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10.11.06 

Articulos de Opinion 9-11-06

Sobre las definiciones de la Otra: ¿Que Otra Campaña es la que queremos?
x Delegado Zero - [06.11.08 - 17:39:00]

En los primeros días de diciembre se llevará a cabo una consulta interna entre los adherentes a la sexta declaración de la selva lacandona. En un acto público llevado acabo en Cd. Juárez, el Delegado Zero, habló sobre las definiciones que tiene que tomar la Otra. Aqui les presentamos los discursos.

"Entonces, eso es lo que les estamos pidiendo. Si les parece autoritarismo, protagonismo, caudillismo, etcétera, que les pida -no que les ordene, que les pida-: respóndanos qué Otra Campaña quieren. Y hagamos una votación entre todos y que la Otra Campaña -no el EZLN, ni Marcos-, la Otra Campaña decida: por aquí, así, en este lugar y de esta forma."

Ciudad Juárez, Chihuahua
Acto público
1 de noviembre del 2006

Bueno compañeros, compañeras, yo quisiera pedirles un poco la atención para explicar algunas cosas. Queremos agradecer a la Otra Ciudad Juárez, que nos haya enseñado lo que nos ha enseñado. Pensamos que no basta ni lo que escuchamos, ni lo que vimos. Y pensamos que es necesario que regresemos otra vez a acá a Juárez, junto con mis compañeros jefes y jefas, para no sólo conocer lo que están haciendo, sino para aprender de ustedes y de sus luchas.

El problema que nosotros estamos viendo, no sólo aquí, sino en muchas partes, está el problema éste de la identidad. Yo veo que hay muchos aquí jóvenes, mujeres también. Y está lo que nos está ofreciendo el sistema, el que está arriba: a quién tenemos que parecernos, cómo debemos vestirnos, qué rostro debemos asumir, qué musica debemos escuchar. Incluso la rebeldía, están ofreciendo una alternativa falsa: que es el grupo éste de babosos de RVD, que le dicen al joven que eso es ser rebelde.

Y cada quien se empieza a construir su propia identidad, su forma de vestir, su forma de peinarse, su forma de hablar. Y esa identidad que va construyendo cada quien, es la que es atacada por uno y por otro lado. Por uno y por otro lado nos tratan de domesticar, como mujeres, como jóvenes, como ancianos, como niños. Y vemos esta injusticia de que se supone que hay un gobierno que debe proteger a la población, y es el gobierno el que la está agrediendo.

Nosotros vemos esta injusticia de que haya aquí crímenes y que la muerte tenga también una clase social. Y si esa muerte es de una trabajadora, que además es mujer, que es pobre, y que trabaja en una maquila, no valga nada hasta que salga en el periódico. Y que la familia de esas mujeres que han sido asesinadas en Juárez y en todo el país, sólo reciban la burla de Fox, y de cualquiera de los funcionarios que se han referido al tema. Como si no fuera un ser humanos, como si no fuera una trabajadora, como si no fuera una joven la que fue asesinada.

Y cada vez que hay presión sobre ese lado, van y buscan un chivo expiatorio, o sea cualquiera que se les ocurra, lo agarran y dicen: "aquí ya tenemos al criminal". Y al mismo tiempo se está cometiendo otro y otro, y otro crimen.

Hemos visto dos Juárez: está el Juárez el de arriba, el que preocupa tanto a los gobernantes, que es igual que el México que hemos visto en el resto del país: un México que cada vez está más vendido al extranjero, y donde el gobierno está completamente de rodillas frente a él.

Hace rato, cuando estábamos en el Puente Lerdo alguien -yo supongo que es un provocador, espero que no sea un miembro de la Otra Campaña- gritaba: muera el anarquismo, viva la revolución. Los compañeros de la karavana son los que hacen ahorita que la Otra Campaña sea nacional. Ellos agarran la imagen y la voz de todos ustedes y en cualquier parte donde pasamos, y hace que se conozca en el resto del país, y en el resto del mundo.

Ningún periódico local, de los que están aquí, ninguna televisión de las grandes, va a hacer eso. No sólo porque no les conviene, sino sobre todo, porque los desprecian. Porque no importan. Porque aquí sólo importa lo que diga el presidente municipal, el gobernador del estado, o Fox -bueno Fox nunca importa qué dice porque dice puras tarugadas, pero cuando menos va a la barra cómica-, pero la gente de abajo, los únicos que recogen esas palabras y las llevan lejos son estos compañeros y compañeras, a los que ahora el presidente municipal quiere acusar de ladrones. Si fueran ladrones estarían en la presidencia municipal, no en la Otra Campaña.

Y quiero señalar esto, porque si no todos, la mayoría de estos colectivos y grupos que trabajan en medios alternativos, son anarquistas y libertarios. Y para nosotros los zapatistas, es un honor tenerlos como compañeros y como compañeras.

Lo que hemos visto duele mucho. Duele doble porque además nos habían vendido la mentira que no estaba así el norte. Con esto de la Otra Campaña y con esta primera gira empezamos a derrumbar la gran mentira que separaba al norte con el sur, o al norte con el centro.

Nosotros queremos ofrecerles algo diferente, porque yo sé que hay gente aquí que no es adherente y que se acerca a preguntar o a saber de qué se trata. Si es un nuevo partido político, si ahora el Marcos quiere ser presidente, o quiere ser gobernador de Chiapas -yo soy una persona decente, nunca voy a hacer esas cosas, por favor-. O si se trata de hacer algo para que se enriquezcan unos cuantos y las cosas sigan igual abajo. O si se trata de que aquí en Juárez alguien va a venir a decirnos qué hacer: Marcos, la Otra Campaña, los que sean.

Y lo que nosotros estamos diciendo es exactamente lo contrario: se trata de que cada quien luche, que no deje su lucha. Su lucha cultural, su lucha por educación, su lucha como mujer, su lucha como joven, como anciano, como trabajador. Pero que ya no lo haga solo.

Lo único que se propone la Otra Campaña es tirar esa frontera que está ahí, y la que se va haciendo en torno a cada familia, a cada trabajador, a cada generación. Incluso la que separa a Juárez de la ciudad de Chihuahua. Y la que separa a todo el Chihuahua urbano de la Chihuahua rarámuri, en la que estuvimos. Y no sólo estuvimos en la Sierra, sino aquí mismo en Juárez estuvimos en la colonia rarámuri. Y es completamente diferente.

En Juárez se está concentrando lo que más vergüenza debe dar a este país: miseria extrema, crímenes impunes, desprecio, persecución y corrupción en los gobernantes. De una u otra forma, en Juárez se reflejan todas las contradicciones que hay en el país. Todo lo que es víctima de los políticos y de los grandes propietarios.

Pero también se refleja el otro. Aquí en Juárez se están conjuntando las diferentes rebeldías, cada quien tiene su historia, su forma de luchar. Y la Otra Campaña es la oportunidad de que eso se conozca en otras partes. Y que sea posible tender los puentes para unir una cosa con otra.

A lo mejor, no importa aquí si está el EZLN, si está Marcos o cualquiera de nosotros. Lo que importa es que ahora su voz, su imagen, la va a ver otro igual que ustedes, que está en Quintana Roo, o que está en las montañas del sureste mexicano. O en la Sierra Huichola, que es el compañero wirárika que pasó. Y que nos empezamos a dar cuenta que nuestros dolores son semejantes porque hay uno, uno, que es el responsable.

Nosotros no estamos proponiendo que nos vamos a reunir para echar baile, o para conocernos y estar contentos nada más. Nos estamos reuniendo para organizar un levantamiento nacional. Lo que nos proponemos en la Otra Campaña es derrocar al gobierno. A todo el gobierno: al municipal, a Reyes Baeza, a Fox, a Calderón, o cualquier baboso que se ponga allá arriba.

Y que volvamos otra vez a reconstruir nuestro país. Y no derrocarlos por un movimiento armado, sino hacerlo con la movilización, civil y pacífica. No los estamos invitando a que se vayan a otro lado. Ni que venga gente de otro lado. Los estamos invitando que ahí en su colonia, en su barrio, en su escuela, en su centro de trabajo, se organicen y empiecen a darse a conocer para que de todas partes podamos apoyarlos. Y al revés, que ustedes puedan apoyarnos en cualquier lugar que estemos.

Hace unos minutos, estaba adentro en la escuela -en uno de los salones donde siempre me encierran para que no se espante la gente-, y había una foto de unos insurgentes marchando, era allá en La Garrucha. Debe haber sido el año de 1994, cuando llegaba. Y hay una gran manta que dice: "viva el EZLN, Ciudad Juárez". Si desde entonces, Ciudad Juárez volteó a vernos a nosotros -que hasta entonces nadie nos había volteado a ver-, porqué nosotros y el resto del país no debe voltear a ver a Ciudad Juárez, de otra forma. Pero no sólo cuando alguien muere, y no es castigado el que la mató. Sino también cuando se empieza a voltear a ver al Juárez que está luchando y que se está organizando.

