Articulos de Opinion 20-6-06
El Miedo enquistado en la Intelectualidad Argentina
por Eduardo R. Saguier
Investigador del CONICET
http://www.er-saguier.org
¿A que hondas razones culturales, políticas, sociológicas y psicológicas obedece el miedo enquistado en la opinión pública intelectual argentina?, ¿a qué obedece la autocensura, conformidad o resistencia a opinar críticamente sobre cuestiones que hacen a la democratización de la ciencia, el arte y la cultura?, ¿por qué motivos numerosos y consagrados intelectuales vienen callando la dominación autoritaria y facciosa que prevalece en las estructuras de los organismos de cultura argentinos?, ¿por qué motivo el Instituto Gino Germani (IGG) no encaró este drama, y por el contrario en la investigación de Naishtat y Toer (2005), las preguntas formuladas en las encuestas practicadas --a los miembros de los Consejos Directivos de la UBA-- se redujeron a problemáticas de muy relativa relevancia (la representatividad formal)?
Difícil es contestar estos interrogantes y aproximar un diagnóstico y una evaluación del trauma sufrido, dada la escasez de pruebas, testigos e investigaciones a las que se pueda recurrir (la mayor parte de los expedientes de estos casos no están al alcance de una investigación pues son confidenciales). Incluso, internacionalmente, los trabajos al respecto --aparte de los clásicos como los de Gouldner (1980) y Collins (1979)-- se focalizan exclusivamente en la clase profesional (Martin, 1991; y Schmidt, 2000). Sin embargo, pese a esta exigüidad, es nuestra obligación intentar ensayar una respuesta que indague en la desidia de la ciencia y la cultura argentina y en la negligente omisión de sus actores, que arroje algo de luz en la crisis que padecemos.
Tradicionalmente, la ciencia política ha probado que el miedo es un ingrediente propio de los regímenes fascistas y dictatoriales, donde la principal víctima es el intelectual independiente; y que por el contrario, en los regímenes democráticos, dicho miedo se va extinguiendo a medida que las libertades democráticas se consolidan. No obstante, la actualidad presente en los medios culturales argentinos permite verificar una realidad de signo adverso, pues aunque las instituciones democráticas se han restaurado y el modelo neoliberal fue derrotado, el miedo al poder persiste entre los intelectuales, artistas y científicos, de las ciencias duras y blandas, jóvenes y viejos, y a una escala e intensidad cada vez más crecientes.
Una explicación de estas dolorosas supervivencias sería que frente al inconcluso intento de restauración democrática y la parcial derrota experimentada por el neoliberalismo, al no haberse erradicado de cuajo dicha doble herencia ?que quedó plasmada en actores cómplices de esas épocas y en prácticas, legislaciones, regulaciones y reglamentaciones antidemocráticas aún vigentes-- no se habría podido afianzar la participación y la confianza mutua de la comunidad intelectual. Una democracia inconclusa sería aquella que preserva escrupulosamente las formalidades y el protocolo, pero donde la transparencia y la sustancia deliberativa, meritocrática, competitiva y exogámica del ejercicio democrático está críticamente ausente, por la falta de voluntad política para oxigenar las instituciones culturales, las que se perpetúan sin autocrítica, y en condiciones herméticas, desjerarquizadas y fragmentadas. Su nocivo ejemplo se derrama a los niveles laterales correspondientes a las profesiones liberales, y a las escalas inferiores de las instituciones educativas, no bastando por ello con modificar sólo la Ley de Educación Superior, sino producir una democratización profunda de todas las instituciones de la cultura, incluidas las referidas a los medios de comunicación masiva.
