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8.8.06 

Articulos de Opinion 8-08-06

Las cruzadas en la antigüedad y las nuevas cruzadas
x Amir Ibn Taufik

En nombre de la Cruz y la conquista de la Tierra Santa, en la antiguedad la nobleza europea y los señores feudales marcharon al Medio Oriente, para luchar contra los musulmanes y "rescatar" Jerusalem a los verdaderos cristianos. Guillermo de Tiro describió los atentados que cometieron los Cruzados, los caballeros Templarios, en Siria, Líbano y en la tierra palestina.
Muchos de ellos se enriquecieron y otros se nombraron soberanos y sometieron a los pueblos que habian conquistado. Cuánta sangre corrió por las ardientes arenas del desierto. Fue tanta la saña de estos liberadores de la libertad religiosa en nombre de Dios, que no se detuvieron a elegir a quién matar: musulmanes, cristianos y judios, mujeres, niños y hombres. Fue un genocidio étnico por más de 200 años.
La furia de ALLAH no se hizo esperar y nacio la "Unidad y Jihah" que unió a todos los pueblos árabes musulmanes para destruir al enemigo invasor. Y asi fue que el mito de las "Cruzadas" se derrumbó por completo, el mundo árabe rescató su tierra, la misma tierra que por miles de años recibieron de sus antecesores.
Hoy, en pleno siglo XXI se ha levantado una "Nueva Cruzada", por las potencias que tratan de imponer y domininar al resto del mundo. Son los nuevos señores feudales que como los de ayer, solo buscan enriquecerse más y más.
Ayer, el sionismo sufrió persecución, los mataron y casi fueron extinguidos. Los de ayer, que se querian deshacer de esta gente, ahora los defienden y los han armado como los "Nuevos Cruzados" con el slogan "Lucha contra el Terrorismo". Y qué hay del terrorismo de estado que aplica Israel y las recetas de genocidio que el gobierno de George W.Bush predica ante el mundo, que estupefacto escucha al mandatario de una nación que se jacta de luchar en favor de la Libertad de los pueblos. Y que viola sistematicamente los derechos humanos, manteniendo carceles de tortura en diferentes lugares de Europa y en el Caribe.
Todos los pueblos tienen el derecho de defenderse, y mas de una invasión a su soberania. No sigamos culpando a Hezbollah de atacar a Israel, no justifiquemos la falta de credibilidad de las Naciones Unidas, la Union Europea, su condicionamiento y su respaldo al estado sionista y a la politica externa del aguila americana.
Tres semanas, que no son capaces de poner un alto al fuego, todo gira alrededor de lo mismo, no hay soluciones, no son sensibles a la catastrofe humana del desplazamiento de miles de libaneses, el genocidio descarado de mujeres y niños y el constante bombardeo a pueblos y ciudades indefensas libanesas.
El Líbano esta siendo crucificado y se está aplicando un genocidio étnico contra los libaneses. Y el mundo mira, observa, mientras el pais se derrumba.
Esta floreciendo en los desiertos la union de Cristianos, Chiitas y Sunitas contra el sionismo y el imperialismo. JIHAH, JIHAH es la consigna.
* Historiador, escritor libanés. himyarita@yahoo.com



¿Qué puede lograr Israel?
x Immanuell Wallerstein

La actual campaña militar del régimen de Israel va en un sentido paralelo a la invasión de Bush a Irak. Los generales israelíes ya están notando que la fuerza militar de Hezbollah es, de lejos, más poderosa de lo que creían, que los aliados están tomando distancia, y pronto van a descubrir que el apoyo del pueblo israelí es más frágil de lo esperado. Israel está yendo hacia una humillante tregua.
El Estado de Israel fue establecido en 1948. Desde entonces ha habido una violencia continua entre árabes y judíos y entre Israel y sus vecinos.