No ver el escándalo de que si el periodista se cayó a la hora que estaba filmando lo del puente. Sino ver cómo se tendió el puente, el otro puente, no el que está allí con la frontera, el que se tendió abajo entre los mexicanos y chicanos que están del otro lado de la frontera, y los que estamos de este lado.

Lo que nosotros venimos a proponerles es que entren al movimiento más honesto y noble que ha tenido este país, desde la revolución mexicana de hace cien años. Y si hace cien años vienen tocando las cosas, hagan la cuenta: que estamos en el 2006. Y en estos años tenemos que ver que la celebración del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, se celebre abajo y no arriba.

Gracias compañeros, gracias compañeras.

Ciudad Juárez, Chihuahua
Reunión con adherentes
1 de noviembre del 2006


Bueno, miren compañeros: lo que nosotros vemos y que venimos a decirles es que la Otra Campaña es muy grande. Como no tienen idea, en todo el país. Y que esta dinámica de las asambleas nunca crece. Nunca van a pensar que si nos reunimos ahorita un tanto y luego nos volvemos a reunir, aunque esté Marcos o Tacho, o el que sea, la próxima semana van a llegar más. No es cierto.

Gente se va a acercar, los va a escuchar y va a decir: "yo paso". Porque no entendemos de qué se está discutiendo, porque están hablando de cosas que ustedes nada más saben. Hasta se hablan pues con apodos, o todo eso, pero los que venimos de afuera no entendemos.

Y va a llegar el rarámuri, y no va a ser el problema de que no puede pagar el pasaje o ya es muy tarde. Es que no los entiende, no los entendemos. Por eso nosotros decimos: hay que sacar a la Otra del espacio de la asamblea. Porque a la asamblea está el que puede estar y el que aguanta. No el que está interesado. Hoy en la mañana vimos a nuestras mamases Corral. Tiene 85 años, anda en silla de ruedas, no va a venir a la asamblea. Pero antes de que muchos de los que están aquí nacieran, ella estaba enfrentando -junto con otras mamases- al gobierno federal, al ejército, a la Dirección Federal de Seguridad, que era la encargada de desaparecernos a todos nosotros. Ni siquiera encarcelarnos o matarnos: desparecernos.

Y ella está en la Otra Campaña junto con otras mamases, porque cree y está convencida que ésta es una opción política también para ellas. Porque su lucha no es sólo porque se presente a su hijo, que se llama José de Jesús Corral -y que es mi hermano-, sino porque entiende que lo que hizo que José de Jesús eligiera ese camino, enfrentara una desaparición, y el dolor que ella carga junto con otras mamases, es un sistema político.

Como nuestras mamases Corral hay mucha gente en todas partes de la República que no va a ir a las asambleas. En ningún lado la Sexta Declaración dice: para ser adherente hay que ir a una asamblea, pegar carteles y difundir. En ningún lado dijimos eso. Lo que dijimos nosotros: hay que estar convencidos de quién es el enemigo. Nada más. Uno. Dos: hay que abrir el oído para conocer al otro. Tres: hay que presentarnos cada quien. Y echar acuerdo.

Porque yo entiendo que haya mucho celo entre que si se va a agandallar la Liga de Unidad Socialista, Unios, o el Partido de los Comunistas, todo el movimiento. Pero el problema que tenemos ahorita no es ése. Es que la gente que está haciendo política arriba, cuando ve bulla, mete el pie en la Otra Campaña. Y a lo mejor no lo vieron en Juárez, pero en el proceso electoral, y en la movilización pos electoral de López Obrador, organizaciones y grupos usaron el nombre de la Otra Campaña, para engancharlo al movimiento por López Obrador.

Entonces, nosotros decimos: ¿por qué no la Otra Campaña se dice quién va a estar y quién no va a estar? Pero nosotros no vamos a estar de acuerdo -y yo creo que la mayoría de los pueblos indios tampoco- de que se decide en una asamblea quién está y se ponga un activómetro. Y entonces, según cuántas asambleas vas, cuántos volantes pegas, vas poniendo estrellitas. Y entonces sí, yo gané.

Ese compa que está en la maquiladora, o el que escribió aquí una carta que le llevan años cobrándole el agua y no tiene agua, no tiene servicio de agua y le llega la cuenta y tiene que pagarla si no lo desalojan. Ése, alguien tiene que ir a preguntarle qué Otra Campaña quiere, no va a venir a quí. Y nosotros pensamos que eso le toca a la Otra Ciudad Juárez.

Aparte de que se puedan reunir para pelearse quién es la vanguardia y quién es la retaguardia, y quién es la neta y quién no. Porque pueden hacer si quieren un concurso de dolores. A ver quién tiene más dolores. Y entonces sí, que las organizaciones políticas de izquierda -grandes como dicen ustedes, que además son pequeñas-, les van a poner muertos en la mesa, que no se las van a acabar. Antes de que ustedes nacieran. Ésos, de la hoz y el martillo. Que lo usan de diferentes maneras.

Y es gente que no está allá arriba y pudo estarlo, me cae. Podría estar en el PRD, podría estar de diputado, de senador, de regidor, y todo eso, y no está. Y podemos no estar de acuerdo con su posición, y que si la dictadura del proletariado, y todo lo que quieran. Pero es gente que no se vendió y pudo hacerlo. Porque a lo mejor alguien no se vende porque pues no le ofrecen pues. Pero a ellos sí les ofrecieron. Les dijeron: órale, camínenle por acá, y dijeron que no.

Y nosotros no estamos diciendo: vamos a hacer la Otra Campaña y vamos a hacer un zapatismo grande. Nosotros dijimos: no. Nosotros nuestro horizonte es la cuestión indígena. Y en Chiapas, y en una parte de Chiapas. Se está haciendo un desmadre por todos lados. Y esta desesperación que vimos en algunas partes aquí en Juárez, está en todo el país. Es mi deber como su compañero, porque somos compañeros, decirles que va a haber un alzamiento.

Si ustedes quieren seguir discutiendo quién es la neta y quién pega más carteles y quién hace la difusión y quién no. Pero cuando pase lo que va a pasar, cuando menos no nos van a reclamar: ¿por qué no nos dijeron? Lo dijimos y lo vieron. Y ahí está lo que hemos podido -no tenemos otros medios-, ustedes saben que el periódico que antes sacaba, ya no saca nada o saca pequeñas notas recortadas. Ahorita lo único que tenemos es la página y los tenemos a ustedes nada más.

Y no lo estamos haciendo para difundir los problemas del EZLN. Has la cuenta y vas a ver ¿cuánto ha salido el dolor de las comunidades zapatistas en un año que lleva la Otra Campaña? Hemos usado nuestra palabra para hablarles a ustedes de los pescadores de Quintana Roo. O para hablarles de los rarámuris, que son de aquí de Chihuahua. O de los maestros, o de los estudiantes, o los de Oaxaca. No lo estamos usando para crecer nosotros.

Nosotros estamos diciendo: que crezca cada quien. Que crezcan los anarquistas, los libertarios, los comunistas, los socialistas, los que no son nada: crezcan. Y unámonos porque si no nos van a destruir, por un lado, a todos. El que nos va a matar no va a decir: no, éste es anarquista, a éste mátalo doble. Igual. Si es comunista mátalo triple o menos, o no lo mates tan duro. Igual nos va a acabar con todos.

Pero aparte de eso que es un mecanismo de sobrevivencia natural, es que la gente ya está hasta la madre. Y se va a alzar sola. Y quien se alza solo cosecha una derrota, no hay pierde. Y lo que nosotros no queremos es una derrota más: queremos una victoria. Ahora, si es posible unir toda esa fuerza para obtener esa victoria, nosotros los zapatistas decimos: ¿por qué nos vamos a detener en que nos den un permiso, en que nos reconozcan una tierra, en que pongan el drenaje a ese compañero? De una vez vámonos por todo, es lo que decimos nosotros. Y hay quien dice no. Órale.

El problema es que cada quien le entró aquí a la Sexta por su propia razón. Y nosotros pensamos que esa razón es que vio su lucha y dijo: esto le sirve a mi lucha. No lo decidió en una asamblea. No se reunió Juárez y dijo: nos adherimos a la Sexta. No, fue hasta que ya estaban adheridos que se encontraron. Entonces, nosotros decimos: ahí mismo decidan qué Otra Campaña quieren.

