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16.5.06 

Articulos de Opinion 16-5-06

Revuelta en Sao Paulo: Motines en las cárceles y 115 atentados contra las fuerzas de seguridad en 3 días

x La Haine


Una oficina bancaria y 40 autobuses quemados durante la tercera noche violenta en Sao Paulo. Al menos 61 personas han muerto, según las autoridades. El gobierno y los medios de comunicación responsabilizan al "crimen organizado". Fuentes alternativas subrayan el grave deterioro de las condiciones carcelarias y de los barrios marginales.
Una oficina bancaria y más de 40 autobuses han sido incendiados en la noche de este domingo en el estado brasileño de Sao Paulo. Tras tres días de violencia, al menos 61 personas han muerto, según las autoridades.
La ola de violencia, que comenzó el pasado viernes ataques a puestos y patrullas de policía, ha continuado en la madrugada de este domingo con más atentados y rebeliones en decenas de cárceles.
Según la Secretaría de Seguridad Pública de Sao Paulo, entre el pasado viernes y este lunes se han registrado 115 atentados contra las fuerzas de seguridad.
A los 52 muertos que dejaron los ataques de las primeras dos noches de violencia, se han sumado al menos nueve presos que han muerto en rebeliones en las cárceles de las ciudades Ribeirao Preto y Sao Sebastián.
Del total de víctimas mortales, 36 eran miembros de las policías Militar y Civil, agentes de la Guardia Civil Metropolitana y guardianes carcelarios, así como dos civiles, y 14 supuestos atacantes que fueron abatidos por la policía, según la Secretaría de Seguridad Pública.
Las autoridades han asegurado que la ola de violencia ha sido ejecutada por una "mafia de presos" llamada Primer Comando de la Capital (PCC), supuestamente "como represalia por el cambio de prisión de los cabecillas de esa banda". Varios medios de comunicación burgueses han reclamado al presidente Lula que declare el estado de sitio.
Por su parte, en informaciones difundidas en Indymedia Brasil, sin negar la responsabilidad del PCC, se subraya la profunda degradación que vive el sistema penitenciario brasileño, así como los barrios marginales de la ciudad, que además sufren la permanente represión policial.