Es decir, una comunidad donde los intelectuales no son físicamente perseguidos por sus opiniones, y donde no existe censura, cárcel ni patíbulo por el "pecado" de disentir; pero donde sin embargo el miedo a "descolocarse" o desubicarse con quienes detentan el poder --peligrando el puesto de trabajo o malogrando privilegios económicos, como incentivos, becas, subsidios y subvenciones-- está culturalmente enquistado y psicológicamente internalizado. En otras palabras, una comunidad donde rige una violencia simbólica ilegítima, tácita y/o latente, que está destinada ex profeso a domesticar y disciplinar las mentes, las conciencias y las vocaciones, subordinando a los intelectuales al status de cortesanos del poder, impone un silencio a dos puntas; que amedrenta a los jóvenes con bloquearles sus pretensiones de ascenso académico, y a la vieja guardia intelectual que persista en su independencia con sabotearles una jubilación digna. Este enquistamiento e internalización no les permitiría ensayar la voluntad de discrepar, ni proponer cambios, ni denunciar anomalías o corrupciones, ni prestar solidaridad alguna para con los que a juzgar por su independencia de criterio son segregados, anatematizados y/o moralmente acosados. Aunque les muerda el dolor del vacío, la indefensión y la pérdida de su autoestima, estos últimos se encontrarían ante la patética situación en la que "nunca podrían esperar una mano, una ayuda ni un favor".
Este inhumano y desolador cuadro, que se ceba en aquellos a quienes el sistema estigmatiza como chivos expiatorios, y que por el contrario premia y asciende a sus aduladores, esbirros y sicarios, intimida a la comunidad intelectual, la expulsa a una deserción y un ostracismo que aumenta la brecha con los países centrales, o la incita a refugiarse en patologías o pautas de conducta violatorias de los códigos académicos. Entre esas pautas rige la intriga, el chisme, el secretismo, la extorsión, el chantaje, la venganza, la traición, y el buscar seguridad y protección en trenzas, roscas y camarillas, que le permitan compartir los eventuales botines de guerra, y lo parapeten cual si fueran casamatas o búnquers, contra la indiferencia, la discriminación, la postergación y la represalia. Toda la libido intelectual estaría focalizada en "hacerse amigo del juez", en reforzar y consolidar identidades de tipo clánico, y en concertar vínculos insanos como el compadrazgo y la coalición en sectas o logias, con las que poder disputar con éxito las diferentes instancias de poder académico, científico y cultural (elecciones de claustro, integración de comisiones y comités editoriales, constitución de jurados y referatos, organización de congresos y simposios, etc.).
En ese enmudecimiento cómplice y en esas relaciones de poder cortesanas, genuflexas, ventajeras y oportunistas, y no en los méritos intelectuales propios, ni en las rupturas epistemológicas o metodológicas alcanzadas en sus investigaciones, ponencias y exposiciones, ni en las innovaciones tecnológicas con que exhiba su producción, estaría cifrada toda la esperanza de inmunidad, reconocimiento, cooptación y promoción académica. Esta búsqueda perversa de un nicho ilegítimo lo induciría a su vez a incurrir en diversos mecanismos ficticios y cínicos (fatuidad, imitación, simulación, adulteración, plagio, etc.), y en una constante propensión a rehuir la polémica o el debate franco, donde la originalidad, la creatividad y la fractura con lo establecido estarían obstinadamente ausentes.
Bibliografía
Collins, Randall (1979). The Credential Society: An Historical Sociology of Education and Stratification. New York: Academic Press.
Gouldner, Alvin W. (1980): El futuro de los intelectuales y el ascenso de la nueva clase. Madrid: Alianza;
Martin, Brian (1991): Knowledge and Power in Academia, Neucleus (Armidale Students' Association), Vol. 44, No. 4, 15 August 1991, p. 10 (abridged); Farrago (University of Melbourne), Vol. 70, No. 8, pp. 32-33; Rabelais (La Trobe University Student's Representative Council), Vol. 25, No. 7, August 1991, pp. 12-13, 33.