No se trata de si el rarámuri le va a entrar o no. Eso lo va a decidir él y va a decidir cómo. Las madres de desaparecidos políticos tienen que decir: "yo le entro a la Otra Campaña y ésta es la Campaña que quiero, ésta es mi posición a los seis puntos. Si no le gusta a otro, muy su cuento. Ésa es la consulta que yo me hago a mí mismo, a mí misma en este caso". O los de Kloakaskomunikantes, o el Colectivo de Lunática, o los compañeros de LUS. Cada quien, es en su práctica, donde está haciendo su lucha. Los maestros y todo eso.

"Es que se necesita una Otra Campaña que contemple el trabajo con lo académicos". Porque a los académicos a lo mejor no les caen mal, pero no explotan fuerza de trabajo. Ellos están produciendo conocimiento y ensayando cuando los dejan. Pero no viven de explotar a otro. Y sí, no es lo mismo un rarámuri viviendo en la colonia donde fuimos, o en la sierra, a un profesor universitario. Pero el que lo está jodiendo a uno y a otro es el mismo.

Entonces nosotros venimos a decirles: compañeros, está cabrón. Abajo está cabrón. O sea, la gente está harta. Y lo que nosotros estamos diciéndoles es: vamos a echar trato. Y la gente está diciendo sí. Y ahí no importa si tiene internet o no, si llega el periódico o no, o si va al acto donde se va a tomar una foto y firmar. No, ahí lo que él quiere es que, a la hora que él se levante junto con todos. Y entonces sí, el de arriba no pueda pegarle, o no igual. Porque por todos lados está pasando lo mismo.

Y no sólo eso. Nosotros como pueblos indios, con los compañeros del CNI, a lo mejor no los oyen, están diciendo: lo que se está muriendo no va a nacer otra vez. Y es paradójico que los pueblos indios, sobre cuya sangre se levantó lo que eso se llama Patria, son los que digan: hay que salvar a la Patria. Independientemente de que si alguien dice que la patria no existe y las fronteras bla, bla, bla. No voy a discutir eso.

Eso están diciendo: esto que es nuestra sangre, nuestra tierra, se va a morir si no lo salvamos nosotros. Lo vamos a hacer. Y lo que decimos es: echemos trato. Pero si no quieren, lo vamos a hacer solos. Porque esa fue la decisión primera del EZLN y de los pueblos indios.

Nosotros dijimos: buenos, sale mejor, y es mejor si nos echamos trato juntos. No pretendemos nosotros: ahora vamos a hablar por el anarquismo libertario, o por los medios alternativos, o por las organizaciones políticas que se plantean el socialismo. Decimos: que cada quien hable y que se debata. Pero si tenemos este mínimo acuerdo entre nosotros en quién es el responsable de lo que nos está pasando, vamos a enfrentarlo juntos. Y ya llegará el momento de las asambleas a ver quién tiene la verdad y la mentira. Y luego se verá que no hay ni una ni otra. Pero ése va a ser otro país ya, donde nos tenemos que poner de acuerdo.

Lo que nosotros les pedimos es: si no nos ponemos truchas, este México que estamos tocando abajo se va a levantar. Y no va a haber opción. Porque ustedes lo van a traer a esta asamblea y ese pueblo va a decir: "mejor el PRI porque te da gorras. Aquí ni siquiera gorras te dan. Y es el mismo: la misma disputa de quién es el efectivo".

Entonces decimos: saquen la discusión sobre los seis puntos de la asamblea. Y que cada colectivo, grupo, familia, individuo u organización diga: yo quiero esta Otra. Y veamos cómo piensa la mayoría. Y que la Otra, así como se juntó para recibir a la Comisión Sexta y luego para azotarse por lo que salió mal o para echarse piedras mutuamente, se organice ahora para ir con ese rarámuri que dijo que sí. O que está en la sierra y que se juntaron y dijeron: "e vamos a entrar a la Sexta porque vemos que ésto, y ésto, y ésto, por lo que hicimos antes, ya lo probamos".

¿Quien va a ir a la sierra a recabar la información -porque no hay internet- para traerla a la ciudad y meterla, para que junte su palabra con la del huichol, o con la del pescador de Quintana Roo que fue el que dijo: queremos que mi palabra se haga grande, que dale alas y llévala lejos. Ese era el compromiso, no que creciera el EZLN. Sino que se corriera por todos lados.

Porque yo veo compañeros, perdónenme, que hablan de Lomas del Poleo y nadie ha tenido la delicadeza de decirnos a nosotros qué pasa en Lomas del Poleo. Lo dijo este Tobi así, entre que sí y que no, cuando estábamos en el puente. Y hay otro problema en Anapra, y ni siquiera sabemos qué quiere decir. Y si la Otra en Ciudad Juárez no nos dice qué pasa en Lomas del Poleo y en Anapra, entonces, ¿quién nos lo va a decir?

Porque ustedes se están reprochando mutuamente que hay que ir para allá, pero aquí hay gente de Australia, de Estados Unidos, de Italia, de España y de cuando menos seis o siete estados de la República, más las organizaciones que son nacionales. Entonces, ustedes están desaprovechando decirle a esa gente que puede llevar al resto del país, qué pasa en Lomas de Poleo, y qué es Anapra y qué está pasando.

Entonces, el problema es que si queremos hacer la Otra a nivel nacional, tenemos que definir claramente las cosas. Y es lo que les pedimos nosotros. Nosotros no decimos: va a ser así, el que le entró le entró, y el que no, se chingó. Nosotros decimos: discútanlo. Ninguna organización va a hacer eso. Ningún movimiento va a hacer eso. Que cada quien discuta y dé su opinión.

Lo que estamos haciendo no tiene precedentes, no hay un manual. Como dijo el compañero: nos vamos a caer y tropezar. Y a lo mejor sale el protagonismo y el zapatour y todo eso. Pero no hay nada, ningún manual, ningún libro que nos diga: cada vez que quiera usted hacer otra forma de hacer política, siga los siguientes pasos. No hay.

Nosotros decimos: éste es nuestro límite como zapatistas. Juntemos nuestros límites y vamos a dejar de tener límites, y vamos a dejar de tener límites. Tan así que esa frontera nos la va a fanfirulear. Ésa y otras que hay por otras partes.

Entonces, nosotros les pedimos compañeros, respetuosamente, que los que pueden -porque tienen tiempo, capacidad, modo- se reúnan y digan ¿cómo le vamos a preguntar a los adherentes a la Sexta, que no pueden venir a las asambleas, que no son activistas, que no pueden enterarse por internet y todo eso, cómo les vamos a ir a preguntar: oye qué Otra Campaña quieres?

Porque si vamos a criticar el protagonismo de Marcos y del EZLN, órale. Lo que estamos diciendo es que: ya a la chingada la Sexta Declaración. La Primera Declaración de la Otra, y que ahí vaya la palabra de Juárez, y del anarquista, del libertario, del comunista, del socialista, y del que no es nadie, y del zapatistas: el civil y el armado. Y que ahora sí sea producto de todos.

Entonces que les pedimos pues que hagan eso. Que cada colectivo se diga: ahora vamos a definir ésta es nuestra propuesta. Y estamos dando una fecha. ¿Por qué? Porque cuando el EZLN dice: órale, vamos a aventarnos y queremos luchar junto con ustedes no es: luchen y nosotros nos quedamos en la montaña. Es: luchen y ahí vamos a estar con ustedes. Entonces, van a venir compañeros nuestros a vivir con ustedes. A ir a Lomas de Poleo, o a las maquiladoras con ustedes. No un día o dos, sino a ir con ustedes. Y el problema del agua, y echarle cubeta cuando se inunde y todo eso.

Entonces, a mí me mandan adelante para ver quién es quien se quiere subir nada más al templete, y quién sí puede darle. Si hay un lugar donde se va a meter o no. Si va a poder comer o no. Si va a haber alguien que le enseñe el modo de Juárez, porque no lo conocemos.

Eso es lo que nosotros decimos: explorando el terreno. Ya vimos lo que vimos. Y no vimos lo que no nos enseñaron. Nada más. Y con eso vamos. Y eso voy, yo lo informo y a la otra vuelta vengo y traigo a los compañeros y les digo: con éstos, hay que hablar con los demás. Ahorita no les estamos pidiendo que levanten Ciudad Juárez. Les estamos pidiendo que la Otra de Juárez diga, cada quien, así va a ser la Otra en Juárez. Si esto no se cumple, me salgo. Órale. Y si esto sí se cumple, le entro.

Y que hagamos pues lo nacional, y ahí vamos a ver qué tenemos. Porque ahorita hay gente dentro de la Otra Campaña que nomás está sacando raja política. Pero para arriba. Lo vimos pues en el movimiento poselectoral de López Obrador. Y cada vez que haya un acto grande, y cuando prenda la Otra Campaña -porque va a prender- y van a volver ahora sí que las masas -como dicen- a tomar las calles en Juárez y en todo el país.

