Articulos de Opinion 12-5-06
ALAI, América Latina en Movimiento
Tribunal de los Pueblos a las Transnacionales Europeas
Sally Burch
El "Tribunal de los Pueblos a las Transnacionales Europeas y al sistema de poder de las corporaciones en América Latina y el Caribe" inicia en Viena, Austria, el 10 de mayo, la víspera de la Cumbre Presidencial entre los dos continentes.
El Tribunal pasará revisión a la actuación de las empresas transnacionales en cinco áreas, escogidas por las denuncias recibidas o por simbolizar luchas emblemáticas. Éstas son: servicios públicos -agua y electricidad-, recursos naturales -hidrocarburos y minería-, cadena agroalimentaria, el mundo del trabajo y finanzas. Luego de la presentación de un informe general por área, durante dos días el Tribunal escuchará los testimonios de unas 30 personas de 11 países de América Latina y el Caribe, quienes hablarán del impacto del accionar de las transnacionales en sus países, sus comunidades, sus lugares de trabajo, sobre la soberanía de los Estados y muchas otras dimensiones.
Entre las empresas enjuiciadas constan la empresa Suez de Francia, en relación a los servicios privatizados del agua en cinco países; la petrolera española Repsol, con testimonios de Colombia, Bolivia y Ecuador; la empresa alemana Bayer, por el efecto de los agroquímicos en Perú; seis empresas de forestación y celulosa, por las plantaciones en Uruguay y en el sur de Brasil; y la Telefónica de España, a propósito de derechos laborales.
Un jurado de ocho miembros, provenientes de los dos continentes, emitirá un veredicto. Al igual que los anteriores tribunales de los pueblos, se trata, por supuesto, de un tribunal de opinión, que no tiene un poder vinculante. Su relevancia reside más bien en las orientaciones que puede dar para la continuidad del trabajo de los movimientos de lucha -donde no se excluye la posibilidad de llevar algunos de los casos ante la justicia ordinaria-, y la visibilidad que permite dar a las denuncias.
Enjuiciar al sistema de poder transnacional
Como comentó una de las coordinadoras del Tribunal, Claudia Torrelli, de la Alianza Social Continental: "el tribunal es un primer paso para empezar a sistematizar, generar convergencias en todo lo que sea el trabajo con las multinacionales, tanto para fortalecer campañas concretas, como para tener dentro del movimiento demandas más claras y articuladas sobre la lucha frente a las transnacionales y qué es lo que pretendemos: si son regulaciones, si es sacarlas de determinados sectores económicos...". Apunta, además, a la visibilización de esta problemática y a la desmitificación "porque mucha gente piensa que sin transnacionales no podemos vivir, que necesitamos la inversión transnacional directa, que son siempre buenas, que siempre traen recursos tecnológicos, que acomodan la balanza de pagos de nuestros países".
El Tribunal está organizado por la Red Biregional Europa - América Latina y el Tribunal Permanente de los Pueblos. A diferencia de tribunales anteriores, este es el primer tribunal que se propone enjuiciar, no solo a empresas concretas, sino también al propio sistema del poder transnacional corporativo. "Estamos denunciando que ésta es una cuestión estructural y sistémica -señala Torrelli-. Y que por lo tanto requiere de una respuesta que va mucho más allá de las respuestas o luchas concretas, si bien la suma de todas estas luchas hace parte de un proceso de visibilización y de estrategias. Pero no queremos hablar solamente de casos concretos, sino a través de estos casos mostrar una situación mucho más estructural".
El Tribunal es parte del Foro Enlazando Alternativas, que proseguirá paralelo a la Cumbre hasta al día 13.
Europa: mayor inversionista en ALC
Hasta ahora, por ser EE.UU. el primer país en inversiones en la región, y más aún con la oposición que han concitado las negociaciones del ALCA y de los TLCs, la mirada de los movimientos sociales ha estado dirigida sobretodo al impacto de las empresas norteamericanas; sin embargo, la Unión Europea, como conjunto, tiene más inversiones que Norteamérica en la región, y está presente en muchas áreas estratégicas como agua, finanzas, telecomunicaciones y energía.
