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28.6.06 

Articulos de Opinion 28-6-06

América Latina en la trampa progresista El reinado del poder confuso
desde Argentina

Jorge Beinstein

Cartón lleno, la ola progresista está a punto de cubrir lo esencial de la geografía latinoamericana, si López Obrador llega a imponerse en Méjico, la vieja derecha neoliberal habrá quedado reducida a unos pocos remanentes de los años 1990. Sin embargo desde el punto de vista de los intereses económicos dominantes en la región muy poco ha cambiado, tampoco se han producido mejoras en el plano social, el proceso de concentración de ingresos y empobrecimiento masivo continua su marcha. Aunque se han producido mutaciones decisivas en las retóricas oficiales, ahora plagadas de alusiones humanistas y de críticas a las multinacionales o al FMI (que no se dan por aludidos y prosiguen su labor). ¿Que es en realidad el progresismo latinoamericano?, ¿que rasgos definen a un gobierno como tal?, ¿en que se diferencia de los regímenes anteriores?, ¿como puede ser que en Washington, donde gobierna la extrema derecha, no aparezca ni la menor señal de preocupación por estos cambios?. Fronteras borrosas Ensayar una tipificación del centroizquierda regional no es tarea sencilla, pululan señales híbridas, contradictorias, discursos opuestos a los hechos, promesas incumplidas. Sus fronteras son borrosas, en ciertos casos es difícil establecer si algunos de sus integrantes realmente pertenecen o no al espacio, su heterogeneidad ideológica y de origen político es desconcertante. Lula fue un dirigente obrero partidario del socialismo aunque apenas llegó al gobierno aclaró que no era un hombre de izquierda, Kirtchner fue en la década pasada un decidido gobernador de provincia neoliberal, amasó su primera fortuna durante la dictadura militar, pero ahora ha decidido borrar ese pasado, se proclama progresista y recuerda lejanos nebulosos antecedentes en la "izquierda peronista" (y aplica una política favorable a la hegemonía de las multinacionales). Bachelet es al mismo tiempo "heredera" del partido socialista de Salvador Allende y firme defensora del sistema económico forjado bajo la dictadura de Pinochet. Y tanto ella como Tabaré Vazquez (de vieja trayectoria en la izquierda y acompañado por funcionarios ex tupamaros) están entre los más fieles aliados de los Estados Unidos. Algo que los marca a casi todos es su dedicación prioritaria a las manipulaciones mediáticas, el mundo ilusorio de los medios de comunicación es la "tierra firme" cuya dinámica sobredetermina buena parte de sus actos, toda esa venta y reventa de ilusiones cubre un pragmatismo próximo a la amoralidad absoluta. Su común denominador es un cierto izquierdismo "cultural" (moderado) combinado con políticas económicas conservadoras que preservan las reformas neoliberales de los años 1980-1990. Aunque en materia de política internacional en algunos casos van más allá de los discursos y practican un juego que afloja los tradicionales lazos de sujeción al Imperio y anuda vínculos con otros sistemas de poder. En fin, la rápida decrepitud de las privatizaciones los lleva a veces a reasumir el control público de algún sector enajenado en ruinas, lo que les permite animar unos pocos shows nacionalistas (muy acotados). Tanto juego confuso despista a quienes los evalúan siguiendo patrones de otras épocas, entre otras cosas, porque una de sus fuentes (mediáticas) de legitimación es la utilización inescrupulosa del pasado, en especial de la memoria (remodelada) de rebeldías populares extinguidas. Ejemplos: un alto funcionario uruguayo que hace varias décadas era un joven rebelde tupamaro se escuda en esos antecedentes para justificar algún acto de corrupción gubernamental o la aceptación "realista" del saqueo realizado por empresas multinacionales, Kirchner rinde una y otra vez homenaje a las víctimas de la dictadura mientras obedece fielmente la última exigencia del FMI y salda por anticipado la megadeuda argentina con ese organismo (al mismo tiempo le arroja alguna crítica), un funcionario del gobierno de Brasil recuerda su lejano combate contra el despotismo militar mientras Lula decide el remate 13 millones de hectáreas de tierras amazónicas o el envío de tropas a Haiti. El nuevo contexto global La observación de los recientes cambios en el contexto global nos puede ayudar a entender al progresismo latinoamericano. En poco menos de un lustro los Estados Unidos han perdido la imagen de superpotencia imbatible y ahora afloran alianzas, polos de distinto peso que toman distancia del Imperio y que a veces lo enfrentan, la fantasía del planeta norteamericanizado se va esfumando. Emerge China, que pese a su dependencia comercial del mercado norteamericano enfrenta a la estrategia estadounidense en numerosos países y temas decisivos del comercio global (suministro de materias primas, inversiones, etc.). En el corazón de Asia se está conformando una alianza económico-política entre Rusia, China e Irán, contratos multimillonarios de venta de petróleo y gas, inversiones en infraestructura, venta de armas, programas de cooperación tecnológica, etc., van tejiendo una tupida red entre esos tres países, atrayendo a numerosos estados de la periferia y desplazando intereses occidentales. India juega cierto juego propio oscilando entre los Estados Unidos y las naciones emergentes de Asia, la Unión Europea