducto, en el centro del pueblo, y debajo también colocaron los pantalones ensangrentados que yo estaba viendo entonces.

Los hombres armados pasaron las dos horas siguientes fotografiando la cabeza con sus teléfonos móviles.

Dejaron allí la cabeza 24 horas, después de lo cual las milicias la retiraron, aunque dejaron los pantalones. Algunos agentes de la oficina del Fiscal iniciaron la investigación de la escena del crimen, y algunas personas del pueblo escucharon como uno de los agentes preguntaba a un subordinado: "¿Han acabado ya de coserle la cabeza?".

Llevaron el cuerpo de Dushaev, con la cabeza ya cosida, al lugar del enfrentamiento y la fiscalía comenzó a examinar la escena del incidente según los procedimientos de investigación ordinarios.

Escribí acerca de ello en mi periódico, absteniéndome de hacer comentarios que fuesen más allá de relatar lo sucedido. Llegué a Chechenia exactamente al mismo tiempo que se publicó el artículo en el periódico. Las mujeres de la muchedumbre trataron de esconderme porque estaban seguras de que los secuaces de Kadírov me dispararían en el acto si se enteraban que estaba allí. Me recordaron que Kadírov había jurado públicamente asesinarme. En realidad, Kadírov dijo durante una reunión gubernamental que ya había tenido bastante y que Politkovskaya era una mujer condenada. Fueron miembros del gobierno quienes me pusieron al corriente de los hechos.

¿Por qué razón? ¿Por no escribir como Kadírov quería? "Cualquiera que no sea uno de los nuestros es un enemigo", afirmó Surkov, principal partidario de Ramzán Kadírov en el entorno de Putin.
Un viejo conocido, funcionario de alto rango de las fuerzas especiales de la milicia, me lo contó ese mismo día, "Ramzán me dijo: 'Es tan estúpida que no conoce el valor del dinero. Le ofrecí dinero pero no lo aceptó'". Nos vimos en secreto. Como él era "uno de los nuestros", no como yo, se vería en serias dificultades si nos sorprendían hablando. Cuando llegó la hora de marcharme se había hecho de noche y me rogó que me quedase en su seguro emplazamiento. Temía que me matasen.
"No debes irte", me dijo. "Ramzán está muy enfadado contigo".

Sin embargo decidí marcharme. Alguien me esperaba en Grozni y necesitábamos hablar durante la noche, también en secreto. Me ofreció llevarme allí en un coche de la milicia, pero me pareció aún más arriesgado, ya que así me convertiría en objetivo de los combatientes.

"¿Tienen al menos armas en la casa adonde te diriges?", continuó con preocupación. Durante la guerra he estado siempre en medio. Cuando alguien te amenaza sus enemigos te protegen, pero al día siguiente serán otros los que te amenacen.

¿Por qué me estoy extendiendo tanto? Simplemente con el fin de explicar que los chechenos temen por mi vida y esta actitud me emociona, ya que se preocupan por mí más que yo misma, y gracias a eso sobrevivo.

¿Por qué Ramzán ha jurado matarme? Una vez lo entrevisté y publiqué la entrevista tal y como fue, mostrando al completo la rematada estupidez, ignorancia e inclinaciones satánicas que lo caracterizan. Ramzán estaba seguro de que yo reescribiría íntegramente la entrevista y de que lo presentaría como una persona inteligente y honorable. Después de todo, así es como se comportan, hoy día, la mayor parte de los periodistas, los que están "de nuestro lado".

"¿Es esto razón suficiente para que alguien jure matarte?". La respuesta es tan sencilla como el sentido de la moralidad alentado por el mismo Putin. "No tenemos piedad con los enemigos del Reich". "Quien no está con nosotros está contra nosotros". "Los que están contra nosotros deben ser aniquilados".