Y ésos van a volver a aparecer. Ésos, y van a volver a decir: compañeros, yo los llevo y todo eso. Yo los conduzco, yo los dirijo, yo soy la vanguardia que necesitan. Entonces, tiene que quedar claro quién es y quién no es. Quién puede levantar la bandera de la Otra Campaña y quién no debe levantarla. Porque la va a usar, la va a enlodar. Porque a la hora que le estamos diciendo a la gente: "ésta es otra forma de hacer política", es que tenemos que cumplir la palabra. Si no, digamos otra cosa compañeros.

Y no digámosle: bueno, vamos a hacer como que queremos hacer otra forma de política, pero no la vamos a hacer. En realidad, acá se va a decidir la jugada.

Entonces, eso es lo que les estamos pidiendo. Si les parece autoritarismo, protagonismo, caudillismo, etcétera, que les pida -no que les ordene, que les pida-: respóndanos qué Otra Campaña quieren. Y hagamos una votación entre todos y que la Otra Campaña -no el EZLN, ni Marcos-, la Otra Campaña decida: por aquí, así, en este lugar y de esta forma.

Eso es lo que les pedimos. Que hagan una reunión posterior, y ahora sí que sin que estén los medios alternativos, porque se está grabando todo. Luego si quieren les dejamos un casete para que vean qué papelón. Entonces sí se saquen los trapitos al sol pues, pero ya no es que tienen que? los demás tenemos que ver todo eso, porque ni siquiera sabemos quién está en la jugada. Y estamos aquí al frente, pues yo me imagino por? por comodidad. Pero no venimos a juzgar a nadie. Nosotros no vamos a decir éste es el bueno, y éste es el malo. Ese papel lo rechazamos desde 1994, y no lo vamos a hacer.

Entonces, entre ustedes se sacan su gana, su pelea, lo que sea. Y hacen luego un acuerdo. Dicen: bueno, nosotros podemos -entre que somos una cosa y otra-, vamos a preguntarle a las mamases Corral: "ñora, qué pedo" -no le digan así porque le faltan al respeto-, no pero digánle: "Oiga, ¿qué Otra Campaña quiere?". Entonces, ella les va a decir: "pues una que retome la lucha de mi hijo, que es esto y esto, y una que me diga qué pasó con mi hijo".

Bueno, la Otra Campaña tiene que ver el problema de los desaparecidos políticos. No puede agarrarlo como una cuestión coyuntural, como hacen los partidos de izquierda -los de arriba, se supone ¿no?-, dicen: ah ¿va a haber elecciones? Sí, se toman fotos con las ñoras y todo eso. Y luego, seis años después: nada. No, tiene que ser parte de su lucha.

Y si vamos con los compas de La Lunática, órale: es que tiene que tomar en cuenta lo de la diferencia, lo de los medios alternativos, todo eso, si no, no. Y así en la prepa Altavista: tiene que tomar en cuenta lo de la educación. Con las mujeres: tiene que tomar en cuenta lo del respeto de género, etcétera. El compa pues que nos habló de la música: tiene que tomar en cuenta que la música también como una forma de expresión, de comunicación, de agitación.

Todas esas cosas tiene que tener la Otra Campaña, pero eso no lo vamos a decidir nosotros. Nosotros somos indígenas. Nuestra jefatura no habla español. Y no le gusta el rock, de paso, lo lamento Mastuerzo, pero. Nosotros estamos impuestos a la marimba pues. Pero si decimos que un mundo donde quepan todos los mundos, pues órale, que le entre el rock, que le entre el ska, y todo eso. Y cada quien su modo, y que podamos construir ese mundo de esa forma.

Entonces, compañeros, ojalá pues se puedan reunir algún día para eso. Y hagan ese acuerdo, porque como quiera lo vamos a hacer. Porque la mayoría ya está saliendo que sí hay que hacerlo. Si alguien ya después, cuando pase lo que pase, pues nos podrá reclamar lo que sea, pero, ahora sí, que no le avisamos, pues no. No nos podrán reclamar eso. Sólo compañeros, compañeras.



Elementos para entender los recientes bombazos en México
Pedro Echeverría V.
Rebelión


1. En los primeros minutos del lunes seis estallaron cinco bombas en tres grandes edificios, muy significativos, de la ciudad de México: el del Tribunal Electoral, el del PRI y el de un poderoso banco comercial. El Tribunal se encargó de legalizar el fraude electoral contra López Obrador, el PRI respalda aún al gobernador Ulises Ruiz para continuar su poder en Oaxaca a pesar de que ya no gobierna y el banco comercial es símbolo del saqueo económico al que han sometido al país esas instituciones. Muchos preguntan: 1. ¿Por qué en el Tribunal y no en Los Pinos, donde vive el que dio la orden del fraude?; 2. ¿Por qué en el PRI y no en el PAN, donde está el otro poder? y, 3. ¿Por que en ese banco y no en Banamex, que es el más poderoso? La realidad es que cuando se colocan bombas no se puede escoger con facilidad el objetivo por las condiciones de vigilancias y la búsqueda de no dañar a seres humanos.

2. Los bombazos contra edificios, cuando los ha hecho la izquierda radical, han sido expresiones de desesperación, de impotencia, de indignación y coraje, pero también de propaganda política. Nadie les haría caso o serían actos sin razón alguna si no hubiera argumentos sólidos para explicarlos. Resulta de un cinismo inaudito condenar esas acciones desde los altos cargos gubernamentales, empresariales y clericales que con sus políticas de acumulación capitalista han contribuido a agudizar las condiciones que esos grupos denuncian. Desde la comodidad del hogar y con ingresos seguros ?mucho más si éstos representan 10, 20, 30 salarios obreros- fácilmente, cualquiera puede condenar los bombazos u otro tipo de violencia. La realidad es que la violencia no puede condenarse ni justificarse, pero sí es obligatorio analizar cuáles son sus causas, sus planteamientos, sus demandas y las posibles soluciones de fondo.

3. El periódico La Jornada, analizando la realidad señala acertadamente: La presidencia saliente deja una deuda social multiplicada, un desempleo rampante, una postración económica disfrazada de estabilidad y una situación de carencia extrema en millones de hogares. El foxismo fue incapaz de resolver -en 15 minutos y en seis años- el conflicto de Chiapas, fracción del problema indígena nacional; agravó las desigualdades, incrementó la miseria, dejó impune la corrupción administrativa y se benefició de ella; acabó por aliarse con los cacicazgos y el corporativismo que pretendía combatir; violentó la autonomía de las organizaciones sindicales, claudicó en la defensa de la soberanía nacional, atropelló el estatuto constitucional del sector energético y gobernó para beneficio de los grandes empresarios y en perjuicio de los asalariados; pretendió medrar con los conflictos en vez de resolverlos ¬como el que tiene lugar en Oaxaca¬.

4. Escribe La Jornada: El Legislativo no ha logrado ejercer su función natural de contrapeso a las decisiones equivocadas del Ejecutivo; al contrario, ha sido pieza clave en la aplicación de los designios neoliberales, antinacionales y antidemocráticos de la oligarquía político-empresarial, como ocurrió recientemente cuando el Senado regaló a los monopolios privados el espectro radioeléctrico de la Nación. El Poder Judicial, que en los seis años recientes ha dado muestras de una indignante inoperancia institucional (recuérdese al presidente de la Suprema Corte descalificando artículos constitucionales porque fueron, en sus palabras, "escritos con los pies", o al máximo tribunal electoral admitiendo las irregularidades en los comicios del 2 de julio para, a renglón seguido, validar la elección), cuando no de una inmoralidad que se expresa, por ejemplo, en las percepciones y jubilaciones astronómicas que los máximos magistrados del país se otorgan a sí mismos.

5. No hay la menor duda de que La Jornada, periódico que durante 23 años ha estado, indiscutiblemente, a la vanguardia en la difusión y el análisis de los movimientos sociales, en particular de los sectores más oprimidos, tiene la suficiente autoridad y razón para escribir acerca del comportamiento pro empresarial de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial de México. De esa dura y difícil realidad han partido todos los movimientos de izquierda y centroizquierda para impulsar la participación desde la oposición, en procesos electorales, movimientos sociales de masas, pero también ha sido esa misma realidad denunciada, la que explica la existencia de decenas de movimientos guerrilleros que se desarrollan en el país. Si bien La Jornada no está de acuerdo con la vía violenta, como tampoco lo están las organizaciones políticas de masas, la concepción guerrillerista encuentra que ese camino puede acelerar los procesos y evitar la represión, las cárceles y los asesinatos al pueblo y sus dirigentes.