mantiene su amistad histórica con el Imperio pero en una suerte de distanciamiento suave, muy prudente, manifestando a veces sus desacuerdos. El empantamiento de los Estados Unidos en Irak y Afganistan y sus crecientes dificultades económicas (superdeudas pública y privada, déficits comerciales y financieros, etc.) demuestran sus debilidades estratégicas, la enfermedad del gigante incita a las fieras circundantes a pegarle mordiscos, robarle alguna presa o alejarse de su influencia. La hegemonía aplastante de los años 1990 no es sustituida por otra forma de polarización dura (como fue la bipolaridad en la época de la Guerra Fría) sino por una situación muy original (no tiene paralelo en la era moderna) de despolarización que le abre el paso a una suerte de multipolaridad floja de futuro incierto. Mientras la superpotencia declina no emergen centros dominantes de reemplazo. Amplios espacios del sistema mundial aparecen así sumergidos en un capitalismo difuso, sin control imperialista fuerte (por parte de potencias declinantes o emergentes). Además el marco de esta transformación no es una nueva prosperidad general del capitalismo sino su crisis prolongada que ahora tiende a agudizarse. Impulsadas por esta realidad numerosas burguesías periféricas (especialmente en Latinoamérica) combinan interpenetraciones financieras y productivas extra norteamericanas con gestos de independencia frente el Imperio. Esto podría hacernos recordar al mundo de los años 1930 cuando la oligarquía argentina (y algunas otras de la región) mezclaba su tradicional anglofilia con acercamientos hacia Alemania o Estados Unidos y alentaba a muchos de sus políticos, militares e intelectuales al acercamiento con las "nuevas ideas" (el fascismo) en detrimento de las "viejas" (el liberalismo decimonónico). Pero el paralelo es en buena medida falso, este es otro planeta, en el plano ideológico no asistimos a tentativas de recambio de los paradigmas burgueses sino al desprestigio de los existentes sin renovaciones culturales (capitalistas) a la vista. Desde el punto de vista económico no declina un viejo Imperio (Inglaterra) acosado por otros más jóvenes, más bien constatamos el deterioro del gran barco estadounidense y el probable hundimiento por arrastre de sus aliados y rivales. Independencias moderadas Las pequeñas maniobras por cuenta propia del Mercosur (liderado por Brasil) deben ser inscriptas en este nuevo contexto, también el galimatías de Evo Morales que luego de su victoria electoral pudo exhibir el apoyo de Cuba y Venezuela, pero también de España y la Unión Europea, el visto bueno de Bush, la amistad de China e India y la decisión del FMI de perdonar la deuda boliviana. La autonomización prudente respecto de los Estados Unidos por parte de algunos gobiernos progresistas suele combinarse con la aplicación de políticas económicas reaccionarias, de consolidación del subdesarrollo, Lula, Kirchner y Tabaré Vazquez son tres buenos ejemplos de eso. Evo Morales en Bolivia con su proyecto de "capitalismo andino-amazónico", más allá de sus desbordes verbales aparece objetivamente como un renovador de la Bolivia burguesa (atrapada por las redes empresarias multinacionales) ampliando el espectro de relaciones carnales con el capitalismo global, lo que seguramente, de lograr algunos éxitos en sus objetivos, implicará cambios importantes en las relaciones internas de poder. Sin embargo las audacias "patrióticas" o "sociales" del progresismo son muy limitadas porque a diferencia de los años 1930 hoy el capitalismo como realidad mundial es básicamente un gran depredador financiero, su "cultura" no es la de la gran industria militarizada o de otro signo sino la de los negocios especulativos de corto plazo, los golpes de mano financieros, el saqueo veloz de países. Nada más lejos del capitalismo global del siglo XXI que los proyectos de reconversión productiva (recomposiciones semicoloniales, industrializaciones periféricas, etc.). Ello incluye a la degeneración gangsteril de las (lumpen)burguesías locales. Algunos gobiernos progresistas suelen referirse a sus antepasados nacionalistas burgueses (Getulio Vargas en Brasil, Peron en Argentina)... nada que ver. Así como la prostitución no es una forma de liberación de la mujer, la diversificación de negocios a escala internacional tampoco es la independencia de la sociedad periférica. Cada nuevo amo-inversor aporta sus propias perversiones, la degradación deja de tener una única referencia externa para extenderse a un fluctuante abanico de aves de rapiña. El neoliberalismo latinoamericano fue la expresión de una doble decadencia (pese a sus invocaciones al milenio de prosperidad de la economía de mercado); decadencia del capitalismo mundial que ingresaba de lleno en la era de la hipertrofia financiera, y del capitalismo regional que dejaba atrás sus últimas ilusiones productivistas (de industrialización acelerada, de modernización agraria, etc.) para ingresar en el parasitismo de la mano de Menem, Salinas de Gortari o Fujimori. Ahora el progresismo expresa una doble degradación mayor, en el plano internacional marcado por el delirio militarista del Imperio, su profundo deterioro institucional y económico, y el resquebrajamiento político y social de la Unión Europea (con bajas tasas de crecimiento), una megacrisis energética a la vista, etc. Y en el nivel regional la tentativa de gestión de la agonía