en: http://www.uow.edu.au/arts/sts/bmartin/pubs/91kpa.html
Naishtat, Francisco y Mario Toer, ed. (2005): Democracia y Representación en la Universidad. El caso de la Universidad de Buenos Aires desde la visión de sus protagonistas (Buenos Aires: Editorial Biblos);
Schmidt, Jeff (2000). Disciplined Minds: A Critical Look at Salaried Professionals and the Soul-Battering System that Shapes their Lives. Lanham, MD: Rowman & Littlefield. http://www.creativeresistance.ca/action/2002-feb01-disciplined-minds-review-mike-ryan-z-magazine.htm
Vencedores y vencidos
x Txente Rekondo
El movimiento independentista y revolucionario que se sitúa al margen de ERC tampoco ha logrado superar su propio reto, articular y organizar en torno a un sólo proyecto ese espacio independentista que existe en la sociedad catalana pero que todavía no ha conseguido esa expresión unitaria
Tras las primeras horas del «dia despues», las formaciones politicas se han reunido para analizar los efectos del referendum. La mayoria coincide en señalar el alto indice de abstencion como un factor que hay que estudiar con detenimiento y profundizar sobre sus causas. de cara a la opinion publica los partidarios del «si» han mostrado su felicidad, mientras que en el campo del no, las reacciones de ERC y los populares han sido muy diferentes.
La baja participación es un síntoma claro de la falta de conexión entre la clase política y la población, que en esta ocasión se ha mostrado con un cierto nivel de castigo por las formas y el fondo de todo el proceso estatutario. No obstante, hay que evitar caer en un doble error, más que calificar la abstención como una muestra de desinterés hay que ubicarla en línea con una importante desilusión. Y, por otro lado, no se puede deslegitimar el triunfo del sí, a pesar de la alta abstención.
Artur Mas, reforzado
A la hora de señalar los vencedores y vencidos hay que ser muy cautos, sobre todo por el alto índice de abstención que puede condicionar lecturas simplistas. Es complicado por ello señalar un vencedor claro, aunque es obvio que la postura de CiU y de su líder Artur Mas ha salido mucho más reforzada tras la jornada electoral. Algo más sencillo es apuntar a los derrotados, ERC y PP. Mientras que los primeros lo han reconocido, los populares siguen sin hacerlo, inmersos en una campaña en clave estatal que les sitúa cada día más lejos de la realidad social de su país y en un círculo que puede engendrar, si no lo ha hecho ya, una posición más en línea con posiciones ultrarreaccionarias que con el centro derecha que quieren representar.
La movilización electoral permite adelantar que la movilización del voto negativo ha sido muy importante entre los votantes del PP, mientras que los de ERC no han seguido las directrices de su partido, en buena medida por ese rechazo a fotografiarse junto a los populares y «su entorno».
En el caso del «sí», la respuesta ha sido más alta entre las filas convergentes que desde los socialistas, y la movilización se ha debido, más que por los supuestos atributos del Estatut, como respuesta al PP.
Todos los partidos ya han puesto en marcha sus maquinarias para afrontar lo que se conoce como la segunda vuelta electoral, que serían las elecciones autonómicas, y aunque no se puede hacer una extrapolación de los resultados del domingo y las espectativas de la próxima cita electoral, todos piensan ya en el futuro Parlament.
Buena parte de la atención está en torno al PSC, y sobre todo sobre Maragall. En estos momentos es una incógnita qué decisión adoptará el president y la ejecutiva de su partido. El debate interno gira en torno a la capacidad o no del propio Maragall para decidir si se presenta o no. Históricamente la población catalana no comprendería que el líder del partido no sea a su vez el candidato presidencial.
Por ello tras la decisión de Maragall, los socialistas deberán decidirse. No aceptar su candidatura traería sin duda un grave riesgo de cara a las elecciones, y para corregir esta situación barajan varias opciones. O decantarse por Montilla en breve, o presentar a Maragall con Montilla de segundo, y preparar una jubilación del actual president, que sería tras las elecciones en caso de resultados malos o un poco más adelante en plena legislatura si los mismos son buenos. La lucha entre maragallistas y el aparato sigue en su apogeo aunque, como han señalado desde el PSC, «pronto habrá que decidirse». Tal vez la figura del tándem sea la elegida, aunque sea cual sea el resultado electoral, el relevo es cuestión de tiempo.
El caso de CiU es bastante diferente. El liderazgo de Mas se está reforzando, y se muestra como la mejor baza del conservadurismo catalán para buscar la recuperación del Govern en el Principat. La tarea no era fácil, y Mas capeó con nota tras sustituir a todo un mito político y social como era Jordi Pujol. El acuerdo del tripartito, sin embargo, empañó la vistoria convergente en las anteriores autonómicas, y desde entonces no han cesado en buscar la vuelta al Govern, ya que un partido como el suyo difícilmente podría soportar un alejamiento del poder durante tanto tiempo.