Las transnacionales europeas, durante los años '90, comenzaron a gravitar con fuerza en la economía latinoamericana, con impactos concretos en el medio ambiente, sobre el empleo, en las comunidades, en el uso de la tierra y particularmente en los servicios públicos. España, que cuenta con la mitad de esta inversión, tiene una considerable presencia en servicios públicos, telecomunicaciones y finanzas, entre otros sectores. En servicios públicos están también Portugal, Francia e Italia. Incluso, España y Portugal comenzaron a ser economías globales a partir de las inversiones en América Latina de sus empresas estatales (que luego privatizaron), tomando grandes porciones de estos sectores económicos en el continente del sur. Holanda, Inglaterra y Alemania tienen una trayectoria de muchas décadas de inversión, más diversificada, en áreas como supermercados, servicios financieros, seguros e hidrocarburos, entre otros.
http://alainet.org/active/11405
Cada año se producen en el mundo unos
120 millones de accidentes de trabajo
Francisco Arias Solis
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen anualmente en el mundo unos 120 millones de accidentes de trabajo, que causan la muerte a casi 200.000 trabajadores, y una cifra estimada de 68 a 157 millones de nuevos casos de enfermedad debidos a exposiciones profesionales diversas.
Entre el 40 y el 50% de la población mundial está expuesta a algún tipo de riesgo en su trabajo, ya sea físico, químico, biológico, psicosocial o ergonómico.
Los especialistas han determinado alrededor de 100.000 sustancias químicas, 50 factores físicos, 200 factores biológicos y 20 condiciones ergonómicas de efectos adversos, y un número similar de sobrecargas físicas asociadas a multitud de problemas psicológicos y sociales que también pueden considerarse como riesgos profesionales capaces de provocar accidentes de trabajo, enfermedades y reacciones de estrés, y de perjudicar el bienestar de la persona.
Para estos especialistas, es particularmente preocupante el riesgo de cáncer como consecuencia de la exposición profesional. En efecto, se han relacionado de 300 a 350 factores químicos, físicos o biológicos con efectos cancerígenos en el trabajo, entre los cuales figura el benceno, el cromo, el amianto, las nitrosaminas, los rayos ultravioletas, las radiaciones ionizantes y la aflatoxinas. Los cánceres profesionales más corrientes son los que afectan al pulmón, la vejiga, la piel y los huesos.
Los factores alergenos, de los cuales existen unos 3.000 y cuyos efectos se observan frecuentemente después de exposiciones profesionales, provocan dermatosis y alergias respiratorias, en particular asma, que se registran de manera creciente en varios países industrializados.
El agotamiento y el estrés que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta en los países industrializados a más del 30% de la población trabajadora, puede dar lugar a trastornos del sueño y depresión, y aumentar el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y, en particular, hipertensión.
En los países en vías de desarrollo, los riesgos profesionales amenazan ante todo a los trabajadores empleados en el campo y en la producción industrial primaria. Los grandes esfuerzos físicos y las intoxicaciones por plaguicidas y polvos orgánicos a menudo se ven agravados por factores relacionados con la pobreza del entorno: enfermedades infecciosas debido a las malas condiciones de higiene y saneamiento, enfermedades parasitarias crónicas, problemas de nutrición, analfabetismo.