"¿Qué mosca te ha picado con la dichosa cabeza?" me preguntó Vasiliy Panchenkov cuando regresé a Moscú. Es el director del departamento de prensa para las tropas del Ministerio del Interior, pero es un hombre decente. "¿No tienes nada mejor de lo que preocuparte?". Cuando le pedí su opinión sobre lo sucedido en Kurchaloy para nuestro periódico, su respuesta fue: "Olvídalo. Haz como si nunca hubiese ocurrido. ¡Te lo digo por tu propio bien!".

¿Pero cómo puedo olvidarlo si realmente sucedió?

Me repugna la dirección tomada por el Kremlin y elaborada por Surkov, que traza una línea divisoria entre los que están "de nuestro lado", los que "no están de nuestro lado" y lo que es más, los que están "del otro lado". Si un periodista está "de nuestro lado", él o ella ganará premios, será respetado y tal vez le propongan trabajar como diputado en la Duma [Cámara baja del Parlamento ruso].

Sin embargo, si un periodista "no está de nuestro lado", él o ella será considerado partidario de las democracias europeas, de los valores europeos y automáticamente pasará a ser un paria. Este es el destino de todos los que se oponen a nuestra "democracia soberana" o "democracia rusa tradicional". (Nadie sabe qué diantre se supone que es pero aún así juran lealtad: "¡Estamos a favor de la democracia soberana!").

Yo no soy lo que se dice un animal político, nunca me he afiliado a ningún partido político y considero que, en Rusia por lo menos, es un error que un periodista lo haga. Nunca he sentido ganas de ocupar un puesto en la Duma, aunque hubo años en los que tuve sus puertas abiertas.

Así que ¿cuál es el crimen por el que he merecido la etiqueta de no ser "una de los nuestros"? He informado de lo que he presenciado, eso es todo. He escrito y, con menor frecuencia, he hablado. Soy muy reacia a hacer comentarios, porque me recuerda demasiado a las opiniones impuestas durante mi infancia soviética y en mi juventud. En mi opinión, nuestros lectores son capaces de interpretar solitos lo que leen. Por eso el género con el que más trabajo es el reportaje, aunque a veces incluya en él, lo reconozco, mis propios incisos. No soy ninguna jueza instructora, sino alguien que describe la vida que le rodea para los que no pueden verla con sus propios ojos, ya que lo que cuentan la televisión y la abrumadora mayoría de los periódicos está cercenado y empapado de ideología. La gente sabe muy poco acerca de la vida en otras partes de su propio país, y a veces incluso de la de su propia región.

La respuesta del Kremlin es tratar de bloquear mi acceso a la información, dado que sus ideólogos consideran que es la mejor manera de invalidar mis escritos. No obstante, es imposible impedir que alguien consagrado por completo a su profesión hable del mundo que le rodea. Mi vida puede ser difícil y las más de las veces humillante, ya que después de todo, a mis 47 años no soy tan joven como para seguir siendo rechazada y teniendo mi propio estatus de paria inscrito en la frente. Sin embargo, puedo vivir con ello.

No entraré en más detalles acerca de todas las dichas que me proporciona el camino que he elegido: el envenenamiento, los arrestos, las amenazas por carta e internet, las llamadas telefónicas con amenazas de muerte, las citaciones semanales de la oficina del Fiscal General para firmar una declaración prácticamente acerca de todos y cada uno de los artículos que escribo (la primera pregunta siempre es la misma: "¿Cómo y dónde obtuvo usted esta información?"). Por supuesto que no me hacen gracia los constantes artículos irrisorios que aparecen sobre mí en otros periódicos y sitios web, que llevan tanto tiempo presentándome como la loca de Moscú. Es vergonzoso tener que vivir de esta manera, desearía un poco más de comprensión.

Sin embargo, lo principal es sentirme a gusto con mi trabajo, poder describir lo que veo, recibir diariamente visitas en la oficina de nuestra editorial de gente que no tiene otro sitio adonde llevar sus problemas, pues el Kremlin considera que sus historias no corresponden con la línea del partido, por lo que el único lugar en el que pueden airearse es nuestro periódico, la Novaya Gazeta .