Más especulaciones
Los dirigentes de ERC han tenido la honestidad de reconocer su «derrota» en este referendum, y además han manifestado su intención de «replantear el programa, la estrategia y su posicionamiento», todo ello en clave electoral. Con bastante seguridad también apuesten por el tándem Carod-Puigcercós. En círculos republicanos se baraja la vuelta del último, que dejaría su puesto en Madrid y volvería al país para «reconducir el difícil equilibrio que vive en estos moentos» el partido. En torno al futuro de ERC, conviene fijarse en dos aspectos: en primer lugar, estaría el posible relevo de Carod, que estaría muy ligado al resultado electoral y, en segundo lugar, intentarán aparcar las diferencias internas para conseguir mantener una images de unidad.
ERC parece haber abandonado la «teoría de los treinta», la que presentaba a los tres grandes (PSC, CiU y ERC) en una franja de treinta parlamentarios. Internamente han señalado que esto no es posible de momento y se ha criticado esa teorización. Los republicanos han reconocido que su gestión institucional y gubernamental ha sido buena, con políticas progresistas y de control al despilfarro anterior. Sin embargo, no han sido capaces de explicarlo a la sociedad y no han tenido una buena gestión de la política. No han sabido plantar cara al PSC con más decisión, han mostrado demasiada confianza en Zapatero y el PSC, al tiempo que han dudado al tomar determinadas decisiones.
El PP sigue en clave estatal y envuelto en esa política de confrontación que despierta a las voces más reaccionarias de su proyecto. Mientras que Iniciativa puede aprovechar una futura crisis socialista, ya que han quedado «al margen» mediático de las disputas del tripartito, logrando una cierta imagen de «partido serio».
El movimiento independentista y revolucionario que se sitúa al margen de ERC tampoco ha logrado superar su propio reto, articular y organizar en torno a un sólo proyecto ese espacio independentista que existe en la sociedad catalana pero que todavía no ha conseguido esa expresión unitaria.
* Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)
por Eduardo R. Saguier
Investigador del CONICET
http://www.er-saguier.org
¿A que hondas razones culturales, políticas, sociológicas y psicológicas obedece el miedo enquistado en la opinión pública intelectual argentina?, ¿a qué obedece la autocensura, conformidad o resistencia a opinar críticamente sobre cuestiones que hacen a la democratización de la ciencia, el arte y la cultura?, ¿por qué motivos numerosos y consagrados intelectuales vienen callando la dominación autoritaria y facciosa que prevalece en las estructuras de los organismos de cultura argentinos?, ¿por qué motivo el Instituto Gino Germani (IGG) no encaró este drama, y por el contrario en la investigación de Naishtat y Toer (2005), las preguntas formuladas en las encuestas practicadas --a los miembros de los Consejos Directivos de la UBA-- se redujeron a problemáticas de muy relativa relevancia (la representatividad formal)?
Difícil es contestar estos interrogantes y aproximar un diagnóstico y una evaluación del trauma sufrido, dada la escasez de pruebas, testigos e investigaciones a las que se pueda recurrir (la mayor parte de los expedientes de estos casos no están al alcance de una investigación pues son confidenciales). Incluso, internacionalmente, los trabajos al respecto --aparte de los clásicos como los de Gouldner (1980) y Collins (1979)-- se focalizan exclusivamente en la clase profesional (Martin, 1991; y Schmidt, 2000). Sin embargo, pese a esta exigüidad, es nuestra obligación intentar ensayar una respuesta que indague en la desidia de la ciencia y la cultura argentina y en la negligente omisión de sus actores, que arroje algo de luz en la crisis que padecemos.
Tradicionalmente, la ciencia política ha probado que el miedo es un ingrediente propio de los regímenes fascistas y dictatoriales, donde la principal víctima es el intelectual independiente; y que por el contrario, en los regímenes democráticos, dicho miedo se va extinguiendo a medida que las libertades democráticas se consolidan. No obstante, la actualidad presente en los medios culturales argentinos permite verificar una realidad de signo adverso, pues aunque las instituciones democráticas se han restaurado y el modelo neoliberal fue derrotado, el miedo al poder persiste entre los intelectuales, artistas y científicos, de las ciencias duras y blandas, jóvenes y viejos, y a una escala e intensidad cada vez más crecientes.