En definitiva, la situación de riesgo grave para su salud con la que conviven gran número de trabajadores en el mundo, resulta incompatible con una sociedad del siglo XXI. Los 120 millones de accidentes de trabajo anuales con casi 200.000 muertos, las horas de trabajo perdidas y el enorme coste económico (del 10 al 15% del PNB según cálculos de la OMS) configuran una sociedad que no solo despilfarra su principal recurso, el hombre, sino que además se muestra dramáticamente injusta. Y como dijo el poeta: "Millones de camisas enlutadas esperan ya sus cuerpos, / millones de metros de tierra viva / esperan ya las tumbas. / Y hay millones de brazos esperando / la tremenda embestida de la muerte".
http://alainet.org/active/11392
El futuro que ya llegó
Luis Hernández Navarro
Un nuevo ciclo de luchas sociales contra la globalización neoliberal se ha abierto hoy en el mundo. Francia y Estados Unidos son su epicentro. El rechazo al trabajo precario y el reconocimiento de nuevas formas de ciudadanía para los trabajadores inmigrantes son su eje central.
En Francia, las movilizaciones se han sucedido una a otra. El 29 de mayo de 2005 triunfó el /no/ en el referendo para ratificar la Constitución europea. Apenas cinco meses después, el 27 de octubre, la trágica muerte de dos adolescentes que huían de una persecución policial precipitó la revuelta de los suburbios, protagonizada, en mucho, por jóvenes descendientes de inmigrantes. En febrero y marzo de este año las grandes huelgas de estudiantes y trabajadores obligaron al gobierno a dar marcha atrás en su ley contra el contrato del primer empleo.
Desde el 10 de marzo, en Estados Unidos, millones de trabajadores indocumentados y estudiantes latinos han suspendido sus empleos y tomado las calles de las principales ciudades exigiendo una reforma migratoria que legalice su estancia en ese país.
Las masivas protestas en ambos países resisten un modelo laboral basado en la combinación de trabajo informal, trabajo ilegal y migración. Su mecánica es sencilla: reducir los costos de producción sobre la base de la expansión de la economía informal y la desregulación laboral, utilizando para ello la mano de obra inmigrante.
Por eso las jornadas de lucha a favor de una reforma migratoria son parte no sólo de un amplio movimiento por los derechos civiles, sino instrumento indispensable de los trabajadores indocumentados para la conquista de mejores salarios y condiciones de trabajo.
Las movilizaciones en Francia y en Estados Unidos son expresión del grado de ruptura de la universalidad de la ciudadanía promovidas por la desestructuración de los mercados de trabajo y la expoliación de derechos. Pero son, asimismo, un indicador de la profunda crisis que viven las metrópolis en sus políticas, tanto en el control de los flujos migratorios como en la integración de los migrantes. Sus modelos, tanto el llamado /melting pot/ como la tradición republicana de absorción y socialización a través de la residencia y la escuela, ya no funcionan con fluidez.
La movilización de los indocumentados latinos en el Imperio muestra, también, las profundas transformaciones que está sufriendo la ciudadanía en la era de la globalización. La reivindicación de reconocimiento legal de los sin papeles, no nada más como trabajadores huéspedes, sino como ciudadanos sin renunciar a su cultura, es un gran desafío a un modelo de ciudadanía que exige la plena asimilación social de los incluidos.
Las jornadas de lucha en contra de la globalización neoliberal iniciadas en Seattle, en 1999, anticipan lo que son las protestas en Francia y Estados Unidos. El movimiento altermundista, con sus foros y redes internacionales y sus acciones de asedio en contra de los organismos financieros multilaterales, aparece así como un ensayo general de una ofensiva social contra un modelo económico mucho más amplia, masiva y contundente. Seattle anuncia un nuevo ciclo de luchas contra la mundialización que se expresa con toda su madurez seis años después, precisamente en los mismos países en los que, durante el siglo XVIII, dio inicio una nueva etapa de transformación política profunda alrededor de la lucha por los derechos humanos.
Por supuesto, este nuevo ciclo de luchas se expresa también en todos los rincones del planeta. Las grandes manifestaciones en Gran Bretaña y Alemania en contra de la reforma al sistema de pensiones así lo demuestran. Las luchas indígenas anticapitalistas en América Latina, desde el EZLN en México hasta la Conaie en Ecuador, son parte de ellas. La resistencia en Irak contra la invasión estadunidense es elemento esencial en este relanzamiento.