Carlos Montemayor

Atenco y la guerra sucia

Los cateos violentos e ilegales en las primeras horas del amanecer y en pequeñas aldeas o en pequeños barrios son una antigua y recurrente práctica de ejércitos represivos y de cuerpos policiacos. Gran parte de la eficacia de estos cateos y las secuelas de sus daños derivan por fuerza de lo inesperado del operativo mismo. Es la sorpresa el arma esencial en esta ocupación súbita de territorios aldeanos o de barrios urbanos. Por ello las primeras horas de la madrugada suelen ser las más idóneas para tales ataques sorpresivos.
Además de la sorpresa, debe destacarse otro dato esencial: la imperiosa, contundente, visible superioridad de las armas sobre familias inermes o sobre la endeble resistencia esporádica de mujeres o ancianos. El armamento es intimidatorio en varios aspectos. Primero, desde los retenes que cercan el territorio y bloquean entradas y salidas de la aldea o del barrio; después, en los comandos de elite que penetran en domicilios con violencia para acentuar la sorpresa y para evidenciar la superioridad de su armamento.
La violencia desplegada en estos operativos suele ser innecesaria desde la perspectiva de las víctimas, no desde la de los elementos militares o policiacos que efectúan el cateo. Porque la violencia extrema tiene una finalidad específica más allá de enfatizar la sorpresa y la superioridad armada: tiene como propósito amedrentar de inmediato, a fin de facilitar las aprehensiones ilegales de veintenas o centenares de hombres, mujeres y niños, incluso de ancianos.
En estos operativos, particularmente en la contrainsurgencia militar, cuando no es posible aún la captura de dirigentes notorios o ya ubicados, se efectúa una peculiar selección de estas multitudes aprehendidas: los jóvenes o los hombres capaces, por su edad y constitución física, de luchar como guerrilleros o de participar en alzamientos regionales.
Las aprehensiones numerosas facilitan varias cosas: la penetración en todas las habitaciones de las casas para detectar rápidamente armas, equipos, pertrechos, alimentos, propaganda o dinero. A estos detalles técnicos y tácticos se debe la imposibilidad de distinguir entre el robo, el despojo, la destrucción indiscriminada y lo que esos elementos y sus jefes quisieran que víctimas y analistas llamáramos solamente "inspección". La secuela de devastación, robo y ultraje es, así, connatural a la inspección y a la aprehensión multitudinaria.
Varias son las funciones de este tipo de aprehensiones colectivas. En la ocupación militar o policiaca contrainsurgente, amedrentar a la población ultrajada y saqueada para "disuadirla" de continuar en la "violencia" social. Segundo, ubicar combatientes. Tercero, identificar dirigentes. Cuarto, retener a familiares de combatientes o de dirigentes. Quinto, seleccionar candidatos para la tortura, para la desaparición forzada, para la consignación penal o para la liberación por falta de pruebas. El más largo corredor en esta represión es la tortura.
Pues bien, quizás puede bastar esta descripción sucinta para situar en otros contextos el valor político y militar de tal tipo de operativos. Uno de los más visibles o evidentes deriva de su naturaleza táctica: es la imposibilidad de que sea una acción improvisada. Se trata de un operativo que no puede surgir por azar, sino por estudio, balance o planeación previa. Es importante reiterarlo: requiere de planificación anticipada.
Segundo, son resultado de una coordinación de varios sectores administrativos y políticos. O sea, "requieren" de la anuencia, coordinación o disposición de poderes municipales, estatales y federales; de agentes del Ministerio Público Federal, de jueces, de servicios médicos, de fuerzas complementarias y de autoridades carcelarias. Esta coordinación multisectorial tampoco puede ser improvisada inopinadamente.
Un aspecto más deriva de los dos anteriores: no son operativos de alto riesgo militar ni policiaco, pues la sorpresa y la superioridad de armamento, más los estudios previos para su aplicación en las zonas ya vigiladas y analizadas, no suponen una resistencia peligrosa ni real. Son operativos de amedrentamiento y sometimiento inmediato, sí. Pero lo notable de estos operativos es, en cambio, su alto riesgo político. Quiero decir, el mensaje social que operativos así encarnan es de tal magnitud que no pueden aplicarse sin un mandato de las autoridades políticas. Claro, es recurrente en la historia de este tipo de acciones el discurso demagógico para deslindar a la autoridad política de la autoridad policiaca o militar. Esto explica y torna necesaria una coordinación más: la de los medios. Es muy útil el silencio, la complicidad e incluso la distorsión generada por televisión, radio y prensa escrita.
Destaquemos también que la autorización de las jerarquías políticas interviene no solamente para la aplicación del operativo en un punto rural o urbano específico, sino en otro aspecto más: el del propio entrenamiento de los cuerpos policiacos o militares.
Hace unos días publiqué en las páginas de La Jornada algunos pasajes de documentos desclasificados recientemente por el gobierno de Estados Unidos. En una carta que el entonces embajador Robert McBride dirigió el 5 de junio de 1971 a las oficinas centrales de Washington, afirma que el secretario de Relaciones Exteriores Emilio Rabasa había solicitado al gobierno de Estados Unidos ayuda para diseñar un programa especial teórico y de entrenamiento para un grupo selecto de mexicanos en tareas policiacas y control de multitudes (crowd control), y que con ese motivo el coronel Manuel Díaz Escobar Figueroa había visitado el día anterior la embajada. Díaz Escobar "mostró especial interés en el control de masas, particularmente en relación con manifestaciones estudiantiles y motines" (he showed special interest in crowd control, dealing with student demonstrations, and riots). Al final de su carta, el embajador señala que "Díaz Escobar es un coronel del Ejército Mexicano y, entre otras cosas, está actualmente a cargo de un grupo de individuos conocidos como los Halcones" (Diaz Escobar is a colonel in Mexican army, and, among other things, is also currently in charge of a group of individuals known as the Halcones.)
En otras palabras, la autorización de la jerarquía política es inherente a este tipo de operativos llamados técnicamente de "control de masas". No hay un divorcio entre la decisión policiaca y militar y la decisión política, desde el entrenamiento de cuadros hasta la planeación de los operativos y su ejecución
Me extendí en estos aspectos de los operativos de cateo porque los he estudiado en diversas épocas y sociedades del mundo contemporáneo y porque ofrecen para el México de hoy un importante aviso: he descrito ampliamente estos operativos, con todas sus secuelas, en mi novela Guerra en el paraíso. Quiero decir que fueron las tácticas militares donde se originaron las desapariciones forzosas y los asesinatos de centenares de campesinos en el estado de Guerrero durante la guerra sucia de los años 70. La guerra sucia en Sudáfrica, Argentina, Uruguay, Chile, Vietnam, Guatemala, en cualquier país, en México mismo, hubiera sido imposible sin estos operativos que en las primeras horas del amanecer ensangrentaron aldeas y barrios enteros. Es el gozne que ha abierto las puertas a los corredores de tortura, muerte y prisión ilegal.
Aplicar en Atenco una de las tácticas elementales de la guerra sucia que ha vivido México en otros momentos de su historia es una grave equivocación política del actual y moribundo gobierno federal. En el contexto del país significa un grave retroceso. Con la complacencia del gobierno federal, mueren mineros en Pasta de Conchos, Coahuila; autoridades federales y estatales reprimen y asesinan a obreros de Sicartsa en Michoacán; autoridades federales y estatales violan leyes y sentencias de jueces de distrito para apoyar el ecocidio de la Minera San Xavier en San Luis Potosí; con el silencio cómplice de autoridades federales se cierra ilegalmente la mina San Martín en Zacatecas; el gobierno federal viola leyes para desconocer, sin la opinión mayoritaria de los mineros, a un líder tan corrupto como a los que convocó a Los Pinos para celebrar a escondidas el Día del Trabajo. En este contexto nacional, matar y reprimir en Atenco echando mano de una de las técnicas esenciales de la guerra sucia es un error y un retorno hacia la barbarie. Es claro, es lógico al menos, pensar que la política de Estado en los últimos meses de la administración de Vicente Fox distorsiona la naturaleza de la ley y de la estabilidad social. Se nos quiere hacer creer que la violencia institucionalizada que constituye el hambre y el empobrecimiento acelerado del país, más los intereses a salvo de las cúpulas de poder, son la paz social. Pero sobre todo se nos quiere hacer saber que, en los últimos meses de este gobierno, la represión sangrienta será la respuesta oficial para todos aquellos que se resistan a aceptar que la paz social es el hambre, la arbitrariedad, la simulación, el desempleo, la desnutrición, la miseria.