neoliberal. Realismo norteamericano Pero esos modestos espacios de autonomía son también el resultado de la flexibilidad de la diplomacia norteamericana. Ironías de la historia, la era "demócrata" de Clinton coincidió en América Latina con gobiernos de "derecha" , la época ultraconservadora de Bush coincide con la extensión del progresismo. Es que los años 1990 fueron los de las grandes reformas privatistas, la recolonización se consumó en ese momento, ahora ya no queda casi nada por privatizar, estos no son tiempos de "reformas" neoliberales sino de preservación del sistema, de gobernabilidad, afectada por las consecuencias catastróficas de aquellos cambios (explosión de la indigencia, crisis de los servicios públicos desnacionalizados, desprestigio de los elencos políticos, del sistema judicial, en suma; de la institucionalidad burguesa). En la mayoría de los países las camarillas abiertamente neoliberales no están en condiciones de gobernar, su presencia en el poder provocó desde fines de la década pasada sublevaciones populares como en Bolivia, Ecuador o Argentina o el crecimiento de movimientos sociales amenazantes como en Brasil. La alternativa conservadora viable pasó a ser el progresismo. Por otra parte el Imperio consagrado a una gigantesca operación de conquista y control militar en Asia Central y Medio Oriente no está en condiciones de abrir un segundo maga frente militar en América Latina, menos aún cuando en el espacio asiático está sufriendo serios reveses. Ambos motivos han llevado a la diplomacia norteamericana a una estrategia de "retaguardia flexible" en América Latina contemporizadora con ciertos discursos altaneros y una que otra picardía sin consecuencias graves (por ahora), el realismo político ha prevalecido, los halcones de Washington tuvieron que auto controlar sus delirios fascistas. Debilidades y equívocos convergentes El progresismo no es el resultado del ascenso de nuevos sistemas de poder sino el producto de diversas debilidades y equívocos convergentes. En primer lugar aparecen las burguesías locales, transnacionalizadas, sin otro proyecto que la reproducción del parasitismo, sin partidos políticos conservadores medianamente estables y respetados (crisis de legitimidad). Luego las fuerzas armadas que no se han recompuesto de sus pasados dictatoriales, entrelazadas con redes mafiosas y diversos sistemas de corrupción y acotadas, en parte desestructuradas por la estrategia que los Estados Unidos aplicó en la región desde los años 1980 (logrando debilitar a los estados latinoamericanos). En tercer lugar el Imperio ha perdido fuerza global y en consecuencia ya no está en condiciones de imponer sus decisiones en un ciento por ciento. En cuarto término las otras potencias (Unión Europea, China, Japón) intervienen en la región con distinta grado de incidencia pero en ningún caso se perfilan como fuerzas imperialistas dominantes. A todo lo anterior que podríamos denominar "debilidad de los de arriba" debemos asociar una dualidad compleja en "los de abajo". A lo largo de la década actual estallaron rebeliones, se extendió una multiplicidad de formas de protesta, de organizaciones sociales, que en algunos casos apuntaron más allá del neoliberalismo. En Bolivia por ejemplo a mediados del año pasado el pueblo insurgente exigía un "gobierno obrero y popular", en Argentina el reclamo popular entre fines de 2001 y comienzos de 2002 era "que se vayan todos" (jueces, políticos, transnacionales...), en Ecuador las movilizaciones sociales derribaron varios presidentes. Sin embargo esas rebeldías no lograron destruir los sistemas de poder... las masas avanzan, golpean, desbordan, amenazan, acosan pero finalmente se repliegan o bien demuestran su incapacidad para superar la crisis. Es en ese punto donde las instituciones del sistema logran recomponerse y frenan el descontento, el poder burgués sobrevive, aunque para ello se ve obligado vestir una nueva indumentaria que adorna con vistosos apliques "izquierdistas" y símbolos extraídos del folclore popular, mientras arroja al basurero a unos cuantos políticos desprestigiados. Uno de los instrumentos de esa renovación política es la incorporación al sistema de poder de cuadros y estructuras sociales de izquierda que abandonan según distintos ritmos viejos principios para ingresar en el universo de los "cambios posibles", es decir ínfimos, superficiales. El PT de Brasil o el Frente Amplio de Uruguay realizaron un largo camino de integración a las instituciones, cada paso hacia arriba, cada victoria electoral los iba comprometiendo más y más con la gobernabilidad del régimen (el proceso no constituyó ninguna novedad, repetía antiguas comedias reformistas). En Argentina se trató de una sucesión de cooptaciones de cuadros ablandados por la adversidad (o su "recuerdo" deformado) desde los 1980 con Alfonsin, incluso bajo Menem y por supuesto desde la llegada de Kirchner. El panorama es completado por una suerte de equívoco que ayuda a la reproducción de la farsa. Cuba, una vieja revolución que resiste exitosamente al acoso imperial y Venezuela, una revolución nueva en plena búsqueda de caminos postcapitalistas, burlan en parte la tentativa de aislamiento regional al que los quiere someter la Casa Blanca, anudando acuerdos y abrazos amistosos con algunos de los gobiernos progresistas, aprovechando los espacios entreabiertos de autonomía. Esas maniobras están