6. Las guerrillas y levantamientos indígenas y campesinos en México han operado por lo menos desde la época colonial en los siglos XVI, XVII y XVIII y siempre surgieron como rebeliones contra las clases dominantes. En el siglo XIX se multiplicaron contra la dominación extranjera, los conservadores, terratenientes y el clero. Incluso lo gobiernos liberales tuvieron que enfrentar movimientos armados contra la acumulación de tierras y para defender el despojo a las comunidades agrarias. La guerrilla del socialista Julio López Chávez contra el despojo de tierras, en Chalco, contra el mismo gobierno de Juárez, fue muy conocida. Durante la Revolución Mexicana de 1910-17 y al concluir la Revolución con una traición al villismo y zapatismo, las guerrillas se extendieron en el país. A lo largo de los 70 años de priísmo, los levantamientos guerrilleros se multiplicaron y no han dejado de estar presentes en la vida nacional.

7. El EZLN, que surgió como una guerrilla chiapaneca en 1994, pronto se convirtió en un movimiento social que hoy camina aceleradamente hacia la legalidad. Por el contrario, los grupos guerrilleros hoy presentes tienen sus orígenes en las guerrillas rurales de Chihuahua (Ciudad Madera, 1965) y Guerrero (Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, 1967-75), así como en las guerrillas urbanas que surgieron a principios de los setenta después de la matanza de Tlaltelolco en 1968. Los levantamientos y las guerrillas en México han mantenido continuidad porque el sistema económico del país ha beneficiado de manera abierta y evidente a los grandes políticos y empresarios. Se han hecho reportajes en los últimos años en los que se han publicado más de 50 nombres de grupos guerrilleros que actúan a lo largo del país y, en vez de que los gobiernos se preocupen por resolver los problemas agrarios o económicos, cierran los ojos y oídos.

8. Difícilmente puede haber alguien que apoye la violencia o los bombazos. Los mismos miembros de las guerrillas han declarado que preferirían vivir en paz. Pero hay que entender que las guerrillas, a través de los siglos, han surgido como instrumentos de autodefensa contra la miseria y la opresión. Los bombazos del pasado lunes, aunque sean muy condenados por las clases dominantes, no son sorpresa alguna. La realidad es que se convirtieron en sólo un arma de presión para obligar al gobierno de Fox y de Felipe Calderón (FECAL) a acelerar la solución en Oaxaca. Los bombazos, a casi seis meses de iniciado el movimiento de Oaxaca, están llevando al gobierno de Fox a actuar con celeridad y le están advirtiendo que no puede seguir reprimiendo, encarcelando y asesinando a los oaxaqueños. La población mexicana y mundial no quiere la violencia, pero el mismo modelo económico y político la impone. El pueblo lo único que hace es defenderse. ¿No será que la misma clase política y empresarial cierra la salida pacífica?