Ejemplo del carácter innovador que la lucha social adquirirá a partir de ahora, es el boicot de los indocumentados en Estados Unidos este 1º de mayo. La iniciativa hace coincidir simultáneamente acciones en el terreno de la producción (paros, faltas colectivas y cierre de negocios) con boicots de consumidores y manifestaciones callejeras. De esta manera se demuestra simultáneamente la capacidad de movilización política de la comunidad, el peso de la fuerza laboral y el poder económico de los consumidores latinos.
En Estados Unidos existe una larga historia y experiencia en la organización de boicots por parte de movimientos a favor de los derechos civiles. Hay, también, una fuerte conciencia del poder de los consumidores y asociaciones con una amplia membresía que los agrupan.
Los ejemplos que dan cuenta de esta tradición son numerosos. La Suprema Corte de Justicia de ese país promulgó leyes antidiscriminatorias en favor de la comunidad afroestadunidense como resultado de la presión social generada en el sur de ese país, en parte por el boicot en contra del transporte colectivo discriminatorio organizado por Rosa Parks y Martín Luther King. César Chávez y la Unión de Trabajadores Agrícolas orquestaron un amplio boicot contra el consumo de uvas para exigir el reconocimiento de derechos laborales para los jornaleros del campo. La trasnacional Nestlé sufrió fuertes pérdidas por una campaña en su contra que llamó a no comprar sus productos. Más recientemente, estudiantes universitarios protagonizaron un boicot contra los tenis /Nike/ por fabricar su calzado con mano de obra sobrexplotada en países del tercer mundo.
En contra de lo que se ha dicho, las grandes protestas en Francia y en Estados Unidos no son expresiones nostálgicas y reaccionarias de un pasado ido. Por el contrario, expresan un futuro que ya llegó.
http://alainet.org/active/11324
Tribunal de los Pueblos a las Transnacionales Europeas
Sally Burch
El "Tribunal de los Pueblos a las Transnacionales Europeas y al sistema de poder de las corporaciones en América Latina y el Caribe" inicia en Viena, Austria, el 10 de mayo, la víspera de la Cumbre Presidencial entre los dos continentes.
El Tribunal pasará revisión a la actuación de las empresas transnacionales en cinco áreas, escogidas por las denuncias recibidas o por simbolizar luchas emblemáticas. Éstas son: servicios públicos -agua y electricidad-, recursos naturales -hidrocarburos y minería-, cadena agroalimentaria, el mundo del trabajo y finanzas. Luego de la presentación de un informe general por área, durante dos días el Tribunal escuchará los testimonios de unas 30 personas de 11 países de América Latina y el Caribe, quienes hablarán del impacto del accionar de las transnacionales en sus países, sus comunidades, sus lugares de trabajo, sobre la soberanía de los Estados y muchas otras dimensiones.
Entre las empresas enjuiciadas constan la empresa Suez de Francia, en relación a los servicios privatizados del agua en cinco países; la petrolera española Repsol, con testimonios de Colombia, Bolivia y Ecuador; la empresa alemana Bayer, por el efecto de los agroquímicos en Perú; seis empresas de forestación y celulosa, por las plantaciones en Uruguay y en el sur de Brasil; y la Telefónica de España, a propósito de derechos laborales.
Un jurado de ocho miembros, provenientes de los dos continentes, emitirá un veredicto. Al igual que los anteriores tribunales de los pueblos, se trata, por supuesto, de un tribunal de opinión, que no tiene un poder vinculante. Su relevancia reside más bien en las orientaciones que puede dar para la continuidad del trabajo de los movimientos de lucha -donde no se excluye la posibilidad de llevar algunos de los casos ante la justicia ordinaria-, y la visibilidad que permite dar a las denuncias.