plagadas de desprolijidades, zancadillas, efectos positivos y pasos en falso. Los Estados Unidos no pueden oponerse de manera brutal a dicho juego porque corren el riesgo de acorralar más de lo conveniente a sus amigos progresistas y a veces se hacen los distraídos (no siempre), por su parte los gobiernos progresistas emplean a fondo las imágenes cubano-venezolanas en su empresa de captura y domesticación de la izquierda, aunque a veces cometen torpezas, por ejemplo ciertas maniobras (por encargo) de desestabilización de esos países (así fue el "caso Hilda Molina" donde el gobierno de Kirchner intentó crearle problemas interno-externos a Cuba seguramente en coordinación con el Departamento de Estado norteamericano). La izquierda empantanada El progresismo pudo desplegar su arte de la confusión con un alto grado de impunidad (hasta el presente) porque en numerosos casos manipuló o marginó a una izquierda culturalmente floja que no pudo superar formas ideológicas fracasadas, obsoletas, y comprender plenamente las transformaciones producidas en el último cuarto de siglo. Como no saldó teóricamente sus cuentas con el pasado permitió que los sistemas de poder pudieran aprovechar esa grieta para bloquear su desarrollo, recapturar desbordes populares, neutralizar o devorar a muchas de sus estructuras nuevas o viejas. Ello plantea "temas" cuyo tratamiento excede los limites de esta nota pero que de todos modos es útil enunciar alentando de ese modo un debate estratégico ineludible. Primero, el bloqueo ideológico (1) que le impide a la izquierda convertirse en catalizadora de las rebeldía populares y promover el avance de prácticas autónomas (2) articuladas, impulsando el desborde revolucionario de los de abajo, acosando, desestructurando al Poder burgués apuntando a su destrucción. Prisionera de los paradigmas jacobinos victoriosos con la Revolución Rusa y luego sensiblemente deformados, no puede superar el anquilosamiento aparatista que le ha impedido conectar positivamente con la nueva pluralidad popular. Producto de la última modernización capitalista (y de su crisis) donde irrumpen miles de organizaciones, iniciativas, ensayos de ruptura, de reconstrucción cultural, de supervivencia, ejerciendo un alto nivel de desconfianza ante las estructuras jerárquicas, centralizadas de manera autoritaria. El desafío es construir concretamente, sobre el terreno de las confrontaciones antisistema, izquierdas revolucionarias cuya meta no sea el control de la insurgencia (con la esperanza ilusoria de conducirla a la victoria) sino su impulso, su promoción democrática. Tal vez eso fue lo que faltó en Bolivia en las dos últimas sublevaciones (dejándole la vía libre al reformismo), también se notó dicha carencia en la Argentina de 2001-2002. probablemente no con vista a una revolución en el corto plazo sino para el inicio de un proceso de desestabilización prolongada y creciente del régimen. No se trata de una adaptación a los nuevos tiempos sino de una mutación cultural apoyada en la critica radical del autoritarismo. En segundo lugar, la reinstalación superadora del proyecto revolucionario, diferenciándolo no solo de las ilusiones reformistas sino también de los gradualismos basistas que eluden el tema del Poder, es decir la confrontación integral con el sistema. No se trata de elaborar construcciones autistas sino respuestas revolucionarias a la crisis del capitalismo (incluyendo su reciente conformación neoliberal pero profundizando la revuelta más allá de la misma hasta llegar a las raíces del régimen). Esta no es época de reconfiguración positiva del mundo burgués (como lo fue la era keynesiana) sino de su decadencia, evidente en América Latina donde las estructuras sociales elitizadas y controladas por mecanismos de saqueo no permiten "mejoras" duraderas. Y mucho menos desarrollos integradores de capitalismos nacionales, populares, "serios", etc., desde el cuento kirchnerista del capitalismo nacional y popular o la exageración folclorica de Evo Morales y su capitalismo andino-amazónico. hasta el de la gestión astuta de lo existente apuntando a su modificación en el larguísimo plazo (Bachelet, Tabaré Vazquez, Lula). En tercer lugar, el enfrentamiento, la ruptura total, sin conciliaciones de ningún tipo con el espectro progresista. Que debe dejar de ser considerado el mal menor o el amigo inconsecuente para ubicarlo en el campo de los enemigos del pueblo. Ello implica una compleja construcción teórica y práctica de la confrontación con el sistema de poder y su estructura institucional, el desarrollo de fuerzas populares extra institucionales. Si la función histórica del progresismo es postergar, corromper, trabar el desborde del potencial insurgente de las bases populares, el rol de la izquierda revolucionaria debería forjarse en torno de la articulación de vastas operaciones de destrucción del orden establecido, de liberación de la energía social aprisionada por las estructuras burguesas, la palabra clave es Revolución.
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(1) utilizo el término "ideología" en el peor sentido de la palabra, es decir conciencia falsa, reduccionista, simplificadora de la realidad que se autoproclama comprensión total (sin contradicciones) de la misma. (2) es decir "autopraxis", liberadora de los oprimidos y destructora del Poder opresor, tal como Marx empleaba el concepto.
jorgebeinstein@yahoo.com.