Una explicación de estas dolorosas supervivencias sería que frente al inconcluso intento de restauración democrática y la parcial derrota experimentada por el neoliberalismo, al no haberse erradicado de cuajo dicha doble herencia ?que quedó plasmada en actores cómplices de esas épocas y en prácticas, legislaciones, regulaciones y reglamentaciones antidemocráticas aún vigentes-- no se habría podido afianzar la participación y la confianza mutua de la comunidad intelectual. Una democracia inconclusa sería aquella que preserva escrupulosamente las formalidades y el protocolo, pero donde la transparencia y la sustancia deliberativa, meritocrática, competitiva y exogámica del ejercicio democrático está críticamente ausente, por la falta de voluntad política para oxigenar las instituciones culturales, las que se perpetúan sin autocrítica, y en condiciones herméticas, desjerarquizadas y fragmentadas. Su nocivo ejemplo se derrama a los niveles laterales correspondientes a las profesiones liberales, y a las escalas inferiores de las instituciones educativas, no bastando por ello con modificar sólo la Ley de Educación Superior, sino producir una democratización profunda de todas las instituciones de la cultura, incluidas las referidas a los medios de comunicación masiva.
Es decir, una comunidad donde los intelectuales no son físicamente perseguidos por sus opiniones, y donde no existe censura, cárcel ni patíbulo por el "pecado" de disentir; pero donde sin embargo el miedo a "descolocarse" o desubicarse con quienes detentan el poder --peligrando el puesto de trabajo o malogrando privilegios económicos, como incentivos, becas, subsidios y subvenciones-- está culturalmente enquistado y psicológicamente internalizado. En otras palabras, una comunidad donde rige una violencia simbólica ilegítima, tácita y/o latente, que está destinada ex profeso a domesticar y disciplinar las mentes, las conciencias y las vocaciones, subordinando a los intelectuales al status de cortesanos del poder, impone un silencio a dos puntas; que amedrenta a los jóvenes con bloquearles sus pretensiones de ascenso académico, y a la vieja guardia intelectual que persista en su independencia con sabotearles una jubilación digna. Este enquistamiento e internalización no les permitiría ensayar la voluntad de discrepar, ni proponer cambios, ni denunciar anomalías o corrupciones, ni prestar solidaridad alguna para con los que a juzgar por su independencia de criterio son segregados, anatematizados y/o moralmente acosados. Aunque les muerda el dolor del vacío, la indefensión y la pérdida de su autoestima, estos últimos se encontrarían ante la patética situación en la que "nunca podrían esperar una mano, una ayuda ni un favor".
Este inhumano y desolador cuadro, que se ceba en aquellos a quienes el sistema estigmatiza como chivos expiatorios, y que por el contrario premia y asciende a sus aduladores, esbirros y sicarios, intimida a la comunidad intelectual, la expulsa a una deserción y un ostracismo que aumenta la brecha con los países centrales, o la incita a refugiarse en patologías o pautas de conducta violatorias de los códigos académicos. Entre esas pautas rige la intriga, el chisme, el secretismo, la extorsión, el chantaje, la venganza, la traición, y el buscar seguridad y protección en trenzas, roscas y camarillas, que le permitan compartir los eventuales botines de guerra, y lo parapeten cual si fueran casamatas o búnquers, contra la indiferencia, la discriminación, la postergación y la represalia. Toda la libido intelectual estaría focalizada en "hacerse amigo del juez", en reforzar y consolidar identidades de tipo clánico, y en concertar vínculos insanos como el compadrazgo y la coalición en sectas o logias, con las que poder disputar con éxito las diferentes instancias de poder académico, científico y cultural (elecciones de claustro, integración de comisiones y comités editoriales, constitución de jurados y referatos, organización de congresos y simposios, etc.).