Entre los libros de Anna Politkovskaya cabe citar: Una guerra sucia: un reportero ruso en Chechenia (2001) y La Rusia de Putin (2004). Léase el discurso (en inglés) que pronunció en 2005 el Hay Festival (festival literario que se celebra anualmente en Hay, Gales) en www.hayfestival.com/archive/results.asp

Fuente: The Guardian.

Traducido del ruso por Arch Tait. Este artículo formará parte de Another Sky, una antología de English PEN (Asociación mundial de escritores que promueve la literatura y defiende la libertad de expresión) que se publicará en Profile Books en la primavera de 2007. Para más información visite http://www.englishpen.org/.

Traducido del inglés por Paz Gómez Moreno miembro de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística (www.tlaxcala.es). Esta traducción es copyleft para uso no comercial: se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente.
URL de este articulo
: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=1575&lg=es


20 de Noviembre de 2006
Carlos Fazio
Aportes

Dictadura, dice el diccionario, es el "Gobierno que, invocando el interés público, se ejerce fuera de las leyes constitutivas del país". Los diccionarios no marchan siempre a la par con la semántica; los hechos no se compadecen con las palabras. En Oaxaca, por ejemplo, la población está sometida a una virtual dictadura estatal. El Ejecutivo oaxaqueño, encarnado por el gobernador Ulises Ruiz, simboliza un poder autoritario, clasista, corrupto, corporativo, racista y caciquil que, carente de toda legitimidad, utiliza los medios represivos a su alcance, transgrede la paz social y agudiza la violencia y el desgobierno en todos los ámbitos y niveles sociales.

Apoyado a nivel federal por el presidente Vicente Fox, su sucesor espurio Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional (PAN), el sátrapa Ruiz, con el aval de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI) y con aliados en el poder empresarial, ha establecido un régimen represivo que practica la tortura, la desaparición forzosa y el asesinato de opositores, vía la acción violenta de grupos paramilitares y sicarios a sueldo como componentes básicos de una guerra sucia típica del terrorismo de Estado. Con el respaldo de la Policía Federal Preventiva ­que actúa como ejército de ocupación en su propio país­ se mantiene en el poder mediante leyes de excepción, en un virtual Estado de sitio.

En la coyuntura, Oaxaca exhibe la crisis del sistema de dominación en México, incluidas sus instituciones, que responden a los intereses de la clase en el poder. Se trata de una crisis nacional, donde se está cuestionando todo un sistema económico, político, jurídico y social, que, basado en la superexplotación, el saqueo, la corrupción, la impunidad, el fraude electoral y la antidemocracia, sólo puede mantenerse en el poder mediante la represión.

Frente a ese estado de cosas, hace cinco meses surgió la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) como un embrión de poder popular que se ha ido transformando de manera acelerada de un modelo de organización inicialmente defensivo en una propuesta orgánica de tipo horizontal y asamblearia, donde, con eje en una amplia política de alianzas y órganos de dirección colectiva, se practica la democracia directa. Se trata de un movimiento plural y diverso, participativo, autonómico, autogestionario, que, a partir de una fecunda resistencia civil en los plantones y las barricadas, se ha ido autodeterminando y ciudadanizando en el ejercicio concreto de la soberanía popular. Pero expresa, a la vez, el resultado de un largo proceso de acumulación de fuerza producto de las luchas comunales, regionales y sectoriales que se han venido registrando en el territorio oaxaqueño.

Como un escalón más en ese proceso de lucha, en su congreso constitutivo, los días 10, 11 y 12 de noviembre, la APPO decidió transformar la revuelta popular en una revolución pacífica, democrática y humanista. También definió el carácter antimperialista, anticapitalista y antifascista del movimiento. Si bien sus objetivos inmediatos son la caída de Ruiz, el cese de la represión y la salida de la PFP del estado, al mismo tiempo, se plantea impulsar la transformación profunda y transversal del actual régimen autoritario para generar un nuevo pacto social y las reformas necesarias que permitan transformar las instituciones y sentar las bases para la creación de una asamblea constituyente que elabore una nueva Carta Magna bajo la premisa de la transparencia, la rendición de cuentas y la revocación del mandato.