Independentzia eta Sozialismorantz
EUSKAL HERRIA PASO A PASO Servicio informativo de ASKAPENA Nº 132

COMPROMISO Y TERNURA

En Euskal Herria ha muerto Jokin Gorostidi cuya trayectoria personal y
política vamos a glosar en este Boletín.
Su vida ha sido una bella experiencia de compromiso compartida: Jokin e
Itziar,
Itziar y Jokin, dos vidas que se fundieron de tal manera que la
complementariedad es tan reseñable como la especificidad. Un intenso amor
humano y revolucionario que los ha hecho inseparables en la vida y,
necesariamente vinculados, en esta reseña.

En la vanguardia de la democracia. El antifranquismo militante

Itziar nació en Deba en 1943 y Jokin nació en Tolosa en 1944. Eran los años
de la dictadura franquista. El pueblo vasco soportaba en silencio la
represión esperando que algún día, y sin saber cómo, las cosas cambiaran. Ni el Gobierno Vasco en el exilio ni el PNV (prácticamente desactivado) querían enfrentarse a la dictadura. En Euskal Herria, sin embargo, iba tomando cuerpo la conciencia de que había que enfrentarse al Régimen. Era la década de los 60 y los vientos de libertad soplaban también en esta tierra. En aquel contexto un grupo nutrido de jóvenes asumieron la responsabilidad de enfrentar la dictadura y abrieron un frente de liberación al que denominaron Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad), conocido como ETA.

Dejaron a un lado todas las comodidades y asumieron todos los riesgos porque "No
aceptamos este mundo desquiciado de nuestros padres". Aquel grupo de
jóvenes promocionó la cultura, la lengua, intentó abrir vías de diálogo y
comunicación con los estados pero sus esfuerzos resultaron inútiles.
Llegaron a la conclusión de que la única posibilidad de abrir cauces de comunicación
con el poder era la de demostrar la misma fuerza que éste. Asumieron la
estrategia de la lucha armada conscientes de que "tendremos que actuar como
ovejas con piel de lobo". Su opción por un proyecto de izquierda les ayudó
a ir aparcando sus ideas pequeño burguesas y a madurar en el internacionalismo
de clase.