"Un relámpago que iluminó la realidad mejor que cualquier otra cosa", dijo Vládimir Illich Uliánov, Lenin. "Una tragedia necesaria" sentenció Liev Davídovich Bronstein, Trotsky. "Un faro que permanece encendido iluminando la ruta correcta y haciéndose cada vez más brillante", concluía el historiador anarquista Vsevolod Mikhailovitch Eichenbaum, Volin. En marzo de 1921, finalizada la guerra civil contra los blancos, los marineros, soldados y trabajadores de la fortaleza naval del Golfo de Finlandia, "orgullo y gloria" de la revolución rusa, "los más rojos entre los rojos" (Trotsky), se levantan en una revuelta contra el gobierno bolchevique, al cual ellos mismos habían ayudado a acceder al poder. Bajo la palabra de orden "¡Soviets libres!", establecieron una comuna revolucionaria que sobrevivió dieciséis días, hasta que se concentraron dos ejércitos para aplastarla. Después de una larga lucha, los sublevados fueron derrotados. Muchos de los sobrevivientes fueron fusilados sobre el campo de batalla, otros enviados a campos de trabajo forzado y una mayoría huyó hacia la vecina Finlandia. Por largos años fue un tabú en toda la izquierda y un episodio oscuro de la historia. El hecho maldito del bolchevismo. Ahora podemos conocer sus protagonistas, sus contradicciones, sus falsificaciones, separar propaganda de hechos gracias a los nuevos trabajos de investigación sobre los archivos rusos abiertos a partir de la caída de la URSS.
Kronstadt era un puerto-fortaleza y base naval, situada en la isla de Kotlin (que significa marmita o caldero) en el Golfo de Finlandia. Sobre una bahía donde desemboca el río Neva surge de improviso una isla en forma de triángulo elongado que domina la entrada al estuario. Tiene 13 km. de largo por 2 km. de ancho. La ciudad, que se estableció en el extremo oriental de la isla, está situada a menos de treinta kilómetros de San Petersburgo y es el cerrojo para la entrada y salida de tráfico marítimo. La rodea una antigua y gruesa muralla y su punto principal de acceso es la "Puerta de Petrogrado" situada al este. Por el lado sur de la isla se encuentran los puertos y los diques secos que podían acoger a un acorazado de la época. Dominando el centro de la ciudad se encuentra la notable catedral de San Andrés, con su cúpula dorada y sus paredes ocres, y la gran Plaza del Ancla (con capacidad para 30.000 personas) con su enorme Catedral de los Marinos. Durante las revoluciones de 1905, 1917 y 1921 sería el foro revolucionario y la asamblea permanente de los rebeldes. Su importancia estratégica nunca estuvo en duda: su historia moderna como fortaleza militar comenzó con el dominio del mar Báltico por los suecos y su reconquista por Pedro El Grande (el que había decretado un impuesto a las barbas), en una guerra que duraría veinticinco años. El triunfo le permitió a Rusia expandirse, anexionándose Finlandia, Lituania, Estonia y la zona de Ingria, donde pensó en fundar la nueva capital de su imperio. San Petersburgo se estableció en la antigua ciudad sueca de Nyen. La idea era proteger su nueva capital en Occidente y tener una base segura para la expansión imperial hacia el Báltico. En 1710 comenzó obras consideradas entonces como faraónicas, que transformaron a Kronstadt en la ciudad más fortificada e inexpugnable del mundo. La ciudad-puerto, con diques, polvorines, canales internos y su bellísima catedral, se estableció al sureste de la isla. No sólo se fortificó la isla misma: el zar construyó islas artificiales donde se asentaron fuertes numerados, dispuestos en posición de barbette, además en la costa norte y sur del continente se dispuso una segunda línea de fortificaciones y baterías para apoyar a Kronstadt. Peter Alexeyevich Romanov podía dormir tranquilo. Un canal maestro construido en 1875 (Morskoi), que pasa por el sur de la isla, permitía por medio de rompehielos, que las comunicaciones marítimas estuvieran abiertas los doces meses del año. El zarismo invirtió en ella millones de rublos, de horas-hombre y trabajo forzado para concluir un cerrojo confiable a los ataques desde el mar. Siguió ampliándose en el siglo XIX hasta llegar a cuarenta y dos fuertes, con cañones Krupp en cúpulas, un faro, talleres y modernos sistemas de comunicación (allí el ingeniero Alexandre Popov inventó la primera radio en 1896). En ese lugar mismo asentó sus reales la novísima Flota del Báltico.
En la revolución rusa de febrero de 1917, Kronstadt tenía una población de 82.000 almas (compuesta por 20.000 soldados, 12.000 marinos y 50.000 civiles, la mayoría trabajadores calificados, técnicos y administrativos). La guarnición y la ciudad habían adquirido una reputación formidable, mezcla de vida severa y muy regimentada, autonomía política y rebeldía indómita. La reputación había nacido en los motines espontáneos de la revolución de 1905 (iniciados por el desastre de la flota del Báltico en Tsushima). Incluso Kronstadt pecaba de precocidad revolucionaria: algunas células habían nacido ya en 1902 en la sección de Torpederos, inspiradas por socialrevolucionarios (SR?s) y socialistas. La revolución de 1905 fue en Kronstadt un poco caótica: fue espontánea, poco política (se reclamaba menos años de servicio, buen trato, buena comida, etc.) y derivó en saqueos, amagos de progroms y salvajismo. La represión zarista fue benigna: 3.000 marineros y soldados fueron arrestados; de ellos fueron juzgados 208 y sólo 41 penalizados por motín. No hubo ninguna condena a muerte. Los marineros y trabajadores aprendieron la lección de esta turbia revuelta y esperaron. En 1906 se constituiría un "Comité Unido de la Organización Militar-Revolucionaria de Kronstadt", inspirado por los SR?s, que intentaría un nuevo motín en julio de ese año, en combinación con el levantamiento en tres bases navales, una chispa que levantaría a San Petersburgo después que el zar liquidara la tibias medidas democráticas tomadas en 1905, el semi-constitucionalismo y algunas libertades civiles. Se trataba de reiniciar 1905. Si su motto fue populista, "¡Tierra y Libertad!", en la práctica fue furiosamente anti-oficiales y jerarquías superiores. La represión fue violenta y fulminante: muchos fueron fusilados en forma sumaria (incluidos militantes social revolucionarios) y de los detenidos, 3.000 marineros, 200 torpederos, 100 zapadores y 80 civiles fueron juzgados; de ellos 36 fueron ejecutados. El informe final confirmaba que el personal de la Flota del Báltico era políticamente peligroso y 2.127 hombres fueron radiados a destacamentos de castigo o a lejanos destinos geográficos. Se estableció un régimen de aislamiento y vigilancia policial de todos los cuarteles y barcos de la flota.
En febrero de 1917 el zarismo mantuvo un aislamiento total de la fortaleza con el continente, se prohibieron los diarios y la visita de civiles. Pero fue en vano. En Kronstadt se declarará la revolución mas intensa y violenta de toda Rusia. Los obreros y técnicos de Kronstadt se declaran en huelga. Informados de los sucesos en Petersburgo, marineros y soldados encolerizados atraparon al almirante Viren y lo ejecutaron sin más en la Plaza del Ancla bajo el grito: "¡Larga vida a la revolución!". Fueron ejecutados finalmente cuarenta oficiales de la armada y el ejército. Una ola de violencia cayó sobre la Flota del Báltico, sus barcos y bases: 76 altos oficiales navales, incluidos almirantes y comandantes, fueron ejecutados por resistirse a la revolución popular. De allí en más, Kronstadt pasó ser la flor y nata de la revolución, de su profundización y de un espíritu libertario desenfrenado. Construyó su propia Comunne revolucionaria, el Soviet de diputados trabajadores y soldados, que era dirigido por una alianza de mencheviques, anarco-comunistas, socialistas revolucionarios y radicales autónomos sin partido. Recordemos que soviet es la palabra rusa que denomina a un consejo o asamblea, es decir: una corporación representativa, de carácter consultivo y ejecutivo, que representa directamente a las clases más bajas. Es una forma de representación que superaría la democracia por delegación del modelo liberal. En la historia hay muchísimos ejemplos populares de soviets, desde las comunidades de los burgos medievales, los cantones, los concils de los soldados ingleses en el siglo XVII, la Comunne de Paris de 1871. La idea consejista más amplia implica la idea que el pueblo puede auto-organizarse a través de un sistema de poder autónomo, unido a una determinada capa social explotada y superando las viejas formas alienadas de democracia formal. Los bolcheviques siempre se opusieron a los soviets, y despertaron su desconfianza desde el inicio: el principio consejista no tiene lugar en el leninismo. Incluso intentaron que el Soviet de Petrogrado aceptara el programa socialdemócrata so pena de retirarse del mismo. El soviet era un rival peligroso e indeseado. El primer soviet de la revolución rusa apareció a mediados de mayo de 1905 en Ivanovo-Voznesensk, un distrito textil de Moscú que comenzó por reivindicaciones económicas y sindicales: los trabajadores crearon un "Consejo de Delegados de Ivanovo-Voznesenk" (Ivanovo-Voznesenskij Sovet Upolnomocennych), contaba con 110 diputados y su obligación era dirigir la huelga, no permitir acciones o negociaciones separadas, cuidar una actitud ordenada y organizada. El soviet de Ivanovo dejó una huella inmensa por su democracia de base, su solidaridad institucional y por la larga duración de la huelga. El modelo se expandió por toda Rusia y tuvo su producto más famoso en el Soviet o Consejo de diputados obreros de Petrogrado. La revolución de febrero nació rodeada de instituciones sociales. Kronstadt también desarrolló su propio consejo, que superaba su mero papel de coordinador de huelgas y movilizaciones en un órgano político de representación general de los trabajadores, un "parlamento-ejecutivo" obrero inédito. El soviet de Kronstadt se rehusó a obedecer al gobierno provincial y se proclamó "único poder de la ciudad". Desde este momento, el Soviet de Kronstadt se transformó en una verdadera república social, ejerciendo una autoridad política total, apoyado por asambleas multitudinarias en la Plaza del Ancla. Publicaba su propio diario, el "Kronstadt Izvestiia". Según el testimonio de un anarquista, la plaza era "una universidad libre donde los oradores sostenían sus puntos de vista ante una multitud de trabajadores, marineros y soldados ansiosos por oírlos". La red del nuevo poder constituyente se construía de abajo hacia arriba, a través de comités (por edificio, por barco, por taller, por fábrica). Se organizó una milicia armada para evitar intromisiones desde el exterior contra la soberanía. Defendió a Petersburgo del golpe de derecha del general Kornilov en agosto de 1917 y apoyó la consigna "¡Todo el Poder a los Soviets!" que llevó al poder a una coalición de bolcheviques, social revolucionarios de izquierda y mencheviques internacionalistas en octubre