En ese enmudecimiento cómplice y en esas relaciones de poder cortesanas, genuflexas, ventajeras y oportunistas, y no en los méritos intelectuales propios, ni en las rupturas epistemológicas o metodológicas alcanzadas en sus investigaciones, ponencias y exposiciones, ni en las innovaciones tecnológicas con que exhiba su producción, estaría cifrada toda la esperanza de inmunidad, reconocimiento, cooptación y promoción académica. Esta búsqueda perversa de un nicho ilegítimo lo induciría a su vez a incurrir en diversos mecanismos ficticios y cínicos (fatuidad, imitación, simulación, adulteración, plagio, etc.), y en una constante propensión a rehuir la polémica o el debate franco, donde la originalidad, la creatividad y la fractura con lo establecido estarían obstinadamente ausentes.
Bibliografía
Collins, Randall (1979). The Credential Society: An Historical Sociology of Education and Stratification. New York: Academic Press.
Gouldner, Alvin W. (1980): El futuro de los intelectuales y el ascenso de la nueva clase. Madrid: Alianza;
Martin, Brian (1991): Knowledge and Power in Academia, Neucleus (Armidale Students' Association), Vol. 44, No. 4, 15 August 1991, p. 10 (abridged); Farrago (University of Melbourne), Vol. 70, No. 8, pp. 32-33; Rabelais (La Trobe University Student's Representative Council), Vol. 25, No. 7, August 1991, pp. 12-13, 33.
en: http://www.uow.edu.au/arts/sts/bmartin/pubs/91kpa.html
Naishtat, Francisco y Mario Toer, ed. (2005): Democracia y Representación en la Universidad. El caso de la Universidad de Buenos Aires desde la visión de sus protagonistas (Buenos Aires: Editorial Biblos);
Schmidt, Jeff (2000). Disciplined Minds: A Critical Look at Salaried Professionals and the Soul-Battering System that Shapes their Lives. Lanham, MD: Rowman & Littlefield. http://www.creativeresistance.ca/action/2002-feb01-disciplined-minds-review-mike-ryan-z-magazine.htm
Vencedores y vencidos
x Txente Rekondo
El movimiento independentista y revolucionario que se sitúa al margen de ERC tampoco ha logrado superar su propio reto, articular y organizar en torno a un sólo proyecto ese espacio independentista que existe en la sociedad catalana pero que todavía no ha conseguido esa expresión unitaria
Tras las primeras horas del «dia despues», las formaciones politicas se han reunido para analizar los efectos del referendum. La mayoria coincide en señalar el alto indice de abstencion como un factor que hay que estudiar con detenimiento y profundizar sobre sus causas. de cara a la opinion publica los partidarios del «si» han mostrado su felicidad, mientras que en el campo del no, las reacciones de ERC y los populares han sido muy diferentes.
La baja participación es un síntoma claro de la falta de conexión entre la clase política y la población, que en esta ocasión se ha mostrado con un cierto nivel de castigo por las formas y el fondo de todo el proceso estatutario. No obstante, hay que evitar caer en un doble error, más que calificar la abstención como una muestra de desinterés hay que ubicarla en línea con una importante desilusión. Y, por otro lado, no se puede deslegitimar el triunfo del sí, a pesar de la alta abstención.
Artur Mas, reforzado
A la hora de señalar los vencedores y vencidos hay que ser muy cautos, sobre todo por el alto índice de abstención que puede condicionar lecturas simplistas. Es complicado por ello señalar un vencedor claro, aunque es obvio que la postura de CiU y de su líder Artur Mas ha salido mucho más reforzada tras la jornada electoral. Algo más sencillo es apuntar a los derrotados, ERC y PP. Mientras que los primeros lo han reconocido, los populares siguen sin hacerlo, inmersos en una campaña en clave estatal que les sitúa cada día más lejos de la realidad social de su país y en un círculo que puede engendrar, si no lo ha hecho ya, una posición más en línea con posiciones ultrarreaccionarias que con el centro derecha que quieren representar.
La movilización electoral permite adelantar que la movilización del voto negativo ha sido muy importante entre los votantes del PP, mientras que los de ERC no han seguido las directrices de su partido, en buena medida por ese rechazo a fotografiarse junto a los populares y «su entorno».