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Un país secuestrado

Alvaro Ramis

ALAI AMLATINA, 28/06/2006, Santiago de Chile.- Ya son 16
años. Puede sonar extraño que todo un país pueda estar
secuestrado, pero no es raro si lo analizamos a la luz de verdadera
capacidad de autodeterminación que posee Chile. Al finalizar la
dictadura, quienes habían ejercido el poder absoluto desde 1973
evaluaron que para proteger sus intereses necesitaban generar una
serie de mecanismos de control que impidieran que las mayorías
pudieran cambiar, democráticamente, las políticas que habían
implementado sin mayor contrapeso que su propia voluntad. En
ese momento resolvieron secuestrar la soberanía popular de todo
un país. Decidieron devolver la administración del Estado, pero se
guardaron las llaves que le permitirían a la población hacerse con
el control de sus propias vidas. Y todo para evitar que ese pueblo,
sospechoso de querer subvertirlo todo, vuelva a "usar mal" su
libertad.

Ya contaban con la Constitución de 1980, que incorporaba una
serie de "resguardos institucionales" que impedían su reforma.
Pero era necesario clausurar, aún más, los posibles cambios al
sistema. De esa forma surgieron las más creativas e impensadas
formas de amarre, consagradas en leyes entre octubre de 1988 y
el 10 de marzo de 1990. Un amarre para cada tema sensible: La
LOCE para la educación, el Sistema Binominal y los nuevos
distritos electorales para asegurar la sobre-representación de la
derecha y la exclusión de la izquierda, la Ley Orgánica de las
Fuerzas Armadas para garantizar la afectación del 10% de los
ingresos de Codelco en beneficio del Ejército, las designación del
tribunal constitucional, y un largo etcétera.

El año recién pasado, algunos de los más burdos instrumentos del
secuestro fueron eliminados: los senadores designados, el
amenazador título que se designaba a las FFAA como " garantes
de la institucionalidad", la inamovilidad de los comandantes en
jefe, las atribuciones del Consejo de Seguridad Nacional, entre
otras. Pero estas concesiones se basan en la seguridad que
tienen los secuestradores de poder disponer de muchas otras
formas de control.

Este secuestro constituye el mayor y más apremiante desafío que
Chile enfrenta desde su nacimiento como república. En cuatro
años más conmemoraremos doscientos años de vida como nación
"independiente". Vaya paradoja. El bicentenario nos encontrará
secuestrados, despojados de nuestra propia soberanía, sin la
capacidad de autodeterminar nuestra forma de vida, de gobierno,
de educación, o de implementar las más nimias decisiones sobre
nuestros propios asuntos. Es cierto que ningún país, ni tampoco
ningún individuo, puede decir que dispone de una libertad total.
Todos estamos condicionados en algún aspecto. Pero estar
condicionados (es decir, estar afectados por límites estructurales,
presupuestarios, o por el hecho mismo de tener que alcanzar los
consensos propios de la vida en sociedad) no es sinónimo de estar
determinados. Lamentablemente hoy todos y todas estamos
determinados por un orden social que no escogimos y que parece
eternizarse.

Si entendemos de la misma forma este panorama, creo que es
lógico entender que estamos ante un desafío nacional, que no
admite límites en el bando de quienes estén decididos a
reconstruir la auténtica soberanía del pueblo.

El martes 20 de junio, Arturo Martínez, presidente de la CUT,
encabezó la constitución del frente contra la exclusión política en
Chile, formado por los principales líderes de la Concertación y de
la izquierda extraparlamentaria. Esta iniciativa es un acuerdo que
llega de una forma tardía, pero no por ello deja de ser de enorme
relevancia. Lo que está en juego no sólo es dar una
representación parlamentaria a fuerzas políticas que teniendo en
variados distritos una importante votación, no han accedido al
Congreso. Lo verdaderamente importante es que se trata de un
gesto político que compromete a las partes a articular su acción
con el objetivo de devolver al país su capacidad de
autodeterminación y terminar con el secuestro permanente de
nuestra soberanía.

Superar el secuestro de Chile es una causa nacional. No es un
objetivo ideológico, ni partidista. No puede ser subordinado a las
disputas por pequeñas parcelas de poder local, gremial o sectorial.
Es tarea urgente, pero de tal importancia, que merece que se le
dedique el tiempo que sea necesario. En esta tarea debemos ser
muchos los que aportemos con generosidad. No es posible en
este momento anteponer el corto-plazo, la mirada estrecha, la
agenda corta, y el interés particular.