Conviene tomar en cuenta que la estrategia de poder de la plutocracia y sus aliados es impedir una revolución popular y cualquier cambio, por pequeño que sea, que amenace los resortes básicos de su dominación. El continuismo en el plano económico no puede separarse del continuismo en el plano político, aunque cambien las tácticas que se emplean dentro de la misma estrategia de poder. Tácticas que se resumen en desmovilizar y dividir al movimiento popular, para imponer la política económica sin recurrir, en lo posible, al ejercicio abierto y continuado de la violencia. La violencia reaparece cuando un conflicto social o sindical ataca dicha política, y recrudece cuando el ataque afecta a los instrumentos del poder. Verbigracia, Sicartsa, Atenco y Oaxaca. En esos casos la clase dominante se olvida por completo del marco de legalidad que impuso.

No hay que confundir gobierno con poder. Tampoco ignorar que lo más probable será que la oligarquía se oponga por la violencia a los cambios que Oaxaca y el país requieren. A medida que el pueblo profundice sus objetivos y radicalice sus movilizaciones, los señores del dinero irán aumentando la violencia de la represión. Es un proceso determinado por el ascenso en la combatividad de las masas y la inseparable escalada represiva. Un proceso de cambio radical es siempre un ininterrumpido proceso de acumulación. Dada la actual correlación de fuerzas, la tarea y la táctica principal es seguir acumulando fuerzas políticas y sociales, no en la pasividad, sino en el combate, generando a la vez conciencia política, impulsando formas de organización basadas en la solidaridad y la participación para la defensa de los intereses del pueblo, auspiciando direcciones colectivas. Esas formas organizativas constituyen gérmenes de poder popular, como los que existen en las autonomías zapatistas y los que se están forjando en la comuna de Oaxaca. En una etapa cualitativamente superior, de doble poder, la multiplicidad de gérmenes complementados por una conducción política posibilitará la conformación de un polo opuesto al del actual Estado plutocrático y estará cerca, entonces, la posibilidad de construir una república democrática y humanista como la que desean millones de mexicanos. Sólo entonces habrá patria para todos.