Enjuiciar al sistema de poder transnacional
Como comentó una de las coordinadoras del Tribunal, Claudia Torrelli, de la Alianza Social Continental: "el tribunal es un primer paso para empezar a sistematizar, generar convergencias en todo lo que sea el trabajo con las multinacionales, tanto para fortalecer campañas concretas, como para tener dentro del movimiento demandas más claras y articuladas sobre la lucha frente a las transnacionales y qué es lo que pretendemos: si son regulaciones, si es sacarlas de determinados sectores económicos...". Apunta, además, a la visibilización de esta problemática y a la desmitificación "porque mucha gente piensa que sin transnacionales no podemos vivir, que necesitamos la inversión transnacional directa, que son siempre buenas, que siempre traen recursos tecnológicos, que acomodan la balanza de pagos de nuestros países".
El Tribunal está organizado por la Red Biregional Europa - América Latina y el Tribunal Permanente de los Pueblos. A diferencia de tribunales anteriores, este es el primer tribunal que se propone enjuiciar, no solo a empresas concretas, sino también al propio sistema del poder transnacional corporativo. "Estamos denunciando que ésta es una cuestión estructural y sistémica -señala Torrelli-. Y que por lo tanto requiere de una respuesta que va mucho más allá de las respuestas o luchas concretas, si bien la suma de todas estas luchas hace parte de un proceso de visibilización y de estrategias. Pero no queremos hablar solamente de casos concretos, sino a través de estos casos mostrar una situación mucho más estructural".
El Tribunal es parte del Foro Enlazando Alternativas, que proseguirá paralelo a la Cumbre hasta al día 13.
Europa: mayor inversionista en ALC
Hasta ahora, por ser EE.UU. el primer país en inversiones en la región, y más aún con la oposición que han concitado las negociaciones del ALCA y de los TLCs, la mirada de los movimientos sociales ha estado dirigida sobretodo al impacto de las empresas norteamericanas; sin embargo, la Unión Europea, como conjunto, tiene más inversiones que Norteamérica en la región, y está presente en muchas áreas estratégicas como agua, finanzas, telecomunicaciones y energía.
Las transnacionales europeas, durante los años '90, comenzaron a gravitar con fuerza en la economía latinoamericana, con impactos concretos en el medio ambiente, sobre el empleo, en las comunidades, en el uso de la tierra y particularmente en los servicios públicos. España, que cuenta con la mitad de esta inversión, tiene una considerable presencia en servicios públicos, telecomunicaciones y finanzas, entre otros sectores. En servicios públicos están también Portugal, Francia e Italia. Incluso, España y Portugal comenzaron a ser economías globales a partir de las inversiones en América Latina de sus empresas estatales (que luego privatizaron), tomando grandes porciones de estos sectores económicos en el continente del sur. Holanda, Inglaterra y Alemania tienen una trayectoria de muchas décadas de inversión, más diversificada, en áreas como supermercados, servicios financieros, seguros e hidrocarburos, entre otros.
http://alainet.org/active/11405
Cada año se producen en el mundo unos
120 millones de accidentes de trabajo
Francisco Arias Solis
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen anualmente en el mundo unos 120 millones de accidentes de trabajo, que causan la muerte a casi 200.000 trabajadores, y una cifra estimada de 68 a 157 millones de nuevos casos de enfermedad debidos a exposiciones profesionales diversas.
Entre el 40 y el 50% de la población mundial está expuesta a algún tipo de riesgo en su trabajo, ya sea físico, químico, biológico, psicosocial o ergonómico.
Los especialistas han determinado alrededor de 100.000 sustancias químicas, 50 factores físicos, 200 factores biológicos y 20 condiciones ergonómicas de efectos adversos, y un número similar de sobrecargas físicas asociadas a multitud de problemas psicológicos y sociales que también pueden considerarse como riesgos profesionales capaces de provocar accidentes de trabajo, enfermedades y reacciones de estrés, y de perjudicar el bienestar de la persona.