- Alvaro Ramis. Centro Ecuménico Diego de Medellín




28 DE JUNIO: DÍA DEL ORGULLO LÉSBICO, GAY, TRAVESTI, TRANS, INTER Y BISEXUAL

"Estoy orgulloso de ser gay / estoy orgullosa de ser lesbiana /
de ser travesti"

En el bar Stonewall, en el Greenwich Village de Nueva York, la policía había tomado la costumbre de caer en redadas sorpresivas y violentas. Lugar de encuentro de gays, lesbianas y travestis, el bar se convirtió en un ícono del movimiento cuando un 28 de junio de 1969 sus habitantes hicieron retroceder a los policías, después de tres días de resistencia. Fue la primera vez que se escuchó este estribillo desafiante que opone el orgullo a la marginación.
Al año siguiente, una marcha multitudinaria instauró sin saberlo el Día del Orgullo Gay, Lésbico, Travesti y Transexual. Miles y miles se reunieron frente a Stonewall y desfilaron por la Quinta Avenida hasta el Central Park. Desde 1992, en Buenos Aires se realiza una movilización similar pero el primer sábado de noviembre, para recordar la constitución del primer grupo gay, Nuestro Mundo, creado en 1967.
Las sexualidades disidentes de Neuquén el año pasado hicieron público su orgullo. Organizaron una actividad denominada "Nuestros placeres, nuestras resistencias" en coincidencia con el Día del Orgullo. Fue una reunión a sala llena, en el local de SEJUN, convocada por Conciencia VIHDA (gays y travestis) y Fugitivas del Desierto (lesbianas feministas), dos de los grupos más activos de la región. Fue un acto cultural y político "para romper el silencio que impone el régimen heterosexual".
A propósito de ese acto político, las feministas heterosexuales, lesbianas, bisexuales, blancas, trabajadoras... de la Colectiva Feminista "La Revuelta", junto con las compañeras Mónica Reynoso y María Victoria Alfonso, periodistas del Programa Radial "Se dice de mí", expresamos en una declaración: Se trata de un gesto desafiante al modelo sexista y de violencia patriarcal que busca imponerse desde los medios de comunicación, el gobierno, los partidos, el sindicalismo y otros actores sociales cuya única, monótona y omnipresente voz excluye la diversidad y castiga la diferencia. Se trata de un acto de desobediencia, de rebeldía, de creatividad, de libertad y, por lo tanto, de dignidad. Se trata de dar la cara, de poner el cuerpo y de alzar la voz. De decir "aquí estamos, éstas somos, éstos somos, esto pensamos, esto decimos" y se trata, entonces, de un acto que festeja la condición humana. Cada acción de este nuevo 28 de junio en distintos lugares del mundo será parte de ese festejo rebelde en el que nos encontramos comprometidas junto a otras, otrxs y otros.
La sospecha heteronormativa
Es precisamente el sistema patriarcal y heteronormativo el que disciplina y somete el deseo de acuerdo con creencias tan difundidas y asimiladas que las hizo suyas la medicina, la filosofía, la ciencia, el derecho y la religión.
Diana Maffía ha escrito que se trata de tres postulados:
1) los sexos son sólo dos, masculino y femenino;
2) las relaciones sexuales tienen como fin la procreación;
3) la familia es una unidad natural.
Todo aquel comportamiento y opción sexual que se aparte de estas reglas merece ser tenido por sospechoso, raro, patológico, anormal. Su presencia molesta porque confrontan directamente con normas dominantes, vociferan con orgullo su deseo de ser diferentes y desafían la normalidad de la sociedad que histórica y permanentemente las/os ha negado y/o tratado como enfermas/os, desviados/as, torcidos/as.
La utilización de las palabras "lesbiana" y "maricón" como insulto; la presunción de heterosexualidad; los estereotipos que ridiculizan; los chistes; la pregunta por el matrimonio que nunca llega; la creencia de que el sida es una enfermedad sólo de homosexuales, son algunas de las manifestaciones de discriminación fundadas en los postulados que sintetizó Maffía. Cada tanto expresan el colmo de la violencia patriarcal cuando, por ejemplo, algún jefe de la iglesia católica condena la homosexualidad y proscribe el uso de preservativos, único método conocido para prevenir enfermedades de transmisión sexual.
Ningún derecho menos
Entre otras cosas, las integrantes de La Revuelta, pretendemos tensionar nuestro campo de saberes constituidos con los cuales escribimos nuestra existencia en el mundo, con la incomodidad permanente de la pregunta que cuestiona la trama de relaciones en que esos saberes se desplazan y significan, es una tarea primordial que tenemos por delante.
Los saberes construidos desde los feminismos, desde perspectivas queer... abren horizontes, la cuestión será establecer cómo la magnitud de esa apertura se inscribe en nuestra subjetividad, en nuestros cuerpos y en las relaciones de poder, para provocar rupturas, interrupciones, acciones colectivas, nuevas circulaciones y transformaciones.
Por ello, junto con el activismo político en las calles, en los paredones, en las escuelas, en los lugares de trabajo, investigamos sobre estas temáticas tan poco instaladas en la academias, en el entendido que nuestra taera pedagógica es fundamentalmente una tarea política.