Alemania: Explotación y precarización
x Werner Seppmann

En la actual reestructuración de la sociedad de clases se ven los perfiles de un cuerpo social dividido en tres. Habrá un tercio de población bien situado (que comprenderá la clase dominante y sus elites funcionales) y otro tercio con condiciones de vida y trabajo suficientes a trechos, pero permanentemente amenazado de retroceso social. El tercio restante quedará degradado a masa económica disponible
La aproximación de Kurt Beck a la catástrofe social acelerada (el "debate de las subclases") fue una obra maestra de la propaganda. Puesto que es prácticamente imposible seguir pasando de largo en silencio por la cada vez más patente desigualdad y la cada vez más enquistada marginalidad, el presidente del SPD [partido socialdemócrata alemán] se agarró a la oportunidad que le brindaba la categoría de "precariado dependiente" usada en el estudio de la Fundación Friedrich-Ebert sobre la autovaloración social y política de la población de la República Federal alemana.
Desvió, así, la atención a un problema parcial, a fin de desleír todo el drama del desarrollo de las contradicciones sociales y alejarse de sus causas estructurales. Desde entonces, la discusión no ha hecho sino proseguir de acuerdo con esa mirada estrecha. No por casualidad, cuando ahora los medios de comunicación se refieren a cuestiones de exclusión social, lo hacen de manera conceptualmente roma: no se discute sobre las "subclases", sino sobre un segmento social que forma parte de esas subclases.
Los pasos del estudio que se refieren a un "precariado dependiente" reflejan la situación biográfica de una parte de la población que en Alemania occidental llega al 5% y en Alemania del Este hasta al 20% o al 25%.Se trata de desempleados de larga duración, de receptores de ayudas del Hartz-IV, pero también de "pobres que trabajan" (5% de quienes tienen empleo a tiempo completo en la República Federal viven bajo la línea de pobreza; en el estudio sobre la precarización puede hallárselos parcialmente bajo la categoría de "poco calificados, orientados a la autoridad"), a quienes no sólo les va mal materialmente, sino que han abandonado toda esperanza de mejora en su situación vital.
Los científicos sociales tienen noticia de eso en todos los países capitalistas metropolitanos. Se habla de los "descolgados", quienes no sólo están excluidos del trabajo asalariado regular y han dejado de tener la menor oportunidad de volver a integrarse en el mundo del empleo, sino que se han entregado a su "destino".
Tras una fase inicial de rechazo subjetivo, se imponen entre los excluidos tendencias a la pauperización intelectual y emocional: la curiosidad por el mundo más allá de un espacio vital inmediato que les resulta hostil y apremiante, se extingue. Los más pierden en esa situación el valor y la fuerza para intervenir consciente y tenazmente en la reconfiguración de sus condiciones de vida. Las posibilidades de reacción psicológica de las víctimas de la crisis se estrechan; la depresión y la resignación se apoderan de ellos. También por eso mueren los pobres, de promedio, casi diez años antes que sus "conciudadanos" bienhabientes.
La consecuencia de esos procesos de desestabilización psicológica son tendencias de retroceso civilizatorio en lo tocante a instrucción pública (desde el analfabetismo, hasta la indefensión social). Quien, por ejemplo, niega a los perceptores de ayudas Hartz-IV los dineros para los libros de texto escolares, fácilmente carga con esa consecuencia. En muchos comentarios a Beck, la "miseria moral" socialmente producida se interpreta como fracaso individual. Es como lo vio y lo dijo Bert Brecht: no se aborda el asunto de la pobreza de los pobres, sino el de su vileza.
La situación en los sótanos sociales no resultaría tan dramática, si no fuera porque, al propio tiempo, en el grueso de los pisos superiores está también en curso un proceso de retrocesión social, y la falta de perspectivas no hace sino extenderse. No sólo han crecido las desigualdades sociales; también la inseguridad social se ha generalizado. El miedo socialmente generado se ha convertido en una experiencia social ubicua.
Los portavoces del debate de las "subclases" evitan este punto de vista sobre la situación social de conjunto. Admiten exclusiones sociales; callan empero sobre sus causas, no menos que sobre la virulencia y las consecuencias de largo alcance de los procesos de precarización y reproletarización. La tasa de pobreza, que todavía en 2003 se hallaba en el 15%, ha subido ahora hasta el 17,5%. Visiblemente mayores son aún las zonas de vulnerabilidad: otro 20% dispone de unos ingresos tan bajos, que en cualquier momento podría despeñarse por el abismo.