Para estos especialistas, es particularmente preocupante el riesgo de cáncer como consecuencia de la exposición profesional. En efecto, se han relacionado de 300 a 350 factores químicos, físicos o biológicos con efectos cancerígenos en el trabajo, entre los cuales figura el benceno, el cromo, el amianto, las nitrosaminas, los rayos ultravioletas, las radiaciones ionizantes y la aflatoxinas. Los cánceres profesionales más corrientes son los que afectan al pulmón, la vejiga, la piel y los huesos.
Los factores alergenos, de los cuales existen unos 3.000 y cuyos efectos se observan frecuentemente después de exposiciones profesionales, provocan dermatosis y alergias respiratorias, en particular asma, que se registran de manera creciente en varios países industrializados.
El agotamiento y el estrés que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta en los países industrializados a más del 30% de la población trabajadora, puede dar lugar a trastornos del sueño y depresión, y aumentar el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y, en particular, hipertensión.
En los países en vías de desarrollo, los riesgos profesionales amenazan ante todo a los trabajadores empleados en el campo y en la producción industrial primaria. Los grandes esfuerzos físicos y las intoxicaciones por plaguicidas y polvos orgánicos a menudo se ven agravados por factores relacionados con la pobreza del entorno: enfermedades infecciosas debido a las malas condiciones de higiene y saneamiento, enfermedades parasitarias crónicas, problemas de nutrición, analfabetismo.
En definitiva, la situación de riesgo grave para su salud con la que conviven gran número de trabajadores en el mundo, resulta incompatible con una sociedad del siglo XXI. Los 120 millones de accidentes de trabajo anuales con casi 200.000 muertos, las horas de trabajo perdidas y el enorme coste económico (del 10 al 15% del PNB según cálculos de la OMS) configuran una sociedad que no solo despilfarra su principal recurso, el hombre, sino que además se muestra dramáticamente injusta. Y como dijo el poeta: "Millones de camisas enlutadas esperan ya sus cuerpos, / millones de metros de tierra viva / esperan ya las tumbas. / Y hay millones de brazos esperando / la tremenda embestida de la muerte".
http://alainet.org/active/11392
El futuro que ya llegó
Luis Hernández Navarro
Un nuevo ciclo de luchas sociales contra la globalización neoliberal se ha abierto hoy en el mundo. Francia y Estados Unidos son su epicentro. El rechazo al trabajo precario y el reconocimiento de nuevas formas de ciudadanía para los trabajadores inmigrantes son su eje central.
En Francia, las movilizaciones se han sucedido una a otra. El 29 de mayo de 2005 triunfó el /no/ en el referendo para ratificar la Constitución europea. Apenas cinco meses después, el 27 de octubre, la trágica muerte de dos adolescentes que huían de una persecución policial precipitó la revuelta de los suburbios, protagonizada, en mucho, por jóvenes descendientes de inmigrantes. En febrero y marzo de este año las grandes huelgas de estudiantes y trabajadores obligaron al gobierno a dar marcha atrás en su ley contra el contrato del primer empleo.
Desde el 10 de marzo, en Estados Unidos, millones de trabajadores indocumentados y estudiantes latinos han suspendido sus empleos y tomado las calles de las principales ciudades exigiendo una reforma migratoria que legalice su estancia en ese país.
Las masivas protestas en ambos países resisten un modelo laboral basado en la combinación de trabajo informal, trabajo ilegal y migración. Su mecánica es sencilla: reducir los costos de producción sobre la base de la expansión de la economía informal y la desregulación laboral, utilizando para ello la mano de obra inmigrante.
Por eso las jornadas de lucha a favor de una reforma migratoria son parte no sólo de un amplio movimiento por los derechos civiles, sino instrumento indispensable de los trabajadores indocumentados para la conquista de mejores salarios y condiciones de trabajo.