Es parte de nuestro aporte a la lucha por la visibilización de las sexualidades transgresoras y disidentes. Así, conformamos un equipo de investigación, dirigido por Graciela Alonso e integrado por docentes de distintos niveles del sistema educativo (Gabriela Herczeg, Patricia Rodríguez, Ruth Zurbriggen y Valeria Flores), con distintas identidades sexuales y pertenencias dentro del activismo feminista y lésbico de la región, que durante el período 2003-2005, llevamos adelante el proyecto de investigación "Cuerpos que hablan. Representaciones acerca de los cuerpos y las sexualidades en mujeres docentes heterosexuales y lesbianas".
Allí abordamos la relación heterosexualidad / homosexualidad en las prácticas escolares y en las representaciones de mujeres docentes, heterosexuales y lesbianas, mostrando que la educación y las instituciones educativas están comprometidas con la transmisión de modelos hegemónicos de ser varón y de ser mujer. Se pudo revelar que además producen discursos y prácticas que originan saberes y mandatos sobre los cuerpos y las sexualidades, contribuyendo a formar no sólo sujetos de género sino también de preferencia sexual.
Transitar por esta investigación generó nuevos interrogantes y desafíos, y nos permitió aproximarnos a una problemática que es importante para profundizar la democracia y la ciudadanía, en tanto la teoría social y política, y las luchas de los movimientos sexo genéricos, tienden cada vez más a ampliar este concepto a sujetos/as y colectivos sociales que el proyecto Moderno ha dejado fuera.
Persuadidas por el desafío, actualmente estamos embarcadas en la puesta de marcha del proyecto de investigación académica de la Universidad Nacional del Comahue titulado "Aproximaciones al estudio de los movimientos sexo-genéricos en Argentina"; buscamos relevar el movimiento sexo-genérico del país, en la convicción de que son quienes "interpelan a las instituciones sociales en pos de extender el significado de ciudadanía". Trataremos de registrar y describir las demandas de los grupos "sexualmente transgresores" en las provincias de Neuquén, Córdoba, Rosario, Mendoza y Buenos Aires.
Partimos de considerar que el Movimiento sexogenérico interpela a las instituciones sociales buscando extender el significado de ciudadanía para ampliar el campo de los derechos económicos, políticos, culturales, educativos, de salud, jurídicos, etc., para todas/os las/los que opten por una vida por fuera de los cánones patriarcales y heteronormativos que se constituyen en el capitalismo actual.
Así, buscamos avanzar en el análisis de los efectos que estas interpelaciones pueden tener para la cultura, la política y específicamente, por nuestras pertenencias, para la educación. Nos interesa revelar cómo se procesan situadamente las relaciones entre identidad, diferencia y desigualdad, sosteniendo una posición que problematiza la esencialidad en la que suelen quedar atrapadas las identidades.
En nuestra perspectiva, los reclamos de los movimientos sexo genéricos politizan no sólo a la homosexualidad y a las distintas formas de disidencia sexual, sino también a la propia heterosexualidad. Si tenemos en cuenta que la educación en general y las instituciones educativas en particular, han estado y están -en todos sus niveles- comprometidas con la heteronormatividad y la construcción de subjetividades heterosexuales, nuestra investigación se propone dar cabida a temáticas que continúan relegadas del status académico y científico. Aspiramos a relevar conocimiento científico que contribuya a hacer efectiva la proclama: ningún derecho menos.
Por el ejercicio de la ciudadanía sexual, la consagración de todos los derechos (cívicos, laborales, asistenciales, legales, educativos, sexuales y reproductivos), por la libertad, la dignidad y el placer de todas, todxs y todos...
Colectiva Feminista "La Revuelta"
Neuquén, 23 de junio de 2006
1.- Patriarcado: una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón. Pacto interclasista entre varones que consideran el cuerpo de las mujeres como su propiedad privada. Sistema ideológico que se adapata en el tiempo y el espacio. Por ejemplo, en los países orientales, las mujeres no pueden salir sin compañía de un varón. En los occidentales, los instrumentos del patriarcado son los medios de comunicación, la discriminación laboral, la violencia de género, los estereotipos sexuales, etc.
2.- Heteronormatividad: Según la cultura y la ciencia, hay sólo dos cuerpos (varones y mujeres), dos géneros (femenino y masculino) y una única dirección del deseo (por el cuerpo opuesto). Por eso no dudamos en preguntar a una joven si tiene novio (jamás si le gusta una mujer) y leemos en el graffiti "Lucha ama a Victoria" una consigna política y no una expresión de amor. Esta forma de leer la realidad es "heteronormativa", severamente cuestionada por el movimiento de lesbianas, gays, travestis, transexuales e intersexuales. Una sociedad heteronormativa pauta los roles sobre la base de la diferencia anatómica entre losexos; crea modos correctos de ser hombre y de ser mujer y valida una única sexualidad, la hétero; excluye, descalifica, neutraliza o persigue lo diferente. Es una sociedad homofóbica. -Fuente ANRed-