La inseguridad social no es un problema específico de las "subclases". Los miedos a despeñarse penetran decididamente hasta las filas de una clases medias otrora "bien situadas". Cada vez más "individualistas del mérito" y otrora "ascendidos satisfechos" (según se les llama en el estudio de la Fundación Friedrich Ebert) tienen que enfrentarse al hecho de que ni su calificación ni su resuekta voluntad de rendimiento laboral es escudo suficiente para defenderles del retroceso social. Las oleadas racionalizadoras han llegado a los departamentos de empleados de cuello blanco, y no deja de crecer el número de titulados académicos obligados a aceptar empleos socialmente desprotegidos (y mal pagados).
En la actual reestructuración de la sociedad de clases pueden ya adivinarse los perfiles de un cuerpo social dividido en tres. De proseguir las actuales tendencias, habrá un tercio de población bien situado (que comprenderá la clase dominante y sus elites funcionales) y otro tercio con condiciones de vida y trabajo suficientes a trechos, pero permanentemente amenazado de retroceso social. El tercio restante quedará degradado a masa económica disponible, sin apenas posibilidades de escapar jamás de las zonas de necesidad y de inseguridad existencial.
El rumor de moda de una involución social no puede seguir ignorándose. Hace ya 15 años, Kart Keinz Roth lo profetizó: "Está surgiendo un nuevo proletariado, crecientemente ajeno a las relaciones laborales normales colectivamente reguladas y a la asistencia financiera del estado social en casos de infortunio social. Tras el presente ciclo de la crisis, a largo plazo aparecerá marcado por la experiencia del paro, de las relaciones laborales precarias, de los mercados de trabajo ?secundarios" y ?tecciarios? y de fases de pobreza de abrupta irrupción."
Esas tendencias que entretanto han ido abriéndose paso no resultan causalmente de las restricciones disciplinantes "de los mercados" en las que se concentra una ciencia social que no quiere ni oír hablar de palabras como "sociedad de clases" y "explotación", palabras tabú que arruinan carreras académicas. "Mercado" y "globalización" sirven también como fachadas legitimatorias, tras las que los propietarios de los medios de producción y de las grandes fortunas esconden sus intereses en el beneficio, esas fuerzas motrices capitales que impulsan la reestructuración de las relaciones sociales.
Los procesos de exclusión son, en efecto, el resultado inmediato de estrategias radicales de valorización del capital, característica de la cual, como en el pasado, es un ataque selectivo a la fuerza de trabajo: en las estructuras de explotación que ahora privan, ya sólo hay lugar para los capaces de rendimiento al ciento por cien. Los viejos y los atacados por enfermedades, todos los que no son lo bastante "versátiles" y "flexibles", son alejados del mercado de trabajo. Quienes dejan de ser necesarios para la producción de plusvalía, son empujados a los márgenes sociales, dejados a cargo de una cajas sociales sobreexigidas. La destrucción de puestos de trabajo y la por lo regular consiguiente intensificación y "compactación" del trabajo de quienes siguen empleados son expresión directa de las estrategias de explotación capitalistas.
De un modo socialmente destructivo se desarrollan también los ámbitos de alta tecnología del capitalismo de nuestros días: frente a un reducido número de puestos de trabajo de nueva creación con elevados niveles de exigencia se halla un número creciente de puestos de trabajo inseguros, con bajo nivel de calificación, en los ámbitos desplazados (la mayoría, con funciones de suministro). La reorganización técnica va en general de la mano de la escisión social, de modo que los hasta ahora empleados pasan a ser "superfluos", sometidos a relaciones laborales precarias.
Las personas desplazadas de las "zonas de normalidad", a pesar de hallarse en situación de falta de perspectivas y sin salida aparente, están resueltos a no dejarse someter. Pero sus técnicas de supervivencia se hacen defensivas.
Para la clase dominante, sin embargo, las personas en zonas sociales marginales no son del todo "superfluas". Representan un potencial de amenaza para los (aún) integrados, recordándoles la profundidad del abismo en que podrían caer de no esforzarse lo bastante en ser flexibles y en estar dispuestos a rendir.
El retroceso social (incluso por debajo del mínimo existencial, según se exige cada vez más) no se da sin propósito. Pues en las dos últimas décadas de lucha contra la clase obrera, el capital ha aprendido que las zonas de salarios baratos pueden imponerse tanto más fácilmente; que la reestructuración de las condiciones de vida puede prosperar conforme a las exigencias de la valorización del capital con tanta menos resistencia, cuanto más amedrentantemente presentes estén las zonas del abismo.

Ossietzky, 12 Noviembre 2006. Werner Seppmann es autor, entre otros, de dos estudios: Zweifel am Proletariat ? Wiederkehr der Proletarität (El regreso del proletariado) y Umbau der Klassengesellschaft (Reestructuración de la sociedad de clases), ambos publicados en Neue Impulse Verlag)
Traducción para sinpermiso.info: Amaranta Süss

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