Las movilizaciones en Francia y en Estados Unidos son expresión del grado de ruptura de la universalidad de la ciudadanía promovidas por la desestructuración de los mercados de trabajo y la expoliación de derechos. Pero son, asimismo, un indicador de la profunda crisis que viven las metrópolis en sus políticas, tanto en el control de los flujos migratorios como en la integración de los migrantes. Sus modelos, tanto el llamado /melting pot/ como la tradición republicana de absorción y socialización a través de la residencia y la escuela, ya no funcionan con fluidez.
La movilización de los indocumentados latinos en el Imperio muestra, también, las profundas transformaciones que está sufriendo la ciudadanía en la era de la globalización. La reivindicación de reconocimiento legal de los sin papeles, no nada más como trabajadores huéspedes, sino como ciudadanos sin renunciar a su cultura, es un gran desafío a un modelo de ciudadanía que exige la plena asimilación social de los incluidos.
Las jornadas de lucha en contra de la globalización neoliberal iniciadas en Seattle, en 1999, anticipan lo que son las protestas en Francia y Estados Unidos. El movimiento altermundista, con sus foros y redes internacionales y sus acciones de asedio en contra de los organismos financieros multilaterales, aparece así como un ensayo general de una ofensiva social contra un modelo económico mucho más amplia, masiva y contundente. Seattle anuncia un nuevo ciclo de luchas contra la mundialización que se expresa con toda su madurez seis años después, precisamente en los mismos países en los que, durante el siglo XVIII, dio inicio una nueva etapa de transformación política profunda alrededor de la lucha por los derechos humanos.
Por supuesto, este nuevo ciclo de luchas se expresa también en todos los rincones del planeta. Las grandes manifestaciones en Gran Bretaña y Alemania en contra de la reforma al sistema de pensiones así lo demuestran. Las luchas indígenas anticapitalistas en América Latina, desde el EZLN en México hasta la Conaie en Ecuador, son parte de ellas. La resistencia en Irak contra la invasión estadunidense es elemento esencial en este relanzamiento.
Ejemplo del carácter innovador que la lucha social adquirirá a partir de ahora, es el boicot de los indocumentados en Estados Unidos este 1º de mayo. La iniciativa hace coincidir simultáneamente acciones en el terreno de la producción (paros, faltas colectivas y cierre de negocios) con boicots de consumidores y manifestaciones callejeras. De esta manera se demuestra simultáneamente la capacidad de movilización política de la comunidad, el peso de la fuerza laboral y el poder económico de los consumidores latinos.
En Estados Unidos existe una larga historia y experiencia en la organización de boicots por parte de movimientos a favor de los derechos civiles. Hay, también, una fuerte conciencia del poder de los consumidores y asociaciones con una amplia membresía que los agrupan.
Los ejemplos que dan cuenta de esta tradición son numerosos. La Suprema Corte de Justicia de ese país promulgó leyes antidiscriminatorias en favor de la comunidad afroestadunidense como resultado de la presión social generada en el sur de ese país, en parte por el boicot en contra del transporte colectivo discriminatorio organizado por Rosa Parks y Martín Luther King. César Chávez y la Unión de Trabajadores Agrícolas orquestaron un amplio boicot contra el consumo de uvas para exigir el reconocimiento de derechos laborales para los jornaleros del campo. La trasnacional Nestlé sufrió fuertes pérdidas por una campaña en su contra que llamó a no comprar sus productos. Más recientemente, estudiantes universitarios protagonizaron un boicot contra los tenis /Nike/ por fabricar su calzado con mano de obra sobrexplotada en países del tercer mundo.
En contra de lo que se ha dicho, las grandes protestas en Francia y en Estados Unidos no son expresiones nostálgicas y reaccionarias de un pasado ido. Por el contrario, expresan un futuro que ya llegó.
http://alainet.org/active/11324