Algunas veces la violencia fue leve o incluso latente. Y cada tanto la violencia escala en una guerra abierta, como ahora. Cuando la violencia a gran escala estalla, hay un debate inmediato sobre qué la originó. Estamos ahora en medio de la guerra entre Israel y Palestina en Gaza, y entre Israel y Líbano, y el mundo entero está ocupado en el debate inútil de siempre sobre cómo reducir el estado de guerra y los niveles de violencia.
Cada gobierno israelí ha deseado crear una situación en la que el mundo y sus vecinos reconozcan la existencia de Israel como Estado y el cese de la violencia entre estados. Israel nunca ha podido alcanzar eso. Cuando los niveles de violencia son relativamente bajos, el pueblo de Israel está dividido sobre la estrategia a seguir. Pero cuando la violencia se intensifica hasta llegar a una guerra, los judíos israelíes y el mundo judío tienden a seguir al gobierno.
En realidad, la estrategia básica de Israel desde 1948 ha sido depender de dos cosas en la búsqueda de sus objetivos: un ejército fuerte y un apoyo fuerte de Occidente. De hecho, esta estrategia ha funcionado en un sentido: Israel todavía sobrevive. La pregunta es hasta cuándo esa estrategia va a seguir funcionando.
La fuente de apoyo extranjero ha cambiado con el tiempo. Nos olvidamos completamente de que en 1948 el apoyo militar crucial para Israel vino de la Unión Soviética y sus satélites de Europa del Este. Cuando la Unión Soviética se retiró, fue Francia quien vino a ocupar su papel. Francia estaba combatiendo contra la revolución argelina, y vio a Israel como un elemento crucial para derrocar al movimiento de liberación nacional en Argelia. Pero cuando ésta se independizó, en 1962, Francia abandonó a Israel porque pensaba en mantener lazos con una Argelia independiente.
Recién después de esto es que Estados Unidos se mueve en apoyo total de Israel. Uno de los elementos más importantes en este viraje fue la victoria militar en la Guerra de los Seis Días, en 1967. En esa guerra Israel conquistó territorios del viejo mandato británico de Palestina, entre otros. Esto probó su habilidad para convertirse en una presencia militar fuerte en la región; y transformó la actitud del mundo judío, pasando de una situación en la que sólo cerca del 50 por ciento aprobaba la creación de Israel, al apoyo de una gran mayoría de judíos en el mundo, para los cuales Israel se convirtió en una fuente de orgullo. Este es el momento en el cual el Holocausto se convirtió en la mayor justificación ideológica para Israel y sus políticas.
Después de 1967, los gobiernos de Israel pensaron que no tenían nada que negociar con los palestinos o con el mundo árabe. Ofrecieron treguas unilaterales, siempre en los términos de Israel. Israel no pudo negociar con Nasser. Por lo tanto, no pudo negociar con Arafat. Ahora no puede negociar con los llamados "terroristas". En su lugar, ha confiado en sucesivas muestras de fuerza militar.
Israel está ahora cometiendo exactamente el mismo error garrafal que Bush con la invasión a Irak. Pensaba que una muestra de fuerza militar podría afirmar una presencia incuestionable de Estados Unidos en Irak e intimidar al resto del mundo. Bush descubrió que la resistencia en Irak fue militarmente más fuerte de lo que preveía, que sus aliados políticos en Irak eran mucho menos fiables que lo que se asumió y que el apoyo popular a la guerra fue, por lejos, más frágil de lo que se esperaba. Estados Unidos está caminando hacia una humillante retirada de Irak.
La actual campaña militar de Israel va en un sentido paralelo a la invasión de Bush a Irak. Los generales israelíes ya están notando que la fuerza militar de Hezbollah es, de lejos, más poderosa de lo que creían, que los aliados en la región ya están tomando una gran distancia de Estados Unidos e Israel (nótese el apoyo del gobierno de Irak a Líbano y ahora el del gobierno de Arabia Saudí) y pronto van a descubrir que el apoyo del pueblo israelí es más frágil de lo esperado. El gobierno israelí ya es reacio a enviar tropas terrestres a Líbano, principalmente por las reacciones que piensa que van a haber dentro de su país. Israel está yendo hacia una humillante tregua.