En el caso del «sí», la respuesta ha sido más alta entre las filas convergentes que desde los socialistas, y la movilización se ha debido, más que por los supuestos atributos del Estatut, como respuesta al PP.
Todos los partidos ya han puesto en marcha sus maquinarias para afrontar lo que se conoce como la segunda vuelta electoral, que serían las elecciones autonómicas, y aunque no se puede hacer una extrapolación de los resultados del domingo y las espectativas de la próxima cita electoral, todos piensan ya en el futuro Parlament.
Buena parte de la atención está en torno al PSC, y sobre todo sobre Maragall. En estos momentos es una incógnita qué decisión adoptará el president y la ejecutiva de su partido. El debate interno gira en torno a la capacidad o no del propio Maragall para decidir si se presenta o no. Históricamente la población catalana no comprendería que el líder del partido no sea a su vez el candidato presidencial.
Por ello tras la decisión de Maragall, los socialistas deberán decidirse. No aceptar su candidatura traería sin duda un grave riesgo de cara a las elecciones, y para corregir esta situación barajan varias opciones. O decantarse por Montilla en breve, o presentar a Maragall con Montilla de segundo, y preparar una jubilación del actual president, que sería tras las elecciones en caso de resultados malos o un poco más adelante en plena legislatura si los mismos son buenos. La lucha entre maragallistas y el aparato sigue en su apogeo aunque, como han señalado desde el PSC, «pronto habrá que decidirse». Tal vez la figura del tándem sea la elegida, aunque sea cual sea el resultado electoral, el relevo es cuestión de tiempo.
El caso de CiU es bastante diferente. El liderazgo de Mas se está reforzando, y se muestra como la mejor baza del conservadurismo catalán para buscar la recuperación del Govern en el Principat. La tarea no era fácil, y Mas capeó con nota tras sustituir a todo un mito político y social como era Jordi Pujol. El acuerdo del tripartito, sin embargo, empañó la vistoria convergente en las anteriores autonómicas, y desde entonces no han cesado en buscar la vuelta al Govern, ya que un partido como el suyo difícilmente podría soportar un alejamiento del poder durante tanto tiempo.
Más especulaciones
Los dirigentes de ERC han tenido la honestidad de reconocer su «derrota» en este referendum, y además han manifestado su intención de «replantear el programa, la estrategia y su posicionamiento», todo ello en clave electoral. Con bastante seguridad también apuesten por el tándem Carod-Puigcercós. En círculos republicanos se baraja la vuelta del último, que dejaría su puesto en Madrid y volvería al país para «reconducir el difícil equilibrio que vive en estos moentos» el partido. En torno al futuro de ERC, conviene fijarse en dos aspectos: en primer lugar, estaría el posible relevo de Carod, que estaría muy ligado al resultado electoral y, en segundo lugar, intentarán aparcar las diferencias internas para conseguir mantener una images de unidad.
ERC parece haber abandonado la «teoría de los treinta», la que presentaba a los tres grandes (PSC, CiU y ERC) en una franja de treinta parlamentarios. Internamente han señalado que esto no es posible de momento y se ha criticado esa teorización. Los republicanos han reconocido que su gestión institucional y gubernamental ha sido buena, con políticas progresistas y de control al despilfarro anterior. Sin embargo, no han sido capaces de explicarlo a la sociedad y no han tenido una buena gestión de la política. No han sabido plantar cara al PSC con más decisión, han mostrado demasiada confianza en Zapatero y el PSC, al tiempo que han dudado al tomar determinadas decisiones.
El PP sigue en clave estatal y envuelto en esa política de confrontación que despierta a las voces más reaccionarias de su proyecto. Mientras que Iniciativa puede aprovechar una futura crisis socialista, ya que han quedado «al margen» mediático de las disputas del tripartito, logrando una cierta imagen de «partido serio».
El movimiento independentista y revolucionario que se sitúa al margen de ERC tampoco ha logrado superar su propio reto, articular y organizar en torno a un sólo proyecto ese espacio independentista que existe en la sociedad catalana pero que todavía no ha conseguido esa expresión unitaria.
* Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)