En ese grupo de luchadores, pioneros de antifranquismo activo y de
izquierda, hay que ubicar a Itziar y Jokin. La persecución y el riesgo de muerte con
rostro de fascismo siempre les anduvo rondando. En cierta ocasión Jokin
esperaba a otro militante histórico, Txabi Etxebarrieta, cuando éste cayó
acribillado por las balas franquistas. En 1969 fueron detenidos al mismo
tiempo Itziar, su padre y Jokin. Fueron duramente torturados física y
psicológicamente. Ambos formaron parte del grupo de militantes vascos que
fue juzgado y condenado en el Proceso de Burgos. A Jokin le impusieron dos penas
de muerte. Cuando sus abogados se los comunicaron el respondió "Esto activará
la conciencia y la movilización de las calles". Penas de muerte conmutadas,
recorrido por diferentes cárceles hasta que, en 1977, fueron extrañados a
Bruselas.

Reencuentro con Itziar e incorporación a la lucha

"En Bruselas volvimos a reencontrarnos ¡Cómo nos abrazamos! Y desde
entonces, dice Itziar, hemos seguido juntos. Decidimos de mutuo acuerdo no tener
hijos; no los necesitábamos ya que este pueblo tiene muchos hijos; todos y todas
las hijas de este pueblo serían nuestras". En un ejercicio de desobediencia
civil, rompieron la medida de extrañamiento y, cogidos de la mano, Itziar y Jokin
aparecieron en la Marcha por la Libertad que recorrió Euskal Herria en 1977.
Los compromisos políticos que ambos han ido asumiendo como militantes de la
izquierda abertzale son incontables. Jokin fue fundador de Herri Batasuna y
uno de los parlamentarios de esta formación que recibió al rey Borbón en la Casa
de Juntas de Gernika entonando el canto a los patriotas vascos; fueron
expulsados violentamente por los servicios de seguridad del PNV. Itziar
formaba parte de la Mesa Nacional de Herri Batasuna que fue encarcelada por orden de
la Audiencia Nacional en 1998 permaneciendo varios meses en prisión. Jokin
asumió en 1990 el papel de apoyo a deportados vascos que están en distintos
países del mundo. En uno de estos viajes, a Cabo Verde en 1993, contrajo
una gravísima enfermedad. Este trabajo lo utilizó Garzón para acusarlo de
colaborar con ETA. Compareció voluntariamente en la Audiencia Nacional en el
año 2000 y quedó en libertad bajo fianza de 30.000 euros. El mismo juez
ordenó su arresto en diciembre de 2003 volviendo a quedar libre bajo fianza
de 18.000 euros. En la actualidad, era uno de los encausados en el proceso
18/98 y debía de haber prestado declaración en Abril. Volvía de preparar su
declaración cuando le sobrevino el infarto viajando, como tantas veces, en
compañía de Itziar.
Esta ha señalado a los culpables de la muerte: " No ha muerto por
casualidad.
Ha sido la política represiva del PSOE la que lo ha matado. Vivía aquí
tranquilo pero no le han dejado vivir en paz". La misma acusación hicieron
los compañeros de banquillo de Jokin en una comparecencia colectiva del 26 de
abril.

El testimonio de Itziar

Este fue su testimonio en el acto de homenaje que le tributó la Izquierda
Abertzale el día 30 de abril: "Era digno, humilde, dulce, de pocas palabras,
exigente consigo mismo, firme, con un punto de ironía?ha sido recto y me ha
enseñado mucho, entre otras cosas, que no hay revolución sin sufrimiento. Si
queremos liberar a nuestro pueblo tenemos que aceptar el dolor?. En este
momento mi corazón está roto. Se me ha ido el cuerpo que tanto he amado y
que tantas veces he acariciado con mis besos? He vivido con gran orgullo hasta
tal punto de que no cabe en mi el orgullo que me provoca el haber compartido mi
vida con un hombre de esta talla. Prometo que hasta el día de mi muerte, y
acumulando fuerzas, seguiré trabajando a favor de la libertad de este
pueblo".

El testamento de Jokin

Antes de que se iniciara el juicio 18/98 Jokin escribió estas líneas: "1970,
proceso de Burgos, en el sumario 31/69 me impusieron dos penas de muerte.
De
nuevo en el 2005, me veo incurso en el proceso 18/98. Ayer y hoy. De nuevo
secuestrado por la estrategia de guerra del Estado español. Euskal Herria
necesita recuperar la palabra y la capacidad de decisión. Hasta que no lo
consigamos, no nos silenciarán. Dejad en paz a Euskal Herria"

¡ Agur, Jokin , hasta la victoria y muchas gracias!

Euskal Herria, 4 de mayo de 2006.