De lo que el gobierno de Israel no se da cuenta es que ni su vecino Hamas ni Hezbollah necesitan a Israel. Es Israel quien los necesita a ellos, y los necesita desesperadamente. Si Israel no quiere convertirse en un "Estado cruzado" condenado a desaparecer, es sólo Hamas y Hezbollah quienes pueden garantizarle la supervivencia. Sólo cuando Israel sea capaz de relacionarse con ellos va a poder vivir en paz.
Lograr una ocupación estable y en paz de Líbano va a ser extremadamente difícil. Pero los pilares de la estrategia actual de Israel (su propia fuerza militar y el apoyo incondicional de Estados Unidos) son una caña muy fina. Su ventaja militar está disminuyendo y va a disminuir progresivamente en los próximos años. Y en los años pos Irak, Estados Unidos puede abandonar a Israel de la misma manera que lo hizo Francia en los sesenta.
La única garantía real para Israel va a ser la de los palestinos. Y para tener esa garantía, Israel va a tener que repensar su estrategia para sobrevivir.
rodelu.net, 04/08/06. Traducción de Lucía Secco



El tiempo y la urgencia: reflexiones sobre la política de escuchar en la Otra Campaña
Una defensa y una crítica


Por John Gibler
Especial para The Narco News Bulletin
26 de julio de 2006

Muchas de las críticas dirigidas hacia la Otra Campaña pueden ser atribuidas al fracaso o la negativa de tomar en serio el objetivo de la primera fase de la misma: escuchar.
La estructura inicial de la Otra Campaña se dividió en dos fases de seis meses, las cuales prepararían el terreno para la creación de un movimiento nacional anticapitalista de base. En la primera, el subcomandante Marcos recorrería todos los 31 estados y el distrito federal para escuchar las voces, las historias de resistencia, y las estrategias organizativas de los que se encuentran abajo y a la izquierda. En la segunda fase, miembros de la comandancia indígena del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) viajarían en delegaciones ?32 en total ? a los 31 estados y al distrito federal, donde se quedarían por un período entero de seis meses, para llevar a cabo trabajo de organización al lado de quienes habían firmado la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y de quienes se habían adherido a la Otra Campaña.
Estos planes fueron brutalmente interrumpidos cuando cientos de policías municipales y estatales atacaron a unos floricultores en Texoco, el 3 de mayo, y luego de que más de 3,500 policías federales, estatales y municipales asaltaron el pueblo de San Salvador Atenco, el 4 de mayo. La Otra Campaña suspendió su recorrido para escuchar, con el fin de solidarizarse con las cientos de personas que fueron golpeadas, violadas, atacadas sexualmente y encarceladas durante las agresiones policíacas, así como de organizarse para exigir su liberación.

I. Una defensa

Desde el principio, se ha criticado a la Otra Campaña por mostrarse en contra de las elecciones; por reprobar al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y a su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador; por no asistir a la posesión del presidente Evo Morales en Bolivia; por ignorar al Dialogo Nacional (una organización de izquierda enlazada a partidos políticos de oposición) y por ser tan fuertemente anticapitalista. Estas críticas se dirigen hacia toda la propuesta de organización de base, afuera de los partidos políticos, gobiernos, y corporaciones; es decir, dibujando líneas definidas de inclusión y exclusión. La Otra Campaña ya las había dibujado antes, y a partir de ese momento no ha mirado atrás.
Pero otros han lanzado críticas a la Otra Campaña que, dicen, parten de los objetivos generales de la misma, dirigiéndose así, no hacia la estructura del proyecto, sino a su implementación. Guillermo Almeyra, por ejemplo, publicó recientemente en la revista "Memoria" una de las críticas más arrasantes que se ha hecho a la Otra Campaña, la cual sirve como modelo para entender cómo se ha distorsionado y subestimado la política de escuchar.
Guillermo Almeyra publica críticas hostiles de la Otra Campaña desde hace meses. Pero, hasta que yo sepa, él nunca ha asistido a un evento dentro del marco de la misma. Yo seguí la "otra" desde el principio (sólo me desvié del camino tres veces, para asistir a un encuentro nacional de jaraneros en Tlacotlapan, al Foro del Agua popular en la Ciudad de México, y para hacer un reportaje sobre la militarización en Guerrero) y nunca lo vi. Algunos ex estudiantes de Almeyra también seguían la campaña, y confirmaron que tampoco lo habían visto. No menciono su ausencia para descartar de una vez sus críticas, ni para participar en el juego de autóctonos contra forasteros. Pero lo que me parece curioso es que gaste tanta tinta en criticar la Otra Campaña sin invertir algunas horas en ver de que se trata de verdad. O, dicho de otra manera, que apuñale verbalmente un recorrido para escuchar de seis meses, sin siquiera ir nunca para hacer tal cosa (imaginen un profesor de universidad publicando críticas de Marx sin haber leído sus libros).
Almeyra escribe que la Otra Campaña está "dirigida a tomar contacto con los que no pueden expresarse -precisamente esa es su cualidad principal-, pero no una campaña que tenga como objetivo organizar o elevar el nivel político de quienes participan en sus actos?".
Es falso. El objetivo reiterado es precisamente organizar y consolidar un movimiento nacional. La Sexta Declaración de la Selva Lacandona resume este objetivo como sigue:
Vamos a ir a escuchar y hablar directamente, sin intermediarios ni mediaciones, con la gente sencilla y humilde del pueblo mexicano y, según lo que vamos escuchando y aprendiendo, vamos a ir construyendo, junto con esa gente que es como nosotros, humilde y sencilla, un programa nacional de lucha, pero un programa que sea claramente de izquierda o sea anticapitalista o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la democracia y la libertad para el pueblo mexicano.
Que la campaña tenga éxito o no lo tenga, que tropiece o que salte, y que sea fiel a sus objetivos o que no lo sea, conforman otro asunto, pero sería una equivocación negar que se ha cumplido tal objetivo.
Almeyra sigue:
?tampoco educa sobre qué es el capitalismo (sólo divide a la sociedad entre "ricos" y "pobres") ni sobre qué es el Estado (simplemente sostiene que "hay que echar los ricos a Miami", sin decir cómo ni por cuáles medios ni cómo reaccionarán los expulsados potenciales y las fuerzas estatales, además de Estados Unidos), no educa políticamente (dice "les quitaremos las tierras", "expropiaremos los bancos", sin siquiera esbozar cuáles serían las condiciones mínimas necesarias para poder hacer eso). Es una campaña de agitación antielectoral y anti establishment, pero no una campaña organizativa anticapitalista.
Almeyra se confunde aquí en dos puntos principales: 1) que la primera fase de la campaña es la única fase, y 2) que los discursos del subcomandante Marcos (a los cuales se ha referido diariamente el periódico La Jornada) son las únicas voces de la Otra Campaña. Almeyra critica la Otra Campaña por no hacer ahora lo que la Otra dijo que haría después. Pero no reconoce este hecho; simplemente ignora la propuesta de entrar en una fase organizativa, que está por venir, y, entonces, ataca la fase de escuchar por no concentrarse en organizar. Además, escribe, en sus múltiples frases entre paréntesis, que la campaña "sólo divide" y que "simplemente sostiene". Luego cita elementos de los discursos de Marcos, juntando todas las voces de la Otra Campaña en la de este último. Ambas confusiones provienen del desprecio de Almeyra para el lugar que se le da al acto de escuchar en la Otra Campaña. Una argumenta que tal acto debería ser subvertido con una organización desde arriba. La otra, entre tanto, pone todas las voces de la gente de abajo en la de Marcos (repito, este segundo error es probablemente el resultado de utilizar selectivamente citas de Marcos en La Jornada ?pese a que este periódico también cubrió, cada día, la participación de la gente de abajo ? y de nunca asistir a los eventos de la campaña destinados a escuchar).
Todo esto toca un punto importante, algo que podría parecer una contradicción en la primera fase de la Otra Campaña: si todo este viaje realmente se trata de escuchar, ¿por qué habla tanto Marcos? Puede que mi respuesta a esta pregunta sea muy generosa con la Otra, pero muestra lo que llegué a observar durante los meses de escuchar, tanto a miles de personas que llegaron a hablar, como las intervenciones diarias de Marcos. Marcos sube a los kioskos de los zócalos en los pueblos, o encima de las camionetas en el campo, para convocar, para llamar a la gente a que participe, para crear conciencia sobre el espacio social que abre la Otra Campaña. Ese fueron el papel de cada uno de sus discursos, pese a que no todos fue tan exitosos, o siquiera tan enfocados como aquellos que pueden clasificarse entre los mejores (intenta tú dar dos o tres discursos por día, los siete días de la semana, durante cuatro meses). La participación de Marcos en este sentido recuerda a aquel momento en la organización popular, en que la clase obrera no tenía ningún acceso a los medios de comunicación de ese entonces, y así iba por todas partes haciendo tribunas improvisadas para difundir sus visiones de cambio social.
Almeyra sigue:
Dejados rápidamente de lado los aspectos histriónico-folklóricos (la gira de Marcos en motocicleta con su pollo mascota en la parte trasera), la tournée nunca pasó de ser más que una toma de contacto con sectores en lucha o marginados por la acción de los partidos (lo cual sin duda es muy importante, pero es también insuficiente). Sondeó su nivel de comprensión, escuchó sus reclamos, vio su nivel de organización y de decisión, pero no propuso nada ni siquiera la autonomía y la autogestión (conquistas fundamentales de los zapatistas chiapanecos) ni discutió nada ni presentó un proyecto de país (o los problemas fundamentales que éste debe enfrentar) ni organizó.
Otra vez, se confunde aquí Almeyra en dos sentidos: 1) Escribe en el tiempo pasado ("la tournée nunca pasó de ser?") como si la Otra Campaña, o siquiera la primera fase de ella, se hubiera acabado, y 2) disminuye tanto el valor de escuchar como el compromiso ante el mismo, escribiendo que "no propuso nada." No es así; sí propuso algo: recorrer todo el territorio nacional para escuchar a la gente. El EZLN hubiera podido organizar un tour nacional para exportar su propio modelo de municipios autónomos, pero no quería organizar desde arriba. Llamaron, a través de la Sexta, a organizar desde abajo, y a que se haga esto escuchando, en primera instancia. Así se pusieron en camino a predicar con el ejemplo, recorriendo todo el país para sentarse y escuchar, cada día, durante todo el día.
Algunas afirmaciones de Almeyra son simplemente viperinas:
Lo más grave es que? la Otra Campaña no se preocupe por elevar el nivel de comprensión de la gente a la que llega, no intente presentar un proyecto anticapitalista de país ni hable de los grandes problemas de éste?
Almeyra no estuvo presente, entonces, como puede emitir una condena tan arrasante?
La Otra Campaña no puede organizar porque hace política de modo sectario y primitivo y busca el poder, pero por medios inadecuados, como la simple agitación contra "los ricos".
La Otra Campaña, escribe, hace política de "modo primitivo". Teniendo en cuenta el bagaje cultural que conlleva la palabra "primitivo" ?500 años de colonialismo y despotismo ?, ¿como debe entender uno tal acusación difamante, proveniente de un académico bien establecido, de que un movimiento político mayoramente indígena y campesino sea "primitivo"? ¿Como clasismo o racismo latente? ¿O será que Almeyra simplemente está con tantas ganas de condenar la campaña que no tiene cuidado en escoger sus palabras?
Cuando Marcos exclama "¡me cago en la correlación de fuerzas!" educa en el voluntarismo ramplón a sus seguidores, en la ignorancia de qué batalla se libra, de cuáles son los medios del enemigo, de cómo éste tiene consenso en determinados sectores y los lleva a la impreparación organizativa y política, a sustituir la razón y el compromiso calculado por la rabia y la improvisación, los conduce a aventuras desastrosas, como en Atenco.
Tras la acusación desvergonzada y realmente pasmosa de que la proclamación de Marcos de alguna manera causó la brutal represión policíaca en San Salvador Atenco, hay algo que vale la pena resaltar. Muchos discursos de Marcos tocan situaciones muy complejas y las atropella con conclusiones fuertes, simples y muchas veces insostenibles, como su famosa respuesta a la correlación de fuerzas: me cago en ellas. Pero también respalda estos aforismos con análisis, tales como el que hizo durante una entrevista, publicada en el ejemplar de mayo de la revista Rebeldía, en la cual explicó que quiso utilizar esa frase a la manera en que los intelectuales recurren al análisis de la correlación de fuerzas para justificar el hecho de no luchar contra los fuertemente arraigados y protegidos sistemas de opresión.
Veo parte del papel de Marcos, en la primera fase de la Otra Campaña, como el de convocador. Su estrategia de hablar, de manera sumamente simple, busca animar a las personas, para decirles: ¡únanse con nosotros! ¡No dejen que nadie les diga que cambiar el mundo es imposible! Las fuerzas militares más fuertes de la historia del mundo respaldan el capital transnacional y el imperialismo estadounidense, ¿y qué? ¡Que se jodan! ¡Pongámonos a trabajar! ¡Encontraremos una manera para vencerlos! No es una estrategia para derrotar el capitalismo, sino un llamado a vincularse con la lucha.
En resumen, las críticas de Almeyra a la Otra Campaña provienen de confusiones sobre: el proceso de la campaña (escuchar primero, luego organizar); las voces de la campaña (los reduce a la de Marcos); y el valor de escuchar ( es evidente tanto su impaciencia con empezar a escuchar, como el hecho de que nunca se hizo presente para escuchar por su propia cuenta).

II. Una crítica

La Otra Campaña, no obstante, no está lejos de toda crítica. Considerando el valor de escuchar en la Otra Campaña, como muestra del éxito del movimiento, la asamblea nacional realizada durante el 30 de junio y el 1 de julio fue una experiencia muy inquietante para mí. La inhabilidad para escuchar caracterizó la asamblea, incluso antes de empezar.
Una semana antes de este evento, miembros de la Otra Campaña en la Ciudad de México, empezaron a repartir volantes convocando la gente a una marcha desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, el 2 de julio. Uno de los temas principales programados para la asamblea era precisamente el accionar que se iba a llevar a cabo el 2 de julio. Sin embargo, el grupo del DF hizo una salida en falso y repartió volantes no firmados en nombre de la Otra Campaña, días antes de que empezaran las reuniones.
Me acerqué a una mujer que distribuía volantes y la pregunté como podía ser que ya estaban llamando a una marcha, antes de la asamblea. "Bueno, es lo que decidimos en la metropolitana", me dijo. "Y, ¿qué pasa con los compañeros que están llegando desde los 31 estados para asistir a la reunión? ¿Cómo pueden decidir que harán todos el 2 de julio antes de que se hayan escuchado sus propuestas también?
Se quedó callada. No hubo respuesta ninguna.
Después de seis meses de construir un movimiento nacional basado en escuchar las voces de los de abajo, fue sumamente inquietante ver el contingente del DF haciendo alarde de su indiferencia a escuchar, elaborando, diseñando, imprimiendo y distribuyendo volantes que no tenían en cuenta las voces, ideas y propuestas de los demás participantes de todo el país.
Pero la cosa empeoró todavía más. Después de la sesión maratónica del primer día de la asamblea, apenas 40 minutos antes del cierre del Teatro Venustiano Carranza, los representantes del DF en la mesa obligaron que se discutiera lo que se iba a hacer el 2 de julio (un debate originalmente programado para la mañana siguiente), cuando ya no había tiempo para escuchar ? o mucho menos para debatir y considerar varias propuestas ? y cuando el grupo del DF podía someter la suya a una votación, para así ganar por mayoría. Con una imposición agresiva, pero ligeramente disfrazada, el grupo del DF ganó así con su propuesta, mientras que representantes de otros estados optaron por denunciar el "mayoriteo" del grupo. ¿Esto es la Otra Campaña?
Durante los dos días de la asamblea, el parloteo fue constante, y solo hubo silencio cuando Marcos se paró para tomar la palabra. Repito: ¿esto es el encuentro nacional de un movimiento fundado en el principio de escuchar?
La mayoría de los participantes urbanos en la Otra Campaña ?y aquí me incluyo como adherente "intergaláctico" de la Sexta, acompañando la primera fase como corresponsal de varios medios alternativos ? fue criado, en gran parte, dentro de una cultura tanto individualista como capitalista y no sabe, realmente, cómo comunicar y tomar decisiones en forma colectiva, en asambleas. Creo que es de suma importancia destacar esto: no sabemos realizar asambleas ni grandes encuentros para tomar decisiones, y hay que aprender.
La marcha en sí, el 2 de julio, era colorida y llena de energía. No obstante, sentí que fue infructuosa frente a la idea de comunicar sus principales mensajes políticos (no hay democracia mientras haya presos políticos; vote o no vote, hay que organizarse) o para atraer más gente. La marcha y la manifestación en el Zócalo fueron productos para el consumo de los participantes. Nada más. Ni siquiera todos los participantes realmente prestaron atención: una vez en el Zócalo, muchos se acurrucaron en grupitos a comer, tomar, vender cositas y charlar, en vez de escuchar al manifiesto que estaba siendo leído desde la plataforma.
Todavía nos falta mucho para aprender en lo referente escuchar.
III. El tiempo y la urgencia
Entonces, ¿qué pasa con el título grandilocuente de esta nota: El tiempo y la urgencia: reflexiones sobre la política de escuchar en la Otra Campaña?. Pues que apunta hacia lo que considero la tensión principal en la Otra Campaña, a esta altura: una tensión entre el tiempo necesario para construir desde abajo y el sentido de urgencia. Urgencia generado por los hechos en Atenco, Sicartsa y Oaxaca, la introversión del estado y el resultante desmadre de las elecciones federales. Las cosas están derrumbándose. Hace mucho tiempo que van así. Pero ahora estamos parados aquí, y sentimos la intensidad de lo que derrumba en nuestra alrededor.
Entre muchos de los que seguimos la caravana de la Otra, la pregunta es sí, y cuando, el viaje continuará hacia el norte. Pero la pregunta no debe ser ¿continuar la caravana o no continuarla?, sino ¿cómo puede seguir la Otra Campaña construyendo la base de un movimiento nacional anticapitalista de base, seguir escuchando en el norte, mientras no solo continúa, sino que intensifica la lucha para liberar al resto de los presos políticos?
El tiempo y la urgencia no deben verse como fuerzas en oposición, lo cual impondría la idea de dar prioridad a una o la otra. Ambos deben alimentar el espíritu y la dirección de la organización. culturas e instituciones de opresión, profundamente arraigadas, serán arrancadas a través de un proceso de organización lenta y bien pensado, desde abajo. Pero la magnitud y la fuerza opresiva del Estado exige un simultáneo aumento de intensidad -rompiendo con marchas y discursos cuadrados en los zócalos- para llevar a cabo acciones más diversas y creativas que no sólo comunican sino que también convocan.