Mujeres y elecciones
Sara Lovera* Cimac México, DF

Entre tres y seis millones de personas indecisas, serán la piedra de toque en el próximo proceso electoral, el 53 por ciento de los votos se concentran en ocho entidades del país (16 millones 240 mil sufragios), en cuatro de las cuales gobierna el antiguo y carcomido Partido Revolucionario Institucional (PRI), con una historia irrefrenable de pérdida de votos, mientras que en Veracruz y el Estado de México ha crecido exponencialmente el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En dos estados más, gobierna el Partido de la Revolución Democrática (PRD), con un importante crecimiento en votos, 860 mil tanto en el Distrito Federal como en Michoacán y el Partido Acción Nacional (PAN) gobierna Jalisco y Guanajuato con un aumento en votos superior a los 500 mil.
Las otras cuatro entidades son Veracruz, Nuevo León, Estado de México y Puebla. En Veracruz el PRD ha desarrollado una campaña inmensa, tiene una base electoral crecida en los últimos 3 años y en Puebla la debacle priísta no se sabe a quién ha favorecido.
Este mapeo nos hace pensar que la balanza puede inclinarse claramente. Los expertos dicen que con una distancia hasta de 6 puntos. Es decir el PRD podría triunfar con amplitud. Pero no se sabe.
El tema es cómo se comportarán los indecisos y lo que se llama el voto oculto. El PRI no ha salido del juego, pero al mismo tiempo, sus bases corporativas, como la de los sindicatos, llamaron a votar por el PRD, y en equilibrio apareció rejuvenecida y a todo color la maestra Elba Esther Gordillo, una de las aliadas de Felipe Calderón.
En esta reñida contienda las mujeres no existimos. Saberlo hiela el alma. Nuestra agenda se perdió en el mar de las diatribas y las acusaciones mutuas.
Ningún compromiso fue firmado. Las bases feministas, una vanguardia exigua y sin incidencia durante el sexenio de Vicente Fox, nos han dejado en la lona, para no hablar de un futuro incierto, sin candidatas fuertes y claramente comprometidas, ni educadas ni feministas.
Tanto que hemos desaparecido de la discusión. No somos tema.

Esto me recuerda el anuncio de la señora Carmen Moreno Toscazo, directora del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Mujer, quien en una entrevista con Silvia Magally de CIMAC, anunció que los líderes internacionales habían dejado de considerar como importante la lucha por la igualdad de las mujeres.
No logramos ser clientela para el proceso, ni fuimos tocadas especialmente, a pesar de la exitosa actividad de las diputadas a la legislatura que está por terminar.
Es como si fuéramos zigzagueando en la historia, sin una línea política clara, sin unidad, sin visión de futuro. Me viene así el siguiente ejemplo. Estuve con candidatas y organizaciones civiles el sábado pasado, se trataba de conocer la postura de las futuras diputadas sobre la tragedia de la muerte materna.
No escuché una visión global, politizada, comprometida de un asunto tan enfrentativo, tan claramente ejemplo de la injusticia social y la opresión femenina.
La muerte materna, 68 por cada 100 mil nacidos vivos. Quiere decir al menos mil 300 mujeres muertas por causas ligadas al parto cada año en este país, si nos atenemos a la cifra de 2 millones de nacimientos al año. Es terrible.
¿Cómo podemos entender esto? Pues muy sencillo hay que cruzar esta cifra oprobiosa con los 60 millones de pobres, con la pérdida de empleos, la migración de 4 millones de mexicanos y mexicanas a Estados Unidos, con la visión conservadora con que en este sexenio se vio el problema, con la falta de compromiso legislativo y la incapacidad enorme para entender que en un país donde se ha extremado la desigualdad social, las mujeres son desechables. La mortalidad materna forma parte del fenómeno del feminicidio. Pero no oí nada de eso.
La segmentación cómo se trata el fenómeno de la desigualdad y la opresión femeninas, nos ha enviado al basurero de la historia. Decía yo hace una semana que se necesita un repute en compromiso y convicción feminista.
Si no logramos entender que nuestra desigualdad, todos sus horrores, situados en la lucha por la vida y la libertad, si no hacemos un ejercicio dialéctico de pensamiento y acción, tampoco vamos a lograr que el Estado, sus niveles de gobierno y las y los ciudadanos releven la causa femenina.

Un cambio real de liderazgos, alejados de la cantaleta de que el gobierno firmó compromisos internacionales, más ligado a la realidad nacional, con un diagnóstico claro, es urgente.
Ninguna candidata o dirigente feminista, hasta ahora ha leído el informe sobre los homicidios de mujeres en 10 entidades del país, donde se hallan datos contundentes el nivel donde estamos las mujeres, sobre lo que piensan los gobernantes, con la medida de la impunidad y la indiferencia.
Tres de estos estudios se hicieron, precisamente en el Distrito Federal, Veracruz y Estado de México, con sus 21 millones de votos. Podríamos haber abrevado ahí. Y en estas entidades donde van a contar votos en la decisión del próximo domingo.
En el Estado de México y en el Distrito Federal se concentran los mayores estragos del gobierno neoliberal y paradójicamente en ambos, es donde se ha desarrollado el gobierno y la industria del país, donde hay más obreras que abortan, más mujeres indígenas trasladadas de su entorno a las fábricas, donde existen representaciones de todas las etnias y dónde, como en Chimalhuacán todavía, hoy, a unos días de las elecciones, se hallan mujeres asesinadas tiradas en el canal del desagüe.
Me duele cada muerte por parto, por ahorcamiento, por ejercicio de poder misógino, Me duele cada atropellada como las miles en Veracruz, muchas muertas, me duele cada violada como las miles del Distrito Federal y cada una de las que ultrajó la policía en Atenco. ¿Y nosotras qué?

*Periodista feminista mexicana

06/SL/LR