de 1917. Para apoyarlo movieron varios barcos de la flota hacia San Petersburgo por el río Neva. El crucero "Aurora" (que se puede visitar hoy día) disparó hacía las tropas de Kerensky munición de fogueo con el fin de desmoralizarlas. Iniciada la guerra civil, más de 40.000 marineros de la flota lucharon contra los blancos. Debemos señalar que Kronstadt nunca fue "bolchevique", ni en sus mejores épocas: siempre tuvo mayoría social revolucionaria (de izquierda y maximalistas), así como una interesante minoría de anarco-comunistas. Trotsky señalaba en 1917 que Kronstadt era un atajo de anarquistas. Las primeras dudas de los marinos y trabajadores surgieron cuando Lenin organizó el primer gobierno exclusivamente con bolcheviques. En marzo de 1918 se disolvió el comité de la flota, que era elegido democráticamente, para los communards era el comienzo de la "Comisariocracia", un término que será usado en el lenguaje de la rebelión. En abril del mismo año, los marineros se quejan del infame tratado de paz con el Imperio Alemán, "Tratado de Brest-Litovsk", del cual reniegan. En la supresión de los social revolucionarios, acaecida en julio de 1918, muchos marineros participan del amago de insurrección en Moscú contra el régimen bolchevique. En octubre de 1918 la base naval de Petrogrado, que incluye a Kronstadt, vota una resolución en la que se condena el monopolio bolchevique del poder político, la represión contra anarquistas, social revolucionarios y mencheviques internacionalistas y se solicitan elecciones libres en los soviets. Cuando el gobierno bolchevique acaba con la autogestión en la economía y disuelve los comités en las fuerzas armadas, los marinos y trabajadores de la Flota del Báltico protestan enérgicamente. Cuando Trotsky re-introduce oficiales zaristas como especialistas (Voenspetsy) y los comisarios políticos, el desánimo es generalizado. Con el fin de la guerra civil la cosa empeoró: muchos marineros pudieron ver de primera mano, durante sus permisos, las arbitrariedades y represión en las provincias. Hacia 1920 se estableció una "Oposición de la Flota", en sincronía con la "Oposición Obrera" dentro del partido bolchevique, que en su tosca plataforma exigía una armada tipo soviet, organizada bajo principios socialistas, comités por barco designados mediante elecciones y el fin de métodos dictatoriales. Ya en enero de 1921 abandonaron el partido comunista 5.000 marineros del Báltico que rompieron sus carnés. Entre agosto de 1920 y marzo de 1921 la organización bolchevique de Kronstadt perdió a la mitad de sus afiliados. Y casi inmediatamente el hambre y la escasez de combustible hicieron su aparición en toda Rusia. La Flota del Báltico se desintegraba: la tasa de deserciones se desbocó y al creciente descontento le acompañó una ola de huelgas obreras y fabriles, que se iniciaron en Moscú y Petrogrado, además de insurrecciones campesinas desde el Don a Siberia, desde Ucrania a Tambov. Sólo en febrero de 1921 se produjeron 118 rebeliones o disturbios rurales. En el primer semestre de 1921 el 77% de las fábricas urbanas habían participado en huelgas. A todas las oposiciones fuera del partido el régimen bolchevique las tildó de "bandidaje". A esto se le sumaba el autismo del partido bolchevique y sus luchas de facciones, en este caso entre Zinoviev (presidente del partido de Petrogrado) y Trotsky (Comisario de Guerra), y entre estos y el grupo de Lenin. El debate público bolchevique fue ocupado por la cuestión sindical y el rol autónomo de los sindicatos. En este debate Trotsky sostuvo que el trabajo compulsivo (forzado) "era la base del socialismo". Las tensiones estaban preparadas para un estallido. Los habitantes de Kronstadt, en una continuidad asombrosa con su propio pasado, habían logrado institucionalizar, a través de tradiciones y diseños organizativos, su fervor rebelde, su instinto revolucionario y su espíritu de independencia, en una línea política incorruptible, que no toleraba la arbitrariedad, la compulsión, cualquiera sea la fuente de donde proviniera. En marzo de 1921 estas virtudes encontrarían su expresión última, formidable y trágica.
El detonante fue una serie de huelgas y manifestaciones obreras en Petrogrado. La rebelión de Kronstadt es inexplicable si se la toma como algo aislado (algo que hizo la historiografía stalinista y la de la vertiente trotskista). En realidad, desde la mitad de 1918 los bolcheviques habían estado perdiendo gradualmente la representación de los intereses de los trabajadores urbanos, su último bastión político. Para finales de 1920 largos segmentos de la clase obrera, marineros, soldados y campesinos habían cesado de apoyar activa o pasivamente a los bolcheviques, y la evidencia era la ola de huelgas en Moscú, Petrogrado, Karkhov y otras ciudades. Los trabajadores se enfrentaban a Lenin. La coalición política de Octubre había finalizado. La composición de los detenidos por la Cheka y sus causas indican la misma situación: de más de 17.000 campos de detenidos, al 1º de noviembre de 1920, cuatro meses antes de la rebelión, obreros y campesinos constituían el grupo de presos mayoritario, con un 34% y 39% respectivamente. De 40.913 prisioneros declarados en diciembre de 1921 (el 44% por la Cheka) alrededor del 84% eran iletrados o con baja instrucción escolar, un índice de ser trabajador o campesino, ser pobre. Claramente las clases populares se oponían a la lenta dictadura del partido único. Los marineros y trabajadores de la isla, al enterarse de las huelgas y la posterior represión, envían una delegación a "Pedro Rojo" (como se le llamaba a la ciudad) para ver la situación sobre el terreno, y a la vuelta confeccionan un programa de 15 puntos, cuya reivindicación política más fuerte era elecciones inmediatas de soviets (voto secreto), libertad de expresión y prensa a los obreros y campesinos, a los anarquistas y a los socialistas de izquierda, libertad de reunión, sindicatos autónomos, amnistía de todos los presos políticos de los partidos socialistas y presos por cuestiones laboral o campesina, eliminar privilegios a comisarios y burócratas, acabar con el trabajo compulsivo y otras menores. Inmediatamente reclamaron la "tercera revolución" en Rusia (la primera había sido en febrero de 1917, la segunda en octubre de 1917). Pero la rebelión quedó aislada de los trabajadores de Petrogrado y la organización tuvo fallas decisivas. El momento estuvo mal elegido (el puerto estaba bloqueado por el hielo) así como los primeros pasos (no se aseguró depósitos de alimentos, municiones, combustible). Todo lo que demuestra su carácter espontáneo y no planeado. Los bolcheviques se enfrentaban con una crisis interna que los hacia tambalear, un situación revolucionaria en la mejor definición leninista, y se decidieron a poner fin a la revuelta lo más rápido posible.
La batalla de Kronstadt fue sangrienta y cruel, quizá peor que la Guerra Civil. Los bolcheviques no intentaron seriamente de llegar a un arreglo pacífico. Un ultimátum amenazaba a los rebeldes de que si no se rendían sin condiciones serían "acribillados como perdices". Al mismo tiempo se estableció el estado de sitio y medidas excepcionales en Petrogrado. El partido bolchevique, ante la inquietud en el propio ejército, comenzó a reunir tropas confiables en el sur y norte de la isla, cadetes comunistas (kursanty), destacamentos de la Cheka y soldados traídos de todos los extremos del país: ucranianos, polacos, chinos, tártaros, baskires y letones. Los medios de comunicación, monopolizados, realizaron una campaña de desinformación y mentiras, acusando a los sublevados de ser agentes de la Entente, de los generales zaristas, etc. Trotsky, el encargado de la represión militar, y Zinoviev, con su triple cargo en Petrogrado, fueron los responsables, aunque detrás estaba toda la dirección del partido bolchevique (incluida la propia "Oposición Obrera", que no sólo se deslindó de los apestosos sublevados, sino que se presentó como voluntarios para la operación militar). Zinoviev ordenó que se detuvieran como rehenes a todas las familias directas de los rebeldes (un sistema inaugurado por Trotsky en la Guerra Civil y luego perfeccionado por Stalin). Al mando de la operación se colocó al ex oficial zarista Tujachevsky (quién había fracasado en la invasión a Polonia en 1920), quien luego reprimiría a los campesinos rebeldes en Tambov con balas y gases letales. La operaciones militares comenzaron el 7 de marzo, aniversario del Día de las Trabajadoras, después de superar revueltas en los regimientos convocados e incluso confraternizaciones. Fue el comienzo de lo que Víctor Serge llamó "un horrible fratricidio". Los atacantes cruzaban sobre el agua congelada, sin lugar para ponerse a cubierto, para enfrentarse a fuertes con torretas blindadas, ametralladoras y defensores bien protegidos. Para evitar deserciones, una segunda línea de tropas de la Cheka con ametralladoras disparaba contra los que se negaban a atacar o retrocedían. El 8 de marzo Lenin da un discurso en la sesión de apertura del Xº Congreso del Partido Comunista: "no abrigo ninguna duda? de que esta rebelión, por detrás de la cual asoma la figura familiar del general de la Guardia Blanca, será liquidada dentro de unos pocos días, sino horas". Pero se equivocó: el asalto directo fue un fracaso y se perdieron muchos hombres sin abrir ni una brecha en la fortaleza. El Soviet de Kronstadt emitió un comunicado: "Que todos los trabajadores del mundo sepan que nosotros, los defensores del poder soviético, estamos protegiendo las conquistas de la revolución Social. Venceremos o moriremos sobre las ruinas de Kronstadt, luchando por la causa justa de la clase trabajadora. Los trabajadores del mundo serán nuestros jueces. La sangre de los inocentes caerá sobre las cabezas de los fanáticos comunistas, ebrios de poder. ¡Larga vida al poder de los Soviets!" El 17 de marzo, con refuerzos de tropas, artillería y aviones, se realizó el asalto final. Un ataque desde el sur y el norte, en su mayoría con cadetes militares comunistas, forzaron la entrada a la ciudad y finalmente, después de un combate casa a casa, llegada la medianoche, todo había acabado. Unos 800 refugiados, incluido el Comité Revolucionario, escaparon por el hielo hacia Finlandia, pero en total huyeron 8.000 hombres. Las pérdidas fueron muy grandes pero los bolcheviques tuvieron la peor parte, alrededor de 10.000 bajas; los rebeldes perdieron en combate a 600, con cerca de 1.000 heridos y más de 2500 prisioneros. Al día siguiente, 18 de marzo, todos los diarios de Moscú y Petrogrado traían grandes titulares conmemorativos del quinto aniversario de la "Comuna de Paris". El anarco-comunista Berkman hizo una amarga anotación en su diario: "Los vencedores están celebrando el aniversario de la Comuna de 1871. Trotsky y Zinoviev denuncian a Thiers y Gallifet por el asesinato de los rebeldes de París". Se capturaron 3.000 prisioneros durante la lucha y hasta el fin de abril la Cheka realizó 6500 arrestos. Ninguno de los rebeldes capturados fue sometido a juicio público. 13 fueron elegidos para ser juzgados en un tribunal secreto como cabecillas del motín. De los restantes ahora sabemos su fin: la Cheka conformó una troïka extraordinaria en la propia isla que ejecutó sumariamente a 2.168 (el 33% de las detenciones y entre ellos a cuatro mujeres) el resto es enviado (algunos con sus familias) a los campos de trabajo del norte (Solovki). Un informe estadístico de 1936 enumera sobre Kronstadt un total de 10.026 detenidos, sin especificar los ejecutados. Los sublevados durante el breve período de la Comunne habían detenido a 300 bolcheviques, a quienes trataron con total deferencia y no sufrieron ninguna herida o apremio. En Kronstadt los bolcheviques intentaron borrar toda huella del levantamiento popular: el Soviet se disolvió y nunca volvió a la vida política, un nuevo diario suplantó al tradicional, los buques fueron cambiados de nombre, la revolucionaria "Plaza del Ancla" pasó a llamarse "De la Revolución", los marinos no confiables fueron expulsados o diseminados, los soldados que participaron del asalto final fueron dispersos y se les prohibió hablar del tema.
La bibliografía y los trabajos sobre la revuelta fluctuaron alrededor de su importancia relativa en la política del momento; a partir de la muerte de Lenin, la lucha por el poder entre fracciones, el ascenso de Stalin y luego el fascismo, hicieron que desapareciera como objeto de estudio destacado. Kronstadt fue un eco débil hasta bien entrados los años ?30. El primer panfleto-denuncia con documentos auténticos (primeras fuentes) fue editada por los social revolucionarios de derecha, con el título de "Pravda o Kronshtadte" ("La verdad de Kronstadt"), editado en Praga por el grupo del diario "Volia Rosii" (donde actuaba Kerensky). Pero el primer análisis con rigor histórico se debió a la militante anarquista Ida Gilman, dit Mett, publicado en inglés en 1922: "The Kronstadt Urprising of 1921", con un prólogo de Murray Boochkin (fallecido el 30 de julio pasado), en español se le conoce como "La Comuna de Cronstadt. Crepúsculo sangriento de los Soviets". Es un trabajo con un estilo y un tono todavía insuperado. Luego le seguiría el trabajo de Alexander Berkman (anarquista testigo de esas jornadas en Petersburgo), "Die Kronstadt-Rebellion" (1923) y su diario político "Der Bolschewistische Mythos - Tagebuch aus der russischen Revolution 1920-1922" (1925). Kronstadt pasó a segundo plano hasta los debates en el movimiento internacional debido a la República Española, a la polémica entre el anarquismo, el stalinismo y el trotskismo como a los fenómenos de doble poder en la guerra civil. Al proponer Trotsky un Tribunal Internacional para juzgar los procesos de Moscú en 1937, un viejo marinero izquierdista alemán y ex diputado comunista, Wendelin Thomas, que era parte del tribunal, le recordó que además deberían juzgarse los crímenes cometidos en la represión de Kronstadt, de Mackhno en Ucrania y de las rebeliones campesinas bajo su mando como Comisario de Guerra. En estas discusiones, agrias y urgentes, participó el mismísimo Trotsky con dispar resultado con dos textitos, que repetían la propaganda mentirosa y los lugares comunes de la prensa bolchevique en 1921. Un sicofante de Trotsky, John Wright, escribió una defensa de su maestro, en el panfleto "The Truth about Kronstadt" (1938). A este revival se le acopló una re-edición de libro de Mett, una durísima contestación de la anarco-comunista Emma Goldman (testigo ocular de la revuelta): "Trotsky protest too much"(1938) y otro de Antón Ciliga, el Bórdiga yugoeslavo (quién estuvo en campos rusos por opositor), "L'insurrection de Cronstadt et la destinée de la Révolution russe", en La Révolution Prolétarienne (N°278,1938) de Pierre Monatte, donde escribían Simone Weil y un joven Daniel Guerin. Trotsky se llamó al silencio (en su autobiografía, "Mi Vida", apenas le dedica media línea) y en una carta confesó que Kronstadt era un asunto serio, que no tenía tiempo para hacer un libro sobre el tema y que ese trabajo lo confiaba a su hijo León Sedov. En su libro inacabado sobre Stalin, repitiendo los mismos argumentos, hablará que la represión sobre Kronstadt fue una necesidad trágica?
Kronstadt volvió a dormitar hasta que, desatada la guerra fría, historiadores americanos empezaron a echar un poco de luz, algunos con objetivos dudosos. Artículos de Hunter Alexander, Robert V. Daniels (un especialista en la oposición dentro y fuera del partido bolchevique), Georg Katkov, pasando por el valioso y póstumo libro de Volin, "La Revolution inconnue" (1947) hasta llegar al trabajo seminal del historiador americano del anarquismo Paul Avrich: "Kronstadt, 1921" (1970), ahora re-editado por la Universidad de Princenton. Su obra, (en español hay que buscarla en la edición argentina de 1973), a pesar del tiempo y de las nuevas fuentes documentales, sigue siendo insustituible. A continuación un silencio de diez años roto por el libro del historiador anarquista de las ideas Henri Arvon, su libro se titulaba: "La Revolte de Cronstadt 1921" (1980), editado en Bélgica y de poca difusión mundial. Le seguiría el trabajo más completo y documentado sobre Kronstadt, su historia como comuna y de sus protagonistas humanos y políticos: se trata de "Kronstadt: 1917-1921. The Fate of a Soviet Democracy" (1983), del historiador israelí Israel Getzler. Getzler ha realizado una nueva edición beneficiándose de la apertura de los archivos rusos después de la disolución de la antigua URSS.
Debemos contar una pequeña historia: en 1994 el presidente Boris Yeltsin rehabilita a los amotinados de Kronstadt y lo que es mejor, abre los archivos del estado desclasificando documentos secretos. En 1999 se publica una colección dispar de documentos del Archivo Estatal Ruso editadas por la casa editorial, el ROSSPEN, sobre Kronstadt, incluidos muchos informes secretos de la policía política (Cheka y GPU). Son dos gruesos volúmenes con el título de "Kronshtadtskaia tragediia 1921 goda, dokumenty v dvukh knigakh" (La Tragedia de Kronstadt, 1921. Documentos en dos volúmenes"). De estos materiales inéditos se han servido los últimos libros sobre el tema: Getzler ha hecho una edición ampliado con los documentos que han visto la luz (e incluso una serie de artículos anexos) y el penúltimo libro sobre la rebelión es "Cronstadt", del historiador trotskista Jean- Jacques Marie (miembro de Courant Communiste Internationaliste y del Partido de los Trabajadores de Lambert), editado a fines de 2005 por Fayard. Marie es conocido además por ser un gran animador del Centre d?Etudes et de Recherches sur les Mouvements Trotskistes et Révolutionnaires Internationaux (CERMTRI), que edita una revista monográfica sobre la historia de la URSS: "Cahiers du mouvement ouvrier". Recientemente ha aparecido en español su biografía crítica sobre Stalin. Su libro sobre Kronstadt es paralelo a otro libro sobre la historia de la guerra civil aparecido también en 2005, por lo que el historiador completó en realidad un solo trabajo en dos frentes. También Marie se beneficia de todos los libros sucesivos y de la apertura de los archivos rusos, utilizando los mismos textos que Getzler. Pero aquí acaban las diferencias formales.
Marie, aunque pretende mantener una objetividad formal (¡su editor es Fayard!), es parte del problema. No puede ocultar su simpatía por la represión bolchevique y repite, aunque de manera más académica y pausada, los tópicos viejos sobre el tema. En sus cuatrocientas y pico de páginas no encontramos ninguna novedad, cosa curiosa. Metodológicamente Kronstadt queda aislada de la dinámica bolchevique de la dictadura de partido único, del contexto autoritario del "Comunismo de Guerra", de la lenta descomposición de la simpatía de las masas por el partido bolchevique, de la oleada de huelgas urbanas y levantamientos campesinos. Marie usa los archivos de la peor manera posible: sin aparato crítico, sin discernir el lenguaje esópico de los policías y represores de la Cheka de la verdad (es como describir la rebelión de las banlieues en Francia por los informes de la DCRG); disuelve las críticas de los communards a la "Comisariocracia" como mera propaganda monárquica y antisemita (p.224), aceptando que son infundadas; justifica la ferocidad de la represión bolchevique comparándola reactivamente? ¡con los generales zaristas! y nuevamente coloca en el centro de la investigación los dos anatemas historiográficos stalinistas y trotskistas: que los marineros de 1921 no eran los de 1917 (constantemente a los largo del libro los marineros son presentados como despolitizados, débiles, sin tradición urbana, p.142) y que la rebelión era la expresión de la exasperación pequeño-burguesa campesina cuyo objetivo era volver a la propiedad privada (p.295). Se repasan todos los mitos negativos sin encontrar nada nuevo, salvo confirmar que en la represión brutal el gobierno bolchevique tenía razón. Kronstadt se "despolitiza" y se le extirpa justamente su verdadera alma: el principio de autodeterminación y autonomía reivindicado por los rebeldes con su consigna: "¡Todo el poder a los Soviets!". Por supuesto: todos estos argumentos han sido demolidos con anterioridad tanto por Avrich como por Getzler, por lo que Marie suena anacrónico y partidista. En suma: bandidismo, antisemitismo, despolitización, naturaleza pequeño burguesa de la insurrección, contrarrevolución campesina. El punto de vista de la Cheka no se ha perdido. La historia puede ser contada todavía como un expediente de la policía política, incluso cuando el estado bajo el cual operaba esa policía no exista más. La calumnia policial puede ser travestida de historia política. ¿Valía la pena investigar en los archivos, estudiarlos en lengua rusa, para indigestarse con este brulote?
¿Cuál es la importancia de Kronstadt? Quizá la mejor síntesis sea la que hace Volin: "Fue la primera tentativa popular enteramente independiente para librarse de todo yugo y realizar la revolución social, tentativa directa, resoluta y audaz de las masas mismas, sin pastores políticos, jefes ni tutores. Fue el paso inicial para la Tercera Revolución". Con al derrota de Kronstadt, la represión y la liquidación de la tibia "Oposición de Izquierda" dentro del partido bolchevique, pasó a la historia la última demanda efectiva de que se instalara una verdadera forma política de autodeterminación de los trabajadores y campesinos. Los communards de Kronstadt, los huelguistas de Petrogrado, los campesinos de Tambov creían que el soviet era el exclusivo portador del poder constituyente y no una mera etapa insurreccional. En lo sucesivo el sistema de partido único, y con ello, la dictadura stalinista, sería el horizonte más probable. La derrota de Kronstadt sigue siendo el fracaso de todo un modelo